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Alicia Oliva, Gustavo Aguilar y Silvia Santillán, tres de los papás entrevistados por Democracia.
PADRES DEL DOLOR

Silvia Santillán: “Como si el dolor no fuera suficiente, hay que mendigar justicia"

En distintos sucesos trágicos, Alicia, Gustavo, Rebeca y Silvia perdieron a sus hijos. Hoy, no solo intentan seguir adelante sino que luchan, como muchos otros papás, para que los culpables paguen.

Todos tienen una historia triste que los une y no solo entre sí, sino con otros muchos padres que padecieron el peor dolor que les pudiera tocar, el de perder a un hijo. Hoy dan cuenta de su lucha cotidiana, no solo por seguir adelante sino por no bajar los brazos en la búsqueda de justicia.
Alicia Oliva es la mamá de Manu Hernández, que murió el 4 de enero de 2015 volviendo de bailar de Vedia, con apenas 19 años; Silvia Santillán es la  mamá de Sol Medialdea, que falleció el 3 de marzo de 2016 en un accidente en Ruta 7; Gustavo Aguilar es el papá de Paula, la joven que murió en un accidente en el que estuvo involucrado un camión de gran porte, el 16 de enero de este año; Rebeca Pernicce es la mamá de Morena, la chiquita de apenas cinco años que fue atropellada por un auto el 31 de mayo de 2017.
Todos esperan que la justicia cumpla y los responsables paguen la pena que corresponda.

Dolor  interminable
Al hablar de Manu, a Alicia le tiembla la voz como si el tiempo no hubiera pasado, como si el dolor siguiera intacto. Y de hecho es así, como ella misma lo describe, y se entremezcla con la bronca y la esperanza. La bronca por la lucha que no termina y la esperanza porque la Justicia le de la paz que espera hace más de tres años.
“Manu tenía 19 años, cumplía 20 en febrero y venía de bailar de Vedia, alrededor de las 7 de la mañana, cuando su auto fue embestido por otro. Manu murió en el acto y por los testigos que pude conseguir, el hombre que los chocó estaba alcoholizado”, cuenta Alicia apenas conteniendo las lágrimas.
“La causa fue un trabajo duro, logramos que la elevaran a juicio oral, en noviembre del 2017 y la fecha que nos dieron es para abril y mayo de 2019 cuando se cumplan cuatro años y medio de la muerte de Manu”, relata con dolor y agrega “le seguí viendo la cara a este tipo porque él sigue su vida normal, jamás lo detuvieron ni lo demoraron. Siguió su vida normal”.
Por su parte, Silvia vive un calvario parecido. Desde que su hija Sol Medialdea murió, luego de que una camioneta impactara contra el auto en el que viajaba. Estaba por cumplir veinte años y se trasladaba desde Buenos Aires a Junín con una familia de nuestra ciudad. En el accidente también falleció Miguel Colombo, conductor del auto y resultaron heridas la esposa y una hija de Colombo, así como también Milagros, la hermana de Sol, que viajaba con ellos.
“Es a la altura de la localidad de O’Higgins cuando son embestidos por una Partner conducida por dos individuos bolivianos. El auto en que viajaba Sol y Milagros iba por su mano correctamente a 90 km de velocidad aproximadamente”, describe Silvia, que aún no logra comprender cómo ocurrió todo.
Y angustia ver cómo cada uno de estos papás, llenos de dolor, trata de buscar alternativas a lo que podría haber evitado la tragedia.
Con toda la bronca y el dolor no se explica que “estos individuos sigan su vida normal. Tienen negocios, como si nada. Yo la sigo peleando y el juicio oral de Sol va a ser el 19 de agosto de 2018. Los testigos que los vieron a estos individuos en el peaje de Saforcada los vieron haciendo zigzag continuamente en la ruta”.
“A mí se me fue mi hija y voy a luchar mientras que esté de pie para que estas personas vayan presas y paguen lo que tienen que pagar”, sentencia quebrada, sin poder contener las lágrimas.

Sin descanso
El 16 de enero de este año, Paula Aguilar murió arrollada por un camión en el centro de la ciudad, cuando se desplazaba en su moto. 
“Fue un camión en pleno centro, que nadie vio. Porque nadie hizo lo que tenía que hacer, cuando hay inspectores de tránsito por todos lados. Pero  nadie lo vio, ni las cámaras en avenida de Circunvalación”, cuenta Gustavo, su papá, aún desahuciado por la reciente pérdida de su hija, de apenas 19 años.
“Me dijeron que guarde la moto como está por si tienen que volver a peritarla. Y el camión ¿cómo está, qué le pueden peritar si ya lo vi dos veces en ruta?”, cuestiona sin esperanzas.
“La única justicia para mí sería que me devolvieran a mi hija y nada me la va a devolver. No existe la Justicia, en este país. No podés estar esperando tres años, cuatro por una causa”, se lamenta Gustavo, con el dolor que aún no cesa.
Luego de dos días de agonía, Morena, la chiquita de cinco años que había sido atropellada el 31 de mayo de 2017 falleció y comenzó la lucha sin descanso de su familia, en la voz de su mamá, Rebeca Pernicce que solo busca justicia
“La causa se elevó a juicio, la otra parte apeló y estamos esperando que los jueces den fecha para debate”, explicó la mamá de Morena y agregó que “todos los testigos dicen lo mismo y en las cámaras se ve que el conductor venía a altísima velocidad, que pasó los semáforos en rojo, tanto antes de chocar a More, como en la huida”, explicó.
“Hoy él vive y disfruta, mi hija descansa en mi dormitorio con su papa y mamá, en una urnita”, describe y agrega con todo el dolor “dejó de ser mi vida entera para ser mi vida eterna. Estamos muy golpeados, muy rotos”, aseguró.
Y del mismo modo que Silvia, Alicia y Gustavo, Rebecca destaca que es un dolor que solo un padre comprende.
“Nadie lo entiende porque no lo vive. A mi me mató en vida este asesino. More terminaba sala de 5, y estaría hoy en primer grado”, se lamenta.

Ausencia insoportable
“Nadie nos devuelve nada pero quiero que paguen. Porque no importa la forma, la muerte es muerte. Y exigimos justicia”, pide Rebeca quien se apoya en su familia para seguir adelante.
Alicia, por su parte contó: “Creo que sigo por mi esposo y Lau, mi hijo más chiquito. Estoy haciendo de todo para que así sea. Quiero que vaya preso”, y agregó, “su hermanito espera justicia. Los abuelos de Manu esperan justicia y quiero que lleguen a verla. Que todos los que amaban a Manu sientan que yo  hice algo para que haya justicia”, clama con la misma voz con la que sigue luchando a diario.
Según Silvia, “la  ausencia es insoportable, se extraña, es muy difícil. Para los padres es lo peor que nos puede pasar. Yo casi pierdo a mis dos hijas. Y cuando se muere un hijo, es irremplazable. Solo los papás que lo estamos viviendo sabemos muy bien del dolor que padecemos, es único”. 
Pero ante el dolor, que vive también con su esposo y su hija Milagros, no baja los brazos, “no puede ser que nosotros estemos viviendo esto y estos asesinos al volante estén como si nada. Tienen que pagar. Justicia”, reclama.
Gustavo asegura que en este momento tanto él como su esposa pueden pensar en una sola cosa:  “durante toda mi vida ahora, para ver a mi única hija voy a tener que ir al cementerio”. 
La compañía de la familia y los amigos “es la única forma de seguir adelante”, asegura.

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