Juninenses que trabajan mediante el home office contaron sus experiencias
Son empleados y trabajadores independientes que durante el horario laboral no salen de sus casas o lugares que ellos quieran estar en la jornada. Quizás en la pileta, rodeados de la familia y amigos o en el living de sus casas, los contextos pueden variar. Destacan pros y contras.
A comienzo de la década de 1990 nació esta tendencia creada por la consultora de marketing Faith Popcorn que promovía volver al hogar, inclusive durante la jornada laboral.
El pionero en implementar el home office fue el estado de California en 1988, cuando seis departamentos del gobierno les propusieron esta posibilidad a sus empleados.
Los resultados de este ensayo de teletrabajo fue un éxito rotundo: incrementó la productividad y se achicaron gastos.
Si bien esta modalidad se volvió casi un derecho en la mayoría de las empresas de Estados Unidos (actualmente hay 33,7 millones trabajadores que lo disfrutan), cada vez son más las firmas que quieren volver al esquema de trabajo convencional.
Luciano Panizza, es un empleado de la empresa IBM y estudiante de ingeniería en informática en la UTN de Buenos Aires, por lo que trabajar desde su departamento le resulta beneficioso para mantener un ritmo de estudio constante.
“Respecto al home office, normalmente se usa más que nada para la gente del área de sistemas que tiene la posibilidad de conectarse y hacer todo remotamente. Tambien gente que trabaja también en Accouting o en Recursos Humanos suele hacer el trabajo remoto”, explicó Panizza en diálogo con Democracia.
“Es un tema que no está muy implementado desde un estándar y son pocas las empresas que, por así decirlo, lo ven bien porque pierden un poco el control del empleado. Pero normalmente las empresas de sistemas le dan un día a la semana al empleado para tomárselo y trabajar de la casa, por lo que hacerlo los siete días de la semana son casos especiales”, comentó.
“Arreglé trabajar desde mi casa”
“En mi caso, después de trabajar más de tres años en las oficinas de IBM de Martínez y como quería retomar los estudios de ingeniería con más fuerza, se me hacía imposible sobre todo porque la UTN se ubica en Lugano por lo que tenía más de dos horas de viaje luego de trabajar de 9 a 18”, explicó.
“De esta manera empecé a tomar días de estudio y arreglé trabajarlos desde mi hogar y se me hacía más fácil”, agregó. Y continuó: “Con el correr del tiempo terminé trabajando todos los días desde casa y cada seis meses voy a la oficina cuando tengo algún problema técnico con la Notebook. De esta manera me dio la posibilidad de encaminar los estudios”.
“La flexibilidad horaria se pone en contra”
Así como trabajar bajo la modalidad home office tiene su lado beneficioso, existe una parte medio peligrosa, ya que “cuando el horario laboral termina no tenés el corte físico para retirarte del sector laboral y los tiempos se extienden. De esta manera terminás muchos días haciendo trabajo de más, laburando más horas, sobre todo cuando a uno no le gusta dejar las cosa inconclusas”, exclamó Panizza.
“Además como estás en un espacio virtual, se corre la desventaja de perder el contacto con la persona como tu jefe y compañeros. Eso a veces impacta en una sensación de la transparencia porque ha habido cambios de gerentes o se implementaban cursos y a uno no lo tienen en cuenta, no por mérito sino por no estar ahí físicamente en la oficina”, subrayó.
Cuando uno va ganando experiencia con esta modalidad de trabajo virtual y entiende cómo manejarse los tiempos, resulta muy beneficioso, ya que llega momento en que dejás de cumplir con un horario laboral fijo, pero puede ser negativo también.
Uno a veces siente que tiene la oficina más linda del mundo porque podés trabajar desde la cama en tu pieza o un sábado a la tarde rodeado de la familia y amigos en una quinta con la pileta a metros de uno, expresó Luciano Panizza.
“Por ejemplo si yo quiero salir en horas de la tarde, es cuestión de avisar que me conecto más tarde y en ese momento el horario empieza a mutar y no es fijo. Si bien mi horario es de 14 a 22, yo a veces llego a las 15 o 16 y me desconecto más tarde o al revés”, explicó.
“Quizás podés cortar a mitad de la tarde para hacer un mandado o ir a la ferretería, y tener la posibilidad de hacerlo está muy bueno y a veces llegás a sentir que estás todo el tiempo laburando”, advirtió.
“Esto te lleva a andar todo el tiempo por todos lados con la mochila encima y la computadora adentro. La flexibilidad horaria se te pone en contra”, concluyó.
Impresoras 3D
El ingeniero Franco Palioff actualmente vive en Brasil desde donde trabaja de manera independiente vendiendo vía internet tecnología que él mismo produce desde su casa.
“Por un lado ahora estoy haciendo unas máquinas e impresoras 3D CNC y grabadoras laser. Preciso diseñar piezas 3D y ver cómo funcionan en realizar engranajes y mecanismos que permiten algunos movimientos de las máquinas”, explicó.
“Además diseño la parte electrónica como las placas que me permiten controlar las máquinas. Esos mecanismos precisan de programas para funcionar que lo hago yo mismo en diferentes lenguajes”, aseguró.
“Yo no trabajo para nadie, lo hago de manera independiente y algunas cosas vendo por internet sin necesidad de depender de alguna empresa”, afirmó.
“Otra cosa que estoy haciendo es trabajar con TensorFlow que es un entorno de programación para crear redes de modo más fácil y viendo algunas obras dentro del entorno de la inteligencia artificial”, concluyó.
“Disfruto la enseñanza”
Por su parte, Paola Martínez, luego de vivir un largo tiempo en Europa se radicó nuevamente en Junín desde donde da clases de español vía Skype a través de la Notebook y el Smartphone.
“La idea de dar clases de español por Skype surgió por consejo de un amigo, porque me gustan los idiomas, disfruto la enseñanza y me pareció que podía aprovechar el hecho de saber inglés. Empecé hace algunos años, tengo una página web y a partir de allí se contactan los interesados.”, confirmó a Democracia.
“La realidad es que en mi caso no vivo de ello porque en Argentina no resulta fácil cobrar a través de Paypal, o mejor dicho poder disponer de ese dinero así que no es algo que hago full time”, aseguró.
“Tengo algunos alumnos principiantes y otros avanzados que buscan mantener o mejorar el nivel del idioma. Trabajo generalmente con libros de español y generalmente acordamos con cada alumno el libro o el material”, explicó.
“Es un trabajo que genera comodidad de estar en casa con apenas una computadora y conexión a internet, además, organizando tus horarios”, argumentó. Y remarcó: “Tal vez un aspecto a destacar es que una clase online no es lo mismo que cara a cara ya que interactuás de otro modo con el alumno y eso puede tener otra calidad”.
“También hay una diferencia horaria de tres y cuatro horas, según la temporada a la que tenés que acostumbrarte”, finalizó.