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Gerardo, "Cacho" y Facundo Crisafulli recibieron a Democracia en su casa.
SIN FECHA DE VENCIMIENTO

Los Crisafulli, el legado de una familia juninense que circula sobre dos ruedas

Se trata de una costumbre que ya tiene tres generaciones en nuestra ciudad acompañando al ciclismo. Padre, hijo y nieto conforman esta larga trayectoria que sigue pedaleando en los circuitos locales e internaciones. Ellos la definen como “una pasión que nunca se va a perder”.

La historia se remonta a principios del siglo XX cuando desde Catania, sur de Italia, llegaba a la Argentina uno de los primeros Crisafulli quien se instalaría en Junín.
El descendiente el inmigrante italiano, Antonio “Cacho” Crisafulli fue un precursor en el ciclismo de nuestra ciudad, un deporte que practicó toda su vida y que le volcó a su hijo Gerardo y nieto Facundo quien en la actualidad se encuentra recorriendo distintos escenarios de la Argentina y el mundo.
Hoy en día y como hace más de 50 años, la familia continúa pedaleando y de lo que más se habla en el hogar es sobre el ciclismo, las experiencias, historias y anécdotas que vienen pasando desde hace tres generaciones de pedalistas.
En diálogo con Democracia, Gerardo Crisafulli comentó: “Yo comencé yendo con mi papá a las carreras en donde empezás a subir a las primeras bicis. Si bien en mi época uno lo practicaba más discontinuo, este deporte es algo que una vez que lo hacés es difícil dejarlo”.
“Es un deporte sano, bueno, integrador, se hacen muchos compañeros, conocés muchas partes de Argentina y el mundo”, aseguró.
En su carrera de deportista, si bien lo hacía en forma discontinua, “corría y a los 17 años lo empecé a tomar más profesional en equipos importantes del país. Me retiré a los 24 pero ese tiempo fue muy a full y en serio”, argumentó.

“El amor por el deporte”
Su papá “Cacho” le transmitió el amor por el deporte y “si uno lo hace lo tiene que hacer bien. Eso es un poco lo que le transmití a Facundo porque es un deporte que por más que uno gane, en algún momento se sufre. Le digo que tenga continuidad, y si bien en este deporte no se puede estar todo el año 10 puntos, hay que estar medianamente entre 6 y 7 puntos para rendirle al equipo.”, indicó.
“En mis comienzos nosotros corríamos con bicicleta de metal y ahora existen las de carbono con un peso de 6,9 kilogramos. Hoy en día la forma de entrenar es mucho más específica y los corredores hoy son más profesionales, pero sigue siendo un deporte amateur y muy caro, que lo practican todos laburantes”, afirmó.
Su bisabuelo llegó de Catania, localidad al sur de Italia que “nos ha ayudado a tener la ciudadanía y es más fácil andar por países europeos. Creo que de ahí viene un poco el amor por el ciclismo ya que en Europa es como el fútbol y es pasión”, subrayó.

“Era mucho más masivo”
“En la época de mi papá, el ciclismo era mucho más masivo por la cantidad de gente que iba a los eventos, ya que llevaba la misma cantidad de gente que el fútbol. Los circuitos de barrios estaban todos llenos de personas quienes estaban más interiorizados y sabían qué era lo que cada corredor hacía”, aseguró.
“Por ejemplo hay historias de que iban 50 kilómetros en bicicleta para después correr. También salían en una moto con la bicicleta al hombro para después correr y eso era muy común”, informó.
“Esto ha ido mejorando pero se ha ido perdiendo también la gran concurrencia de público en las carreras. Los circuitos cerrados por ahí han llevado a que no sea tan masivo como antes, pero hoy es mucho más seguro  para el corredor”, sentenció.

“Quería empezar a correr”
Continuando con las entrevistas, Facundo Crisafulli: “Yo lo tengo a mi viejo que cuando se bajó de la bicicleta comenzó con el camino de técnico y cerca de 2006 estaba a cargo del Club Ciclista de Bragado. Hacía la temporada con el equipo y yo de a poco empecé a viajar con él siguiendo las carreras”.
Con el correr del tiempo, el ciclismo le fue llamando más la atención hasta que un día, después de un partido de fútbol, deporte que practicaba de chico, pidió que le armaran una bicicleta. “Tenía 11 años y de a poco, acompañado por él o Sebastián, comencé a entrenar”, aseguró.
Cabe destacar que Facundo jugaba en las inferiores del club Newbery, en la tarde siempre se iba a la pista y pedaleaba con una bici prestada por lo que el ciclismo empezó a ser cada vez más importante. “Un día volví a casa de un entrenamiento de fútbol y dije que quería empezar a correr”, exclamó. 
“La familia es el principal sostén y más en nuestro caso que venimos de más de tres generaciones pedaleando y eso genera algo más. Pasa todo alrededor de la bicicleta y casi todo el día se habla de ciclismo en casa”, expresó.
“Tener a la familia ligada a este deporte te permite que muchos conceptos sean más fáciles de comprender guiándote por un buen camino tratando de cometer los menores errores posibles porque mi padre y abuelo ya los vivieron. Siempre trato de hacerles caso, para ir corrigiendo a la par de ellos”, confirmó.

“Estar con mi abuelo”
Poder estar con su abuelo “Cacho” y compartir las carreras junto a él, “a mí me genera un satisfacción más grande y es una de las cosas más linda que tengo”, indicó.
“Cuando hacés lo que te gusta con pasión y dedicación, no lo sentís como un sacrificio. Yo no comparto cuando hablan de sacrificio, pero sí es un esfuerzo muy grande haciendo algo que nos gusta”, subrayó. Y continuó: “El ciclismo es un deporte que te lleva a niveles de exigencia muy altos y si uno no tiene la pasión y las ganas de subir a la bicicleta, no tiene sentido”.
“Mi abuelo hace muchos años que tiene una bicicletería y eso marca que esta pasión nunca se va a perder. Comparto horas, anécdotas y mucha historia con él en su local, sobre todo consejos de las carreras que pasan”, concluyó Facundo.
“Con mi papá tal vez se habla un poco más de lo técnico, ya que él es mi entrenador y siempre la bicicleta es el tema principal”, finalizó.

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