La Unnoba tiene un ambicioso proyecto para poner en valor el predio Argenlac
La planificación contempla tres etapas: una primera que incluye aulas y un laboratorio, en la segunda se va a desarrollar la elaboración de alimentos, y una tercera que va a constar de un frigorífico que tendrá producción animal y brindará servicio de certificación de calidad.
Hace por lo menos cuatro años que le ofrecieron por primera vez a la Unnoba adquirir el predio y edificio de la ex empresa láctea local Argenlac. En aquel entonces, las autoridades universitarias consideraron que el valor era muy elevado y, además, sus prioridades pasaban por otro lado. Aunque en ese momento no hubo una posibilidad concreta de avanzar en la compra, sí se analizó cuál podría ser el destino de ese espacio emblemático de Junín en el caso de que más adelante pudiera concretarse. “Nosotros tenemos pensado un plan de expansión de la Universidad”, señala a Democracia el rector de la Unnoba, Guillermo Tamarit.
Años más tarde, cuando se retomaron las conversaciones y hubo un acercamiento de las partes, que incluyó un valor más accesible existió una opción más cercana al presupuesto universitario, con una sensible disminución del costo total con pagos diferidos en el tiempo, los funcionarios de la Unnoba ya tenían, además, un proyecto mucho más avanzado con lo que se podría desarrollar allí, lo que facilitó las negociaciones y se llegó a buen puerto, con la adquisición del predio por parte de la universidad, que tomó posesión del mismo hace pocos meses.
Se trata de aprovechar el perfil que tiene la Unnoba, en donde se dan carreras de Alimentos y Genética, que podrían confluir en desarrollos conjuntos en Argenlac a partir de la producción y la investigación.
Para ello hay una planificación que contempla tres etapas: una primera parte que va incluir una zona de aulas y un laboratorio para investigación, la segunda que va a utilizarse para la producción de alimentos –algo que ya empezó a hacer la Unnoba–, y una tercera que va a constar de un frigorífico para tener producción animal y, además, poder incluir un proceso de certificación de calidad a través de un convenio con Senasa.
“Hay circunstancias que están en línea con el desarrollo de la universidad y ahí sí vemos qué se puede hacer –explica Tamarit– y para el caso Argenlac pensamos que tenemos la carrera de Alimentos, allí hay una vacancia que tiene que ver con la producción animal, porque somos muy fuertes en la genética vegetal y queremos ocupar ese otro espacio, que es la producción animal. Todo esto está organizado, tenemos un plan maestro, que es nuestro proyecto institucional, que se va conformando”.
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Aulas y laboratorio
La primera etapa del proyecto de la Unnoba se va a desarrollar en el sector donde se hacía la producción de quesos de Argenlac. Allí se pondrá en valor la infraestructura existente y se acondicionará para realizar aulas.
Asimismo, está pensado hacer una construcción vidriada en un nivel superior que se destinará para los laboratorios. De esta manera, el área de investigación será la que tenga la impronta de lo nuevo, de lo moderno.
En palabras de Tamarit, se trata de “redefinir ese predio respetando su historia pero entendiendo que ahora hay una universidad que lo que ofrece es el futuro y, en nuestro caso, laboratorios e investigación”.
La propuesta universitaria es que los alumnos tengan clases “en los espacios donde las cosas suceden”.
Actualmente, los estudiantes de Alimentos de la Unnoba hacen sus prácticas en los laboratorios de la Universidad de Luján. Eso cambiará rotundamente con la intervención en Argenlac ya que, de acuerdo a la planificación de la Unnoba, allí se erigiría “uno de los laboratorios de alimentos más importantes de las universidades de la provincia de Buenos Aires”.
Producción de alimentos
En una fase posterior se desarrollará un sector para la producción de alimentos, algo que ya se realiza de manera incipiente en la universidad, con la elaboración de dulces, especias y otros.
Esta actividad comenzó en el predio del ex vivero y luego continuó en el campo experimental “Las Magnolias”, de la Unnoba, y que será trasladado a Argenlac cuando esté la infraestructura adecuada para hacerlo.
