Días pasados, cuando estaba terminando su función como director de la Escuela N°18, Marcelo Alsina vio que, de a poco, se le fueron acercando todos los alumnos y en un momento dado sacaron sus envases y comenzaron una suerte “ataque de espuma” que dejó al docente completamente cubierto de blanco.
Fue una forma divertida de reconocer el trabajo que había hecho con ellos. Fue, al mismo tiempo, un festejo y un agradecimiento a la persona que durante años había conducido los destinos de la institución.
También hubo muestras de gratitud en la Escuela N°21, donde dejó su puesto de vicedirector.
Alsina recuerda esos hechos y se emociona, porque sabe que la educación no solo pasa por los conocimientos que se imparten en el aula, sino por los lazos que se pueden construir. “Creo muchísimo en la educación emocional, estoy convencido de que la educación llega a partir de la empatía, cuando el docente y la escuela se pueden relacionar con el alumno y generar un vínculo de ida y vuelta”, asegura.
“El rol del directivo es el de administrar los emergentes”.
De Bragado a Junín
Ya en la primaria, en la Escuela N°7 de su Bragado natal, Alsina sabía que iba a ser profesor de educación física. Su profe de primer grado, Diego García, fue su guía.
Jugó al básquet en Moreno de Bragado y luego pasó a Bragado Club. Más adelante lo hizo en Colón de Chivilcoy y cuando se instaló en Junín se desempeñó en Ciclista.
Acá hizo la carrera de Educación Física. Una vez recibido se volvió a Bragado: había fallecido su madre y fue “a hacerle compañía” a su padre.
Más adelante se casó y se fue a vivir a Buenos Aires hasta que su esposa terminara la carrera de medicina. Allí residió tres años y trabajó como entrenador de básquet.
Regresó a Junín en 2007 y de a poco se metió dentro del sistema educativo. Primero fue la Escuela N°21, después la 18, la 24, la 12, y el Centro Complementario 801.
Cargos directivos
Cuando quedó un cargo vacante en la Escuela 21 sus compañeras docentes de esa institución lo alentaron para que se presentara. Rindió para la vicedirección de esa Escuela pero después surgió la posibilidad de tomar la dirección de la Escuela 18, y para Alsina eso fue “un desafío distinto”.
Según dice, lo que pudo hacer en las dos instituciones fue “formar equipos de docentes, directivos, compañeros que trabajan todos los días a la par, y en ambos casos se logró hacer escuelas en donde los docentes y los alumnos querían ir”.
Y recuerda algunos proyectos educativos que pudo realizar: “A la biblioteca de la Escuela 21 le pusimos el nombre Gustavo Roldán, que es un escritor infantil que falleció, y pudimos traer a la hija, también es escritora, y con ella hicimos talleres con los chicos durante dos días y fue algo muy importante. En la 18 hicimos un proyecto de valor agregado que fue hacer un museo con cosas de la familia, en donde buscábamos que el abuelo le pudiera contar la historia de determinado elemento a su nieto; hicimos un campamento junto con los chicos de la Escuela 501 durante dos días en Ezeiza, porque trabajamos en la inclusión real y esa experiencia fue muy enriquecedora; también tuvimos la suerte de poder incluir a un chico hipoacúsico, a partir de un proyecto de articulación con la Escuela 502, y la verdad que fue movilizante para toda la comunidad educativa, porque todos debimos aprender el lenguaje de señas, la escuela se tuvo que preparar para recibirlo, y fue muy importante”.
En todo esto, Alsina tiene una visión optimista de su profesión. Asegura que “en todos lados hay cuestiones negativas, pero es minoritario, la mayoría es gente que se preocupa por la educación de sus hijos”. Según su análisis, “la escuela está en un proceso de adaptación”, y si bien esto “no es fácil”, destaca que “lo bueno es que el sistema educativo se quiere adaptar, y esos procesos llevan un tiempo”.
Sobre su función en la conducción, afirma: “El rol del directivo es el de administrar los emergentes y las cosas negativas para que sean positivas. Si uno se queda en lo negativo, no genera cambios”.
“Si uno se queda en lo negativo, no genera cambios”.
Consejero escolar
Algunos días atrás Alsina dejó estos dos cargos para asumir como consejero escolar.
“Yo no tengo una afiliación política, creo que me han llamado por mi gestión”, sostiene.
Convocado por Fernando Balbi, primero, y Pablo Petrecca, después, aceptó el reto y asumió esta nueva función.
“Hay tanta facilidad para mostrar los malos ejemplos que las cuatro horas de escuela no son suficientes, hay que hacerlo en equipo, con la familia y el barrio”.
La educación
Alsina sostiene que “la base de la educación es formar a los chicos y darles las herramientas para encarar el mundo actual y no quedarse afuera del sistema”.
En ese marco, mantiene un espíritu positivo respecto de la realidad actual: “La mayoría de los docentes tiene una enorme vocación y un gran amor y preocupación por el alumno. Hoy la sociedad tiene tanta facilidad para mostrar los malos ejemplos que las cuatro horas de escuela no son suficientes, entonces hay que hacerlo en equipo, con la familia, el barrio y las políticas educativas que acompañen. Y cuando trabajás en equipo los resultados se ven”.
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