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Luis Rubial y César Coluccio, juntos en Centroamérica.
HISTORIAS DE VIDA

Se conocieron en Junín desde muy chicos y ahora trabajan en un velero en el Mar Caribe

César Coluccio, oriundo de San Luis, vivió su infancia en nuestra ciudad, donde conoció a Luis Rubial, quien lo invitó a sumarse a esta travesía turística en Centroamérica. “Un amigo del barrio me llamó para cubrir una suplencia en un barco”, contó.

Con tan solo 10 años, César Coluccio llegó desde la provincia de San Luis a Junín, en donde vivió hasta los 27 años y se hizo de muchas amistades en el barrio. Actualmente vive en Cartagena, donde trabaja en un velero que se inserta en altamar durante 15 días llevando mochileros a las distintas islas del Mar Caribe, entre Colombia y Panamá.
Desde la ciudad de La Plata donde se encontraba viviendo, “Colu”, como le dicen sus amigos, recibió un llamado desde Cartagena de su amigo Luis Rubial, quien se encontraba instalado en Colombia. “Yo me