La idea no es superponer actividades en uno y otro lado, sino, en todo caso, complementarlas, como indica Tamarit: “El campo experimental tiene un rol muy claro, que refiere a cómo nos imaginamos el campo que viene, no el que fue. Entonces tenemos una producción porcina modelo, la posibilidad de la extensión respecto a que todos los alumnos de todos los niveles puedan ir a un campo y vean lo que allí sucede. También están las energías alternativas. Porque queremos que se vea la potencialidad que en el campo del futuro. Argenlac va a ser un lugar donde habrá laboratorio y producción de alimentos, para replicar de alguna manera lo que sucede en el mercado laboral del área de Alimentos, mientras enseñamos”.
En referencia a la producción, en la Unnoba no se piensa en realizarla a gran escala, sino en distinción de nichos. “En lugar de hacer diez toneladas de un queso, tendríamos que hacer diez kilos de cien quesos distintos, para que eso sea trasladable y los distintos productores puedan encontrar sus nichos”, grafica el rector.
Con lo obtenido por esa comercialización se va a buscar la reinversión de manera de poder continuar brindando los servicios para los que la universidad hizo la inversión inicial, que es la investigación y la formación académica de los estudiantes.
Frigorífico y certificación
Entre las actividades que se realizan en el campo experimental está el trabajo con porcinos. Allí, se trabaja en el proceso desde la inseminación hasta llegar a tener un cerdo. “El paso que nos falta para completar la cadena es la faena y hacer el chacinado”, dice Tamarit.
Es por ello que la tercera etapa del proyecto en Argenlac incluye un frigorífico que se dedique a una producción regional característica, como es la de los porcinos.
Aunque la iniciativa es aún más ambiciosa, dado que luego de algunas reuniones con representantes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) surgió la posibilidad de tener un frigorífico que pueda brindar el servicio de certificación.
Fueron los propios funcionarios de Senasa quienes les sugirieron dar este paso, dado que hay muchas limitaciones para este servicio y son pocos los que pueden hacerlo, y a los representantes de la universidad les resultó interesante.
Pero también hay un beneficio geográfico: el hecho de que Argenlac esté ubicado sobre la ruta y en la intersección de la 7 y la 65 resulta “incomparable”, de acuerdo a los especialistas, ya que en muchos casos estos centros de certificación están en caminos rurales, a cientos de metros de las carreteras.
El proyecto termina de cerrar con el hecho de que en el predio ya habrá, cuando esto se inicie, un laboratorio que, además de las investigaciones, podrá hacer las certificaciones de faena.
Beneficios y potencial
Si bien se trata de un proyecto ambicioso, lo que se va a hacer en el predio Argenlac es algo que ya se realiza en otras universidades.
“Es algo fundamental que los estudiantes vean los procesos, resulta inimaginable una carrera de alimentos sin ningún producto”, comenta Tamarit, para luego añadir: “Muchas universidades tienen escuelas agrotécnicas en donde es un clásico el queso, el dulce de leche, las mermeladas y demás”.
Y así como en algún momento en la Unnoba se hicieron quesos en alguna batea de cincuenta centímetros, este proyecto permite ampliar notablemente las posibilidades.
“Además de reconvertir los espacios existentes, este lugar tiene un enorme potencial”, remarca el rector.
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Argenlac y la Unnoba
El proyecto completo sobre la intervención en Argenlac se desarrollará en algunos años. Esto es algo que tienen claro en la Unnoba. “Uno establece rumbos y cuando hay posibilidades se avanza”, afirma Tamarit, y recuerda que la primera vez que les ofrecieron el edificio del ex policlínico ferroviario fue cuando el presupuesto de la universidad era un millón de pesos, y si bien les parecía “fantástico y con un enorme potencial”, era imposible avanzar en ese entonces, hasta que llegó el momento que sí pudieron hacerlo y hoy es una realidad.
El rector asegura que esto se va a ir concretando “sin postergar ninguna de las otras actividades de la universidad”, porque un código que se maneja en la Unnoba es que todo crecimiento se dé de manera armónica.
En ese contexto, las expectativas de Tamarit son las de poner en valor la primera etapa –de aulas y laboratorio– durante el año próximo: “Para eso estamos tomando las previsiones y analizándolo con los arquitectos. Es un predio que requiere de una inversión muy importante y continuada. Por ejemplo: solamente desmontar lo que ya está requiere de una gran complejidad técnica, económica y medioambiental, porque hay tanques enterrados que no sabemos si tienen combustible o no, cómo están, además estamos a metros del Salado, por eso tenemos que tomar todos los recaudos. Entonces, no tenemos ningún apuro, queremos hacerlo bien, pero también queremos resultados y aspiramos a que el año que viene se empiece a ver la intervención en el predio”.