Desde muy temprana edad, a principios del siglo XX, el catalán Ramón Vilaseca llegaba a la Argentina y se instalaba con sus padres a trabajar en un campo de la zona. Varios años más tarde se instalaba en el barrio Villa Talleres de Junín donde conformó su familia.
Hoy, parte de sus familiares que viven en la ciudad de Balaguer, provincia de Lérida (Cataluña) se han encontrado nuevamente con sus pares juninenses y estuvieron visitando nuestra ciudad.
Entre ese vínculo familiar se encuentra Antònia Sales Orpella, de 91 años, quien el último 1 de octubre quiso expresarse en las urnas para defender sus derechos e independencia. Su edad no fue un obstáculo para ella, al igual que su hija Miracle y miles de catalanes que concurrieron a las urnas para demostrar que son un pueblo libre.
En medio de la crisis política desatada entre Cataluña y España, tras el referéndum celebrado el domingo último y la represión lanzada contra miles de catalanes, en diálogo con Democracia, Miracle insistió que “España ha tratado y trata a Cataluña como una colonia y esto lo ha podido ver todo el mundo cuando fuimos a las urnas”. Y continuó diciendo: “Estás conmigo o están contra mí, y si no estás conmigo, garrotazo”.
“Esto ya no tiene marcha atrás. La gente ha perdido el miedo, la gente tiene rabia -que no es odio- contra las instituciones españolas y no contra el pueblo español”, subrayó. Y aclaró: “España es fantástica pero -como ya lo he dicho- esto no tiene marcha atrás”.
“Lo importante es que esto lo lidera el pueblo que ha empujado a los políticos quienes ahora asumen toda la responsabilidad. Hemos intentado negociar durante muchísimo años y el último esfuerzo fue en 2010 por Pascual Margal cuando intentó negociar un nuevo estatuto para Cataluña, aprobado por el parlamento y el referéndum de la ciudadanía”, explicó.
“Como se suele decir ahí empezó todo”, sostuvo Miracle. E insistió: “A partir de ahí ha ido creciendo una semilla que nos ha llegado al pasado 1 de octubre que fue tenso, vibrante, emocionante y finalmente, por desgracia, fue triste”.
“Este pueblo ha salido nuevamente a la calle mayoritariamente para demostrar que no tiene miedo y que seguirá adelante”, resaltó.
“Quiero dejar constancia de que los catalanes no somos ni mejores, ni peores que cualquier de los habitantes de España, sino que somos distintos. Somos nosotros, quizás peores o mejores pero distintos a la hora de hacer, ver al mundo y a la sociedad con gestión propia”, concluyó.
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