Los últimos días, cercanos al fin de año suelen despertar algo más que las expectativas en torno al año que llega y por lo general, según afirman los expertos, solemos realizarnos preguntas más profundas en torno a aquello que hemos llevado a cabo y aquellas metas que tal vez no hemos podido alcanzar.
No resulta fácil afirmar si hacer balances es positivo o no, ya que seguramente dependa de los resultados que obtengamos al repasar nuestro año que se va, pero si es importante realizarlos con algunas contemplaciones para no ser lapidarios o sobreexigirnos, entendiendo que un nuevo año es siempre una nueva oportunidad.
“Cuando un año se cierra se nos presenta la ardua tarea de hacer un balance del año que se aleja, evaluar el presente, y planear el futuro, en ocasiones son demasiadas cosas para tan pocos días y sobre todo cuando uno muchas veces, desea relajarse, descansar y dejar las preocupaciones para otra ocasión”, afirma el psicólogo Diego Carpinella (M.P. 10463 – Reg. Nac. 269.310). “Es allí donde muchas veces quedamos inevitablemente expuestos a hacer un balance de nuestras vidas durante el último año transcurrido ¿y por qué no? algunos hasta retrocediendo más allá del último”.
Según el profesional, “como toda situación de finalización de una etapa o período es inevitable que surjan movilizaciones, planteos, replanteos, cuestionamientos, proyectos, objetivos. También así sucede cuando finalizamos algún período específico de formación en el Sistema Educativo o en el campo Laboral y debemos comenzar con otra etapa, entre otros”, afirma.
Si bien la época de fiestas y celebraciones de fin de año pueden tener un sentido diferente y muy personal para cada individuo, la psicóloga Micaela López (MP 10421) entiende que “es verdad que simbólicamente el fin de año representa un fin de ciclo, por lo que es inevitable que se realice un balance acerca del año transcurrido. Lo que se ha logrado, lo que no, lo que se proyecta para el año próximo. Y es precisamente este balance el que genera sensaciones contradictorias. Como decía Freud toda fiesta celebra a la vez un duelo y un pacto. El primero es por algo perdido, los que no están, lo que no se logró. Y el pacto es un arreglo con la divinidad, sea Dios, la contingencia, la vida, lo imposible”.
Inevitables
Los balances de fin de año “no son de por sí ni buenos, ni malos pero sí que a la mayoría de las personas les resulta inevitable realizarlos”, asegura el psicólogo Diego Carpinella.
En lo que concierne a cuestiones más dolorosas, como los duelos, algún tipo de sufrimientos o padecimiento de angustias, según el psicólogo, “es importante asumir que no se van a poder olvidar de un momento a otro. Incluso en ocasiones donde hay que luchar también con cierta imposición social que nos exige a ser felices en estos días festivos, algo totalmente imposible para quien está padeciendo y a la vez saludablemente para su tramitación”, explica y agrega, “es de vital importancia poder poner en palabras ese padecer, asumir esos temores que nos aquejan, tal vez un buen motivo para recurrir a un profesional en busca de esa ayuda”.
En consonancia con Carpinella, la psicóloga López destaca las sensaciones encontradas que suelen generarse a fin de año donde, “se agudizan con las exigencias sociales, destacándose en los medios y las publicidades imágenes de situaciones felices, imágenes de familias supuestamente perfectas, imágenes de logros laborales y profesionales, imágenes de amigos celebrando”.
“Todo esto puede generar recuerdos dolorosos por la ausencia de los que no están, de lo que se tuvo y se perdió, de lo que no pudo ser, generando un replanteo profundo de lo propio”, considera la profesional.
Proyecciones saludables
Más allá de los análisis que podamos hacer en torno al año que se va y lo que viene con la llegada de uno nuevo, es importante que nuestro balance implique proyecciones saludables y personales, no así externas, además de permitirnos modificar aquellas cosas con las que no estamos conformes.
“Lo importante es no caer, como suele ocurrir en muchas personas, en poner demasiado énfasis en lo que no hicieron o no lograron. Es importante ver los motivos por los cuales nos equivocamos o no pudimos tomar ciertas decisiones, ese será el primer paso para evitar que suceda lo mismo en el próximo balance de año”, destaca Carpinella.
Para López, es necesario “no negar lo que cada uno experimenta en relación a sus sentimientos, a veces realizando modificaciones y no siempre cumpliendo con las exigencias sociales de cómo nos dicen que deberíamos sentirnos”, asegura.
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