ELECCIÓN DE VIDA

Juninenses con dos profesiones: cuando la vocación no es una sola

Llevan a cabo dos actividades al mismo tiempo y las desarrollan con igual disfrute y pasión. Los cuatro cuentan cómo conviven con trabajos que parecen diferentes pero que ellos logran complementar a diario.

Federico Forte Manuale, Normando Córdoba, Diego Carpinella y Manuel Fernández Othacehe son cuatro juninenses -Normando por adopción-que eligieron más de una profesión para vivir y las complementan en su cotidianeidad de manera satisfactoria.
Federico es abogado y músico, Normando es médico cardiólogo y gestiona su propio Espacio de Arte 847, Diego es licenciado en educación física y psicólogo, Manuel es abogado y actor.
Para ellos,cada elección es una necesidad, un cable a tierra, lisa y llanamente un placer que no están dispuestos a abandonar y decidieron hacerlo parte de su vida.

De elecciones y vocaciones
A temprana edad, tanto Federico con la música como Diego con la educación física, tenían claro que había algo que les gustaba demasiado. 
“Desde muy chico escucho reggae, desde los 12 y nunca pude dejar de escucharlo. Es algo que me encanta. Tendría trece o catorce cuando empecé a tocar la guitarra”, cuenta Federico sobre sus comienzos con la música que lo acompaña hasta hoy, a sus 42 años, mientras se desempeña como abogado y ensaya con su banda Bredda para tocar cada fin de semana que surja una fecha.
Sobre sus elecciones y cómo conectan entre sí, Federico asegura que: “me preocupaban mucho los derechos y tenía mucha relación con el reggae, ahí se daba una conexión entre la música y la abogacía”.
Dentro de su profesión como abogado y mediador, Federico prefiere la mediación y la conciliación antes que el litigio, “me gusta que la gente se ponga de acuerdo”, dice, y entiende que tiene mucho que ver con la noción y las ideas del reggae.
“La música es mi cable a tierra. Me llena el alma escuchar, tocar, juntarnos con los chicos y ensayar y salir a tocar”.
Diego supo desde chico que iba a ser profesor de educación física, con la salvedad de que cierto interés en algunas cuestiones de la psicología se volvieron una curiosidad tan motivadora que lo llevaron a estudiar la carrera y recibirse en 2008 en Junín.
“Cuando cursaba el profesorado de educación física me di cuenta de que la materia psicología me atraía mucho”, recuerda Diego. “Cuando hice la licenciatura tuve que preparar psicología libre y la profesora con la que rendí  me felicitó por cómo la había preparado. Ahí me di cuenta que no me había costado así que me quedé con eso y al año siguiente empecé la carrera”.
Según Diego, muchos le dijeron que abandonaría la educación física al recibirse de psicólogo pero nada de eso ocurrió, sino todo lo contrario.
“Me encanta ejercer las dos profesiones. Las disfruto y para mí es un equilibrio, un complemento de una con otra y es más, en algunos lugares doy psicología deportiva. Es algo que me gusta mucho porque se unen”, explica.

Dos caminos en uno
Cuando describe un poco su infancia, como un chico soñador que disfrutaba la aventura y la fantasía, no cuesta mucho encontrar en Manuel una sensibilidad especial para el arte que hoy, con su profesión de abogado a cuestas, lo lleva por el mundo de la actuación.
“Salía del cine San Carlos de ver una película e inmediatamente quería estar viviendo esas historias. Eso era lo que captaba mi atención. De ahí a entender que algo podía terminar en abogado o actor, no tengo idea”, se sincera.
Para él también, como le sucedió a Federico, el derecho y la justicia, tal vez en un modo más altruista cuando jóvenes, era una cuestión consustancial. 
“Siempre tuve un sentido de lo justo y lo injusto muy marcado. Me dolía mucho y me indignaba ver lo que para mí resultaban ser situaciones injustas. Entender y estudiar el Derecho como esa suerte de mecanismo repleto de complejos engranajes que permiten hacer la vida en común, la convivencia pacífica, armoniosa y virtuosa entre los seres humanos me generaba mucha curiosidad. Y, desde luego, tener un padre abogado -exitoso, talentoso y apasionado- influenció de manera definitiva, más allá de que él siempre insistió en que hiciera lo que quisiera”.
Luego de algunos acercamientos al teatro, en 2013, Manuel sintió la necesidad de involucrarse más. Tanto que en 2015 se mudó a Capital a estudiar teatro.

