RECONOCIDA ARTISTA DE NUESTRO MEDIO

Lilah: “La música es mi esencia”

Pasó por distintas etapas y hoy tiene su banda. Con influencias de rock progresivo, dice que su estilo es “británico”. También actuó en comedia musical, entre ellas, Drácula de Pepe Cibrián. Además, es diseñadora de interiores.

Aunque en su familia no hay ningún antecedente vinculado con la música, Lilah Ferraro tuvo en claro a los cuatro años que iba a ser cantante y empezó a hacerlo en todos lados, siempre frente a públicos imaginarios.
Y por allí hizo y hace su camino. Aunque en el medio haya hecho otras cosas, como la actuación, la locución o el diseño de interiores, siempre volvió al punto de partida, a una suerte de eterno musical.
“Yo lo siento, la música es mi esencia –afirma Lilah–, es algo que me define, es lo que vine a hacer a este mundo, más allá de que no soy erudita, sino autodidacta. No soy una ocupada por la música, sino que soy, más bien, irreverente”.

Primeros años en Junín
Lilah nació en Junín y se crió en el barrio Nuestra Señora de Fátima. Fue a la Escuela N°22 y al Colegio Santa Unión.
Siempre se sintió vinculada a la música y a los once años le compraron una guitarra. Unas vecinas me enseñaron los tonos y en esa misma tarde ya estaba tocando Menta y Limón.
Ya en el secundario, pudo presentarse en algunos bares e insertarse en el ambiente rockero musical de entonces.
Cuando terminó quinto año se fue a estudiar Letras a la UBA, pero no estaba cómoda y a los tres años regresó. Aquí estudió teatro y se sumó al grupo comandado por Javier Pironi, con quien protagonizó la exitosa comedia musical “Hamlet” y, más adelante, “Colón, Biografía Dislocada”.

“Yo siento que la música es mi esencia, es algo que me define”.

En Buenos Aires
En una oportunidad fue con su novio (hoy esposo), Fernando Almeida, a ver la comedia musical Drácula, de Pepe Cibiran Campoy. Y enseguida sintió que tenía que estar allí.
Poco tiempo después participó de un casting para El Jorobado de París, que iba a ser la obra siguiente de Cibrián, y fue uno de los 60 seleccionados, entre los más de seis mil postulantes. Sin embargo, no fue para El Jorobado, sino para una nueva temporada de Drácula, que era, en definitiva, donde ella quería estar.
“Hice de pueblo y ahí uno hace de todo, porque en cada escena hacés una cosa nueva”, recuerda hoy.
Regresó a Junín, se casó y trabajó intensamente en la FM Noroeste. Un año y medio después, regresó a Buenos Aires, donde permaneció muchos años.
Estudió Diseño de Interiores, al tiempo que trabajaba, se recibió e hizo numerosos trabajos en esta actividad.
También tuvo algunas bandas, como Electra Shock y Della Funka.

El inspirador Roger Hodgson
“En un determinado momento –cuenta Lilah– implosionaron todos los edificios construidos por mí implosionaron y sentí que nada iba a tener sentido si no hacía lo que vine a hacer a este mundo. Fue un quiebre. Y ahí apareció en mi vida Roger Hodgson, que fue muy inspirador a nivel musical y personal. Sentía que su música me hablaba. Lo veía a él y me veía a mí misma. Me identifiqué mucho con él”.
Y esto no solo tuvo que ver con lo musical, ya que Lilah conoció al ex líder de la banda de rock británica Supertramp, y actualmente suelen verse una vez al año. “Su música y su persona me inspiró a volver a empezar”, asevera.
Algunos meses después de aquella revelación, su esposo tuvo una oferta laboral en Junín. Si bien por entonces Lilah “tenía el prejuicio de que para hacer música había que estar en Buenos Aires”, aceptó regresar: “Hacía muchos años que Fernando tenía ganas de volver y decidí acompañarlo y darle esa oportunidad, como cuando él me la dio cuando nos fuimos a Capital”.

“Esto es lo que vine a hacer a este mundo, más allá de que no soy erudita, sino autodidacta. No soy una ocupada por la música, soy más bien irreverente”.

De nuevo en Junín
Aunque canta en inglés y define a su música como “británica”, enseguida sintió que Junín era su lugar. O empezaba a serlo. “Me enamoré de Junín como no lo había hecho antes”, remarca. Es que “tenía que volver al lugar donde había dejado algo inconcluso”.
No sabía cómo ni por dónde encarar su carrera musical. Pero, mágicamente, “las canciones empezaron a caer”.
Ya instalada en este Junín más cómodo, sintió la necesidad de ver cómo sonaba alguna canción suya grabada, y se contactó con Raúl Paolucci, quien tiene un estudio: “Primero grabé dos canciones. Después fui a grabar otras dos. Luego otra. Cuando quise acordar, había terminado un disco”.
Las cosas volvían a suceder y las piezas encajaban otra vez. Diseñó la tapa y la artística con Andrés Remy y el disco estaba materializado. Después grabó un video, con la ayuda de amigas, y lo presentó en El Salón, hace un año.
En el medio, tocó con diferentes músicos locales, desde Los Seguidores del Atardecer hasta Stolen y La Tommy.

“La mía es música del corazón, espontánea, que viene a mí”.

La música
Según dice, al regresar encontró “una ciudad muchísimo más interesante” de la que era cuando se fue. Un luar donde poder mostrar su música, que crece en aceptación.
“La mía es música del corazón, espontánea, que viene a mí” explica Lilah, para luego concluir: “Mi presente es perfecto. A partir de la meditación que hago, tengo conceptos orientales muy incorporados, y para mí no hay nada más que presente, en el que no tengo expectativas, por eso está tan bien. Si uno está viviendo en directo y disfrutando lo que pasa hoy, comprometido con eso, todo sucede”.

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