FUE UN DESTACADO FUTBOLISTA

Hugo Cullerton: “Gracias al fútbol se me abrieron muchas puertas”

Se inició en Ambos Mundos. Fue parte de la mítica “Tercera que Mata”, de Estudiantes de La Plata. Jugó nueve años en Bolivia y dos en Ecuador. Finalmente, pasó por Sarmiento y se retiró siendo campeón con Colonial de Ferré.

Hugo Cullerton cuenta que, de chico, cuando veía pasar un avión o un tren, enseguida pensaba cuándo podría viajar en uno de ellos. “Yo siempre fui un vagabundo”, señala.
La actividad que le permitió cumplir ese deseo fue el fútbol. Fue un gran delantero y llevó sus goles por distintos clubes de Argentina, Bolivia y Ecuador. Además, integró míticos planteles, como “La Tercera que Mata”, aquel grupo de Estudiantes de La Plata que fue el germen del equipo campeón del mundo.

Sus inicios
Hijo de un empleado ferroviario y una ama de casa, Hugo se crio en Villa Talleres y fue a la Escuela N°41. Siempre jugó al fútbol y cuando lo vieron hacer goles en un campito, lo ficharon en Ambos Mundos. Allí debutó en la primera a sus 15 años.
Su primer técnico, Edgar Aramburu, lo puso de delantero, lugar en el que se desempeñó siempre, aunque en alguna etapa de su carrera también fue mediocampista ofensivo. “Yo no era un nueve de área, como los de ahora –explica–, tenía habilidad y no podía estar parado y asfixiado entre los dos centrales, por mi juego prefería arrancar de atrás”.
En todos los clubes en donde estuvo hizo muchos goles. Inclusive, en Cambaceres fue goleador del torneo de la Primera C.

“No era nueve de área, no podía estar asfixiado entre los centrales”.

A Estudiantes
Tenía 18 años cuando fue a una prueba en Estudiantes de La Plata, gracias a un contacto que había hecho aquí el técnico de la tercera, Miguel Ignomiriello. Allá fue Hugo con su hermano –que se debió volver al poco tiempo por problemas en la columna– y con Oscar Ochoaizpuro, a quien enseguida le tocó el servicio militar.
Compartió la pensión con figuras como Juan Miguel Echecopar, Ramón Aguirre Suárez, Oscar “Cacho” Malbernat, Eduardo Luján Manera, Hugo “Tato” Medina o Alberto “el Flaco” Poletti.
Ese equipo, bajo las órdenes de Ignomiriello, fue conocido como “La Tercera que Mata” porque, sobre 34 partidos disputados, ganó 24, empató 5 y perdió sólo 5. Además, fue pionero en el juego polifuncional que aplicaría Estudiantes a partir de finales de la década del 60. “Esa fue la base de lo que después fue el equipo campeón del mundo”, cuenta Cullerton.
En ese club se ganó el apodo de Zorro: “Yo era uno de los más callados y siempre ocurrían cosas, se hacían bromas, hasta que el utilero me descubrió y me dijo ‘vos sos el zorro’, y así me conocen ahora”.
Hugo estuvo poco más de un año en Estudiantes, jugando en la tercera, la reserva y algunos partidos en la Primera.
Luego hizo dos años el servicio militar porque le tocó Marina. El primer año jugó en Cambaceres y el segundo, que lo pasó en Punta Alta, jugó en el club Rosario Puerto Belgrano, en la Liga del Sur.
Cuando terminó la conscripción tuvo un paso por Tigre, en la Primera B, y luego se fue a Comercio de Salta.

“Bolivia es mi segundo país, siempre me trataron muy bien”.

A Bolivia
Estaba en la sede de AFA cuando le ofrecieron ir a Bolivia. “Era mi oportunidad”, asegura.
Allá jugó en muchos clubes: Jorge Wilstermann, Independiente de Potosí –con el que salió campeón–, Universitario –donde fue técnico y jugador–, Aurora –también campeón– y otros clubes de Sucre, Potosí, Oruro, Cochabamba y La Paz.
Durante siete años paseó su fútbol por las canchas bolivianas. Después pasó dos en Ecuador (jugó en Atlético Riobamba), y regresó para completar otros dos en Bolivia.
“Bolivia es mi segundo país –comenta–, siempre me trataron muy bien, tuve mi novia allá, también allá nació una de mis hijas, las cholitas me decían ‘ahí viene el Niño Jesús’ cuando me veían llegar”.

“El deporte me dio muchísimos amigos y satisfacciones. Gracias al fútbol se me abrieron muchas puertas. Y el reconocimiento de la gente es muy lindo”.

Regreso
Habiendo pasado once años en el exterior, decidió regresar a Junín. Y lo hizo intempestivamente: había venido a pasar las fiestas aquí y, aunque tenía firmado contrato para seguir en Bolivia, arregló con Sarmiento y se quedó. Allá dejó su departamento, sus muebles y su ropa. Aún hoy recuerda que quisieron hacerlo volver por un catre: “Empecé a jugar en Sarmiento y al poco tiempo me inhabilitaron porque decían desde allá que debía un catre. Estuve dos partidos sin poder jugar, Sarmiento tuvo que poner un abogado, tuve que autorizar a alguien de allá para que rompa el candado y entrara a mi casa para poder devolver ese catre, ¡lo que me han cargado por eso!”
En Sarmiento compartió plantel con “el Gato” Pérez, “el Bocha” Boianelli, “Fito” Pezzatti, “el Gallo” Melillo, “el Bacha” Américo, “el Patón” Atondo, “la China” Ayala, Omar Giménez, y muchos otros.
Después jugó en Racing de Teodelina y, finalmente, cerró su carrera saliendo campeón con Colonial de Ferré.

Balance
Cullerton reconoce que le hubiese gustado haber tenido la experiencia de ahora cuando era joven, “porque no hubiera hecho tantas macanas”. Aunque aclara: “Gracias a Dios nunca le erré el camino.
Con todo, al momento de hacer un balance, se muestra satisfecho: “El deporte me dio muchísimos amigos y satisfacciones. Gracias al fútbol se me abrieron muchas puertas. Y el reconocimiento que a veces la gente me hace es muy lindo. Hice lo que quise, me recorrí toda Sudamérica y todo gracias al fútbol”.

COMENTARIOS