“Una vez que me acerqué al teatro sentí que fue un flechazo. Y lo recomiendo a todas las personas que sientan la curiosidad. El teatro, como expresión artística, como disciplina transformadora, es una experiencia, una vivencia fascinante, muy enriquecedora”, asegura. 
Sobre una conexión particular entre ambas actividades, Manuel destaca que “en la facultad de derecho de la UBA dan talleres de teatro y oratoria. Desde ya que el teatro te da muchísimas herramientas para conocer tu propio cuerpo y tu propia capacidad expresiva. Desde ahí para un abogado puede ser muy útil en audiencias, o a la hora de comunicarse con sus clientes”.
Normando siempre tuvo interés por el arte en todas sus formas, y desde chico se inclinó por la lectura y el cine. La medicina surge en una especie de sintonía por la tarea paterna.
“Tenía 18 cuando estudié medicina. Obviamente hoy no soy el mismo”, dice a sus 52 años.
“Creo que hice medicina porque mi papá era médico y debo haber sido influido por su imagen, su cariño, su respeto, me gustaba lo que hacía, pero sin saber bien de que se trataba. Esto de la lectura y el cine como pasión realmente fue más tardío, si bien siempre me gustó”, relata.
Consultado acerca de qué le aporta una a la otra, a la posible conexión entre la medicina y el arte, Normando no le da muchas vueltas. 
“En mi la tiene totalmente, porque yo soy médico, no trabajo de médico”, aclara. “Forma parte de mi constitución, de mi forma de ser, de pensar, de actuar, seguramente. Lo que yo hago se parece mucho a lo que hace un médico al que le gusta el arte”, asegura.

Complementando pasiones
Bredda, la banda que conforma Federico nació mucho antes de que se recibiera de abogado.
“La armamos en el 2000, tocamos mucho en Buenos Aires, sonamos en ESPN, tocamos en Rock &Pop, anduvimos por muchos lugares tocando. En el 2006 me cansé de Buenos Aires y me volví. Volvieron algunos Bredda y decidimos seguir con la banda y hoy somos 7”, cuenta Federico sobre su presente musical, el que lleva a la par junto a su tarea como letrado. 
En las mañanas de corridas y tribunales suele encontrarse con quienes quizás lo vieron tocar el fin de semana, “y si no, los invito yo para que vayan a ver a la banda”, cuenta con la misma emoción de los primeros días, al mismo tiempo que asegura: “no veo la hora de que sea lunes para ensayar”. 
A veces como profe de gimnasia y a veces como psicólogo, en su consultorio, Diego divide su rutina entre sus dos pasiones. Sin dudas, en más de una ocasión, giran en torno al mundo de la docencia. 
“Doy clases en el nivel primario, secundario, terciario y también en la universidad sobre psicología deportiva. De las dos profesiones hago una”, explica. Y como si eso fuera poco, es técnico de la selección de fútbol femenino de la Unnoba.
“Las dos profesiones me apasionan y cuando puedo me capacito, hago cursos, seminarios de las dos. Esta posibilidad de unirlas me permite encontrar un campo medio. No me posiciono en una u otra, ejerzo las dos con placer, de la mejor manera”, resalta.
Para Normando Córdoba, la necesidad de compartir y debatir ideas y opiniones literarias lo llevó a crear la Estación de Arte 847.
“Ya tiene dos años y la verdad que es increíble. La abrí sin ninguna experiencia previa  y sin ninguna expectativa, más que un sueño y un deseo enorme”, confiesa Normando.
“Por suerte hay en Junín mucha gente a la que le gusta compartir sus lecturas, sus opiniones, hablar de arte, que cree que eso le aporta a su vida y yo estoy convencido de que es así. Muchos artistas se han acercado y el contacto siempre es muy enriquecedor”.
Manuel  actualmente se encuentra trabajando en varios proyectos y acepta que manejar los tiempos y congeniar actividades no es nada fácil pero no se lo cuestiona. De hecho apuesta a seguir haciéndolo.
“Seguiré viviendo entre las dos vocaciones. Poniendo todo mi conocimiento y pasión en ambos espacios de mi vida”, aunque también disfruta de no saber a ciencia cierta lo que depare el futuro. 

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