¿Cuál es el balance de estos dos años de gobierno de Cambiemos en la Provincia?
-Pusimos en orden la casa, dimos una pelea muy fuerte por el Fondo del Conurbano, contra las mafias, y ahora vienen cambios necesarios, achiques en gastos de funcionamiento, modernización de la gestión, vamos a reducir gastos en la Legislatura de entre el 20 ó el 25 por ciento, con la ley de reformas de los ministerios vamos a ahorrar 600 millones de pesos, que significa la refacción a fondo de diez hospitales, por ejemplo. Además, viene una inversión muy fuerte en la obra pública, mejoras sustanciales en educación, todo en el contexto de una administración muy transparente que está llevando a cabo la gobernadora María Eugenia Vidal, que tiene una austeridad de ama de casa, y se sabe que las amas de casa hacen milagros.
-¿Cómo cree que va a ser la relación de fuerzas en la Legislatura? ¿Va a ser más necesario acordar con el grupo de intendentes del PJ que con el massismo?
-Estos dos años empezaron con acuerdo macro con el Frente Renovador, pero después, viendo los resultados, se han conseguido cosas muy importantes por unanimidad, o sea que trabajamos para poder encontrar los consensos con todos, al menos con todos los que no estaban negados. Y ahora es lo mismo, por supuesto que con el grupo de intendentes del Partido Justicialista que tiene una posición claramente no destructiva pareciera que va a ser más fácil, pero también la elección nos puso en un número muy bueno. Al menos en el Senado tenemos la vocación de construir consensos y escuchar a todos.
“Se han conseguido cosas muy importantes por unanimidad, o sea que trabajamos para poder encontrar los consensos con todos.”
-Una de las mayores críticas se centra en el rumbo económico, el endeudamiento y la falta de inversiones.
-Obtuvimos el buen resultado de haber podido atravesar la tormenta, que conducía a la catástrofe. Eso quiere decir que lo hicimos bien, pagando un montón de costos y generando un montón de temas que, por supuesto, no mejoraron el día a día de los bolsillos de todos los argentinos. Ahora viene eso, y hay algunas cuestiones que no son demasiado gratas, porque hay que tomar medidas que nos lleven a un gradualismo que tiene que terminar con el déficit, después de vivir con déficit. Ahora la provincia de Buenos Aires en eso avanzó muchísimo, porque nosotros teníamos un déficit estructural, hace dos años atrás -cuando agarramos el Gobierno-, de 22 mil millones de pesos; o sea que era el déficit que se generaba para pagar los gastos y los sueldos. El Presupuesto 2018 contempla 7.500 millones de pesos de superávit, desde el punto de vista estructural, primario, abarcando gastos y salarios. El endeudamiento es para inversión, cuando uno se endeuda para inversión es porque está generando movimientos especiales, preparando una provincia para una mejor productividad y más y mejores inversiones.
-¿Y qué ocurre con el consumo interno? ¿Cree que hace falta estimularlo?
-Si alentamos el consumo complicamos la lucha que le estamos dando a la inflación. En la medida en que vaya mejorando el contexto macroeconómico, seguramente van a ir bajando las tasas de los bonos, porque sino no se generan inversiones productivas, tenemos que trabajar para que las inversiones empiecen a generar empleo privado y no que todos pensemos que con planes y trabajo estatal vamos a solucionar el problema presente y futuro, porque ya vimos que eso no nos lleva a ningún buen puerto. Tenemos en 2018 un primer semestre muy difícil, donde hay que seguir sincerando tarifas, seguir sincerando gastos, y donde tenemos que trabajar para bajar el déficit. El proyecto es en cuatro años estar en déficit cero, si lo logramos vamos a estar en un país normal.
“Vamos a seguir bajando la presión impositiva año tras año, este año parece que la retención a la soja se va a bajar otra vez –lo que no se bajó el año pasado-.”
-En esta región agropecuaria, el malestar del campo por la presión impositiva se está haciendo sentir.
-La Argentina llegó a un límite de presión impositiva que nadie podía tolerar. Este año bajamos la presión impositiva, si bien aumentamos el impuesto inmobiliario, bajamos el impuesto a los ingresos brutos en forma muy importante, que ayuda a cortar esa cadena interminable de pagar ingresos brutos. Vamos a seguir bajando la presión impositiva año tras año, este año parece que la retención a la soja se va a bajar otra vez –lo que no se bajó el año pasado- y de esa manera la presión tributaria tiene que bajar, porque hay que lograr que sean más los que pasan a trabajar en blanco, tener un empleo formal. Si no bajamos la presión tributaria tenemos un país inviable, donde tarde o temprano, la boca del Estado se come el bolsillo de todos los contribuyentes.
-Con respecto a las causas por corrupción, ¿hasta dónde no se convierte en una sobreactuación, que evita los debates profundos que necesita darse el país?
-Tenemos que entender que el límite lo pone la Justicia, nosotros desde el Poder Legislativo no podemos interferir, porque sino nunca vamos a tener una república. Yo sé que es muy difícil que los argentinos creamos esto, pero nos tenemos que dar cuenta que si hoy la Justicia avanza sobre distintas cuestiones es porque no tiene interferencia, porque no tiene miedo; y por supuesto que algunos lo hacen exageradamente, con demasiada exposición o grandilocuencia, pero tenemos que acostumbrarnos a tener jueces probos, que trabajan en forma independiente, que deciden con su capacidad y su conciencia, y que no tienen presión de nadie, y si se equivocan, para eso está el Consejo de la Magistratura para corregirlo. El Gobierno no está contento, no estamos contentos con todo lo que está pasando, pero bueno, hay normas que hay que cumplir, hay cuestiones que se han avasallado, nos han robado el futuro y tienen que pagar, y la tienen que devolver.
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