Desde muy chica en Junín, Nerina Zanchetta comenzaba a transitar los caminos del arte en manualidades construyendo accesorios para sus juguetes.
Hoy con 41 años es pionera y reconocida a nivel nacional con su comercio Arte Nery ubicado en la ciudad de Paraná, Entre Ríos desde donde fabrica y vende los moldes de silicona.
En los inicios, “Nery” trabajaba con lo aprendido como autodidacta haciendo muñequitos en porcelana fría para tortas que los salía a vender.
Entonces decidió perfeccionarse y así descubrió el mundo de los moldes de silicona. Y aunque Diego, su marido, insistiera en que no hacía falta hacerlos, ella siguió adelante, prometiendo que vivirían de eso.
Con una malformación en una mano, tuvo que lidiar con los prejuicios propios y ajenos, pero frente a la adversidad, ella decidió luchar y salir adelante.
“Comencé a tallar jabones”
“Desde muy chica comencé a tallar jabones para mis muñecas: hacía sillones y mesas entre esas cosas. Siempre estuve metida haciendo cursos de pintura y lo que encontraba en manualidades siempre lo hacía”, dijo la emprendedora en diálogo con Democracia.
“Así seguí, fui mucho tiempo a dibujo y demás, e hice unos años de artes visuales. Después me dediqué un poco a la porcelana fría y puse un comercio, donde empecé a vender moldes de silicona de otra empresa”, agregó.
“Una amiga de Junín muy conocida en el ambiente, Mariela López me incentivó a que me ponga a fabricar yo, por lo que me hice el curso de molde de silicona y luego arranqué con este emprendimiento que tengo ahora. Era mi trabajo, pero a su vez mi hobbie”, resaltó Zanchetta.
“Pasamos momentos complicados y hoy en día mi marido está trabajando conmigo, ya que es nuestro principal ingreso. Estamos vendiendo a todo el país desde Ushuaia a La Quiaca. Yo estoy viviendo en Paraná, Entre Ríos y viajo continuamente a Junín. Por ejemplo la semana que viene voy para allá porque tengo una clienta, Liliana Fregosi que tiene un taller de porcelana y repostería quien vende nuestros moldes”, informó.
“Cuando lo conocí a mi marido que vivía en Buenos Aires, me fui a vivir con él. Luego nos fuimos a Paraná a poner una empresa de seguridad y alarmas. No funcionó y volvimos a Junín donde estuvimos 8 años que pusimos un cotillón y empezó el fuerte en este negocio”, explicó.
“Luego de ese tiempo en Junín, volvimos a Paraná (ya que a mi marido le habían ofrecido un trabajo) donde arranqué con un taller de clases y demás. Como nos quedaba lejos Capital, para las exposiciones que hacíamos en Costa Salguero, vivimos dos años en el Gran Buenos Aires donde sufrimos una entradera. La inseguridad nos superó un poco y regresamos a la capital de Entre Ríos”, conluyó.
Actualmente tiene su propio negocio, Arte Neri que lo trabaja junto a su marido, Diego.
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