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El doctor Manuel Retes ejerció como pediatra durante más de cuarenta años en nuestra ciudad.
RECONOCIDO PEDIATRA DE NUESTRO MEDIO

Manuel Retes: “Los chicos son lo más grande que tiene la humanidad”

Llegó como médico desde Balcarce y ejerció su profesión por más de cuarenta años. Tuvo su consultorio y trabajó en el hospital y en IMEC. Amante de los libros, fue presidente de la Biblioteca Florentino Ameghino.

El argumento del doctor Manuel Retes para explicar por qué decidió seguir la carrera de pediatría es contundente. “Porque los chicos son lo más grande que tiene la humanidad”, asevera, para luego ampliar: “Es un artilugio que uno tiene, el de ponerse del lado de los más sabios, que son los niños, y son los que pagan el pato por lo que hacemos los adultos, porque no conozco ningún chico que haya declarado una guerra, o condenado a un pueblo al hambre, la miseria o la desesperanza, no hay un niño que haya hecho injusticias. Yo me puse del lado de los mejores: de los niños”.
Así fue, entonces, como les dedicó su vida durante más de cuarenta años, hasta que se jubiló.
Amante de la literatura, también fue presidente de la biblioteca Florentino Ameghino y escribió un libro que fue reeditado hace pocos meses.

“Toda mi vida pensé en ser médico y trabajar con la gente”.

Médico
Retes nació en Balcarce. Es el mayor de tres hermanos, hijos de un forrajero y una ama de casa. Durante su niñez permaneció en aquella ciudad hasta sus once, cuando lo mandaron como pupilo a un colegio en Tandil.
Luego fue a estudiar medicina a La Plata. “Toda mi vida pensé en ser médico y trabajar con la gente –recuerda Retes–, decíamos que íbamos a curar, a pesar de que lo hacemos pocas veces, porque la definición de cura es, en latín, el ‘restitutio ad integrum’, es decir, volver las cosas a su estado primero, natural, pero si uno se hace un tajo va a quedar una cicatriz, o si tiene una neumonía generará determinados anticuerpos y demás, o sea que no va a ser el mismo organismo o la misma persona la que emerge de una enfermedad”.
Cuando se recibió hizo la especialización en pediatría en el Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata.
Más adelante regresó a Balcarce, donde ejerció la profesión durante menos de un año. Estuvo poco tiempo porque su ciudad ya no lo satisfacía.

“Yo me puse del lado de los mejores: de los niños”.

Pediatra en Junín
Alguien le recomendó nuestra ciudad y se vino, solamente con unas pocas referencias. Enseguida abrió su consultorio. “Fue fantástico, yo le voy a estar agradecido a Junín y su gente por siempre”, afirma.
Trabajó también en el hospital y fue uno de los iniciadores de la clínica IMEC, donde permaneció un tiempo.
Generaciones de chicos pasaron por su consultorio. “Los niños son buenos y nobles –añade–. Y son duros. Un chico necesita tres cosas: el amor de una familia, una alimentación sana y que se le den las vacunas. Si uno le da eso a un chico después hay que dejarlo, que el resto lo hace él”.
Llevaba más de cuarenta años de ejercicio de la profesión cuando quedó ciego de un ojo por un glaucoma y decidió jubilarse porque juzgó que en esas condiciones no era conveniente seguir adelante.

Los libros
Desde siempre, Retes tuvo una vinculación muy estrecha con los libros. Sus padres recibían y leían la revista Leoplán, donde podía haber artículos desde Jorge Luis Borges hasta los más consagrados poetas. Y su abuelo, como buen anarquista que era, tenía sus anaqueles llenos.
Así se hizo amigo de la literatura y del conocimiento.
Ya en Junín, su amistad con Don Dante Balestro acrecentó este interés. Tanto que terminó como presidente de la Biblioteca Florentino Ameghino.
Fue el propio Balestro quien lo incitó a publicar en un libro algunas cosas que tenía escritas, lo que derivó en “Payando por la historia”, que cuenta la aventura de dos paisanos que viajan por la historia, hacia el pasado, a cien años por semana, que llegaron hasta la época de Aristóteles. El libro fue reeditado hace tres meses.

“Los niños y son los que pagan el pato por lo que hacemos los adultos; no conozco ningún chico que haya declarado una guerra, o condenado a un pueblo al hambre”.

Balance
Hace ocho años que Retes dejó la medicina. “La extraño, pero no es algo penoso, porque la relación con los pacientes la tengo todos los días, siempre me encuentro alguno que me saluda con cariño y ése es un poco el cobro de mi jubilación”, comenta.
Según dice, “la medicina es un arte y una ciencia”, ya que lo artístico pasa, de acuerdo a su análisis, por el diagnóstico, por el reconocimiento de una enfermedad, mientras que lo científico está en su tratamiento. 
En ese marco, al momento de hacer un balance de su carrera, señala: “Yo estoy muy agradecido a Junín por cómo me recibió, cómo me trató y me sigue tratando. Siempre he tratado de hacer las cosas lo mejor que pude. He intentado ser fiel a la amistad, admiro a muchísima gente y eso es lo bueno que tiene la humanidad, que hay muchas personas para destacar y admirar, entre ellos, mis amigos y los científicos. Porque también soy un admirador de la ciencia. Y soy enemigo de las pseudociencias. Estoy muy contento de ser argentino, creo que mi país es el mejor del mundo, y Junín y Balcarce son mis ciudades. Lo importante en la vida es cómo uno se ha comportado con los demás, y creo que yo lo hice decentemente. Soy un hombre feliz, a pesar de que he metido mis patas, pero estoy contento de las cosas positivas que acerté a hacer”.

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