El 21 de julio último la organización sin fines de lucro Acción Solidaria Junín, emprendió un nuevo viaje a Víboras Blancas, donde pasaron una semana en el Impenetrable chaqueño brindando herramientas, conocimientos y estructuras a la comunidad que vive en el medio del monte.
Todos los años, los integrantes viajan varias veces a los sectores más necesitados para entregar mercadería y diferentes elementos, ya sea colchones, muebles, ropa y alimentos no perecederos.
Además hacen sus respectivas campañas para juntar dinero y financiar el combustible del camión que viaja y los autos que van acompañando.
“Fue una experiencia enriquecedora para todos y volvimos felices, sabiendo que trajimos mucho más de lo que les hemos dejado”, exclamaron desde la ONG.
Cabe destacar que se creó una huerta comunitaria, se colocó una bomba y tanque de agua y se instaló un taller de costura con una máquina de coser. “Además dimos algunas clases de cocina y dejamos la placita en condiciones con todos sus juegos pintados”.
“Repartimos cada una de las prendas y el calzado que fuimos recibiendo y cada familia se llevó lo que necesitaba y sabemos que falta mucho más”, agregaron.
“Volvimos con el alma plena, sabiendo que gracias a todos logramos cambiarle la cara a nuestros hermanos, aportando, tal vez, un granito de arena, intentando mejorar sus realidades”, subrayaron.
“La necesidad de formarse”
“En esta ocasión Acción Solidaria viajó a Víboras Blancas, un paraje ubicado en la provincia de Chaco. Generalmente ellos van a colaborar a empujar y dar una mano para que crezcan”, explicó Martín Zunino, quien en este último viaje fue con la misión de construir la huerta comunitaria.
“Surgió de los pobladores la necesidad de formarse y capacitarse, ya que las alternativas laborales son escasas y viven del monte; los contratan por temporada y quieren buscar otros tipos de salidas”, agregó.
“A raíz de eso, la organización convocó a formadores de oficio. Fue Alicia, en costura, y se llevaron máquinas profesionales para hacer prendas; Andrés que tiene una metalúrgica, es un todo terreno y fue a hacer de todo como instalación eléctrica, colocó una bomba de agua con un tanque al lado de la huerta. En todo lo que son construcciones edilicias y reformas o mejoras estuvieron a cargo de él. Ana fue a dar un taller de cocina”, informó.
“Silvina brindó entretenimiento a los más chicos, junto a otras chicas más, que fueron de Junín. Restauraron una placita, pintaron los juegos que es el lugar de pertenencia de los niños”, expresó.
“En lo que a mí respecta, fui parte de la formación de una huerta agroecológica con alrededor de 25 personas. Fue una experiencia hermosa, hubo muy buena predisposición y unas ganas bárbaras de trabajar”, remarcó.
“En los días que estuvimos, armamos el cerco, el bancal y sembramos. Además les dejé información bibliográfica. La agencia INTA de Junín, a cargo de Luis Fernández, me aportó semillas y libros para llevar”, indicó.
“Hay una vivienda que la comunidad la puso para fines culturales donde se instaló el taller de costura comunitario y las máquinas quedaron a disposición de los habitantes”, remarcó.
“La idea es seguir fortaleciendo ese lugar con talleres que se van a ir programando a lo largo del tiempo. Queremos enseñar carpintería porque hay mucha madera disponible, ya que estamos en el Impenetrable chaqueño”, expresó.
“Además queremos aportar algo de metalúrgica. En este caso Andrés sería el encargado de hacer la capacitación con un taller de herrería. En tres meses vamos a volver a ir para darle otro empujón más y evacuar dudas de lo que sería la parte de huerta y de todos los oficios que se fueron generando”, subrayó.
Hubo muchos colaboradores que estuvieron en la organización junto a Darío González.
Autoabastecimiento
“Profundizando más el tema de la huerta, tiene relación con fortalecer la alimentación de la comunidad que es muy mala, ya que comen muchos panificados, harinas, fideos y almidón”, explicó Zunino.
“No comen verduras porque no cultivan, han perdido el conocimiento y no cultivaban la tierra. Por eso fue la idea de armar la idea de la huerta comunitaria, para que se encuentren ahí, trabajen en equipo y se ayuden compartiendo las experiencias con otras comunidades”, remarcó.
“El primer paso es el autoabastecimiento y el segundo es tener una huerta como una salida laboral, con la producción y venta de excedentes”, concluyó.
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