Un juninense unió Asia con Europa en un año a bordo de una bicicleta
Se trata de Alejandro Garrote quien recorrió 20,369 kilómetros, pedaleando por caminos y rutas uniendo Bangkok (Tailandia) con el viejo continente. La travesía de este viajero inició en India y Nepal desde donde se propuso conquistar distintos horizontes.
Todo comenzó cuando el juninense Alejandro Garrote, con 20 años, realizó su primer viaje de tres meses hacia los países de India y Nepal. “Después de eso dije que yo quería que esto sea mi vida, ya que mi sueño es viajar y conocer el mundo”, aseguró en diálogo con TeleJunín.
Luego de esa primera experiencia en el exterior, tuvo la oportunidad de realizar un Working Holiday en Nueva Zelanda donde estuvo un año “ahorrando lo suficiente como para seguir viajando de una manera económica y duradera”, explicó.
“Ese trayecto lo inicié en 2015 y me llevó 3 años hasta ahora que ya volví a Junín”, comentó.
La primera experiencia de mochilero, en diferentes tipos de transportes antes de subirse a la bicicleta, comenzó el 22 de mayo de 2015 por el Sudeste Asiático hacia Kuala Lumpur (Malasia) pasando por nueve países más como Vietnam, hasta el 24 de diciembre que voló a Kolkata, India. Cabe destacar que el trotamundos compró una motocicleta que comenzó a utilizar a mitad de ese primer viaje asiático.
“Estaba en un hostel de Brunei y para pagar menos fui a una habitación doble y estaba solo pagando la mitad de precio. En ese momento llegó un español, empezamos a hablar y le comenté la idea de comprarme una moto en Vietman”, aseguró.
“Me dijo que había dejado una motocicleta abandonada, me dio la llave, la tarjeta azul y me la marcó en el GPS. Después de dos meses de ese encuentro fui a buscar la moto que seguía ahí. Como no funcionaba, la empujé 11 kilómetros hacia el mecánico más cercano quien, mediante unos dólares, me la arregló y la usé durante cuatro meses”, exclamó.
“Empecé a recorrer Laos, crucé a Vietnam y luego a Camboya desde donde no se puede cruzar a Tailandia por lo que regalé la moto a un holandés y me compré la bicicleta en cinco días”, comentó.
Asia y Europa en bici
“Después de pasear en moto por países subdesarrollados como el nuestro, pensé en por qué no hacerlo en bicicleta, ya que tenía esa ilusión. De ahí me saqué el miedo, pude saltar esa barrera de la inseguridad para comenzar a viajar en bicicleta por el mundo”, expresó.
El 19 de noviembre de 2016 empezaba su aventura desde Bangkok (Tailandia) rumbo a Europa donde recorrió 24 países hasta llegar a España, travesía que duró cerca de un año y un mes.
Su objetivo fue partiendo de Bangkok a Myanmar, saltando la frontera por aire a India, atravesando de este a oeste “un país que nunca deja de sorprender” y tomando un barco carguero hasta Bandar Abbas en el sur de Irán, “disfrutando del país más amable del Mundo”, aseguró.
Desde ahí cruzó la frontera con Azerbaiyán, Georgia y Armenia para llegar “a la maravillosa Turquía”, desde donde llegó a tierras europeas subiendo por los Balcanes hasta Holanda. Posteriormente visitó República Checa, Eslovaquia, Alemania, Austria y Bélgica descendiendo por Luxemburgo hacia Francia y España.
En el último tramo del viaje, Garrote cruzó los Pirineos en invierno para llegar a Barcelona y volver a Junín.
“Tuve miedo al idioma, a la soledad y, como somos argentinos, miedo a la inseguridad. Hay que sacarse ese chip de que todo es peligroso y saber que en el mundo las personas son humanas, todo el mundo quiere ayudarte y no todo el mundo quiere robarte como nosotros pensamos”, aseguró.
Los países más y menos hospitalarios
“El país más hospitalario sin dudas es Irán donde gasté 60 dólares en un mes simplemente porque quise pagarlo. Entraba a los restaurant y comía prácticamente gratis porque la gente no acepta tu plata y si insisto tampoco”, informó.
“Son muy hospitalarios. Llegás a una ciudad y automáticamente tenés gente interesada en vos y en tu experiencia y en recibirte con sus familias en los hogares”, aseguró.
“Los países menos hospitalarios fueron varios. La mayoría son estados ex comunistas de Europa como Eslovaquia o Armenia. Es un poco por el miedo que le tienen al extranjero y a no saber el idioma, entre otros factores”, dijo.
“En Armenia hice un paso y fueron 2650 metros de altura sobre el nivel de mar. En la bajada que vas a 60 kilómetros por hora, pinché una rueda y fue un poco loco, pero pude frenar”, subrayó.
“Por dinero nunca pasé hambre pero sí por desconocimiento. Para mí viajar son todos los días iguales y un problema que hay en la mayoría de los países europeos es que los días domingos cierran todos los negocios como en Alemania donde no hay un solo mercado abierto. Además la gente no te ofrece comida como en Asia”, comentó.
“En Europa te dan agua con suerte a diferencia de India donde sí te ofrecen alimentos”, indicó.
“Mi familia me apoya en todo momento. Tengo una hermana de 10 años que por ahí entiende menos de por qué se viaja”, concluyó.
“La próxima aventura será trabajar acá en Junín”, ratificó.