Aún lo cuentan con ojos emocionados. Apenas van volviendo a la realidad y la rutina luego de vivir una experiencia muy movilizante, según las propias palabras de Susana Woudrich y María Susana Passarello. Madre e hija que viajaron hace unos días a Chile en familia, junto a un gran grupo de fieles de la Parroquia Cristo Redentor para ver al Papa Francisco en la vecina ciudad.
Ambas poseen vínculos muy arraigados con la Parroquia por lo que cuando se iniciaron los preparativos, luego de confirmarse la visita del Papa, se anotaron.
“Éramos mi mamá, mi papá, mi marido y mis dos hijos, sumados a amigas y mucha gente que se fue acercando, porque en principio era para el grupo de la parroquia pero terminaron sumándose de Rosario, Villegas, Arenales, Luján”, explicó María Susana.
Todos partieron el 12 de enero a las 7.30 de Junín y llegaron el 13 a las 15.
“Cuando pasó por la callecita en donde yo estaba, fue una emoción muy grande, me puse a llorar”.
Una misa en la memoria
El martes 16 todos participaron de la Misa en el Parque O’Higgins, que contó con una multitud que poco a poco comenzó a llegar en la mañana temprano.
“Para todo había una cola impresionante pero pasaba rápido”, contó María Susana.
La misa fue muy emotiva y madre e hija aseguraron que se pudo escuchar perfectamente cada palabra que dirigió el Pontífice a la multitud que lo escuchaba.
“Habló mucho de la educación, bendijo a los niños, a los adolescentes, habló de la droga. Habló mucho de los adultos mayores”, recordó María Susana.
Como argentinas, tanto ella como su mamá esperan que Franciso venga a nuestro país, pero saben que llegado el momento lo hará.
“Lo que yo creo es que eligió ir a Chile porque es un país que ha sufrido muchos terremotos. Han tenido que volver a empezar de abajo”, supuso María Susana.
Y tal vez tenga razón, puesto que durante la homilía en Santiago de Chile, el Papa se refirió a los chilenos de una manera especial.
“¡Cuánto conoce el corazón chileno de reconstrucciones y de volver a empezar; cuánto conocen ustedes de levantarse después de tantos derrumbes! ¡A ese corazón apela Jesús; para ese corazón son las bienaventuranzas!”, expresó Francisco.
“Como argentinos nos hubiera gustado que viniera a Argentina. Me encantaría porque transmitió mucha paz. La gente que hizo un gran esfuerzo por estar ahí, lo merece. Escucharlo es darse cuenta de que es una persona justa y está esperando el momento pero va a venir. Va a llegar ese momento”, dijo María Susana.
“Habló mucho de la educación, bendijo a los niños, a los adolescentes y también habló de la droga”.
La emoción más grande
“Cuando pasó por la callecita donde yo estaba contra la valla, eso fue una emoción muy grande, me puse a llorar”, cuenta Susana emocionada al recordarlo. “Le parece imposible a uno. No pensé jamás que me iba a pasar”.
Su hija sintió lo mismo: “De los nervios que sentía no pude sacarle foto, ni filmar, no encontraba el celular. Pero por suerte, al lado había un chico chileno que se ofreció y me pasó su video”.
Según María Susana: “Te pasan muchas cosas. Encima, yo estando con mi marido y mis dos hijos, sobre todo cuando el Papa habló de los chicos, los adolescentes, lo sentí muy cerca. Es una lucha día a día con todo lo que se vive. Sin dudas fue una bendición poder estar ahí, muy movilizante. Y estar con mis papás también”.
Particularmente, Susana agradeció mucho poder estar.
“Hacer el viaje con la familia fue un sueño. Lo que el Papa habló yo lo llevaba dentro. Pedí por Junín, que es grande y a veces está peligroso. Por los adolescentes. Por la paz, la tolerancia, la droga. Todo fue increíble, tan lindo… Una experiencia hermosa”, concluyó María Susana mientras su mamá asentía con la misma emoción guardando retazos de lo vivido en lo que sin dudas fue un hito religioso para toda la Región y el mundo que lo atestiguó.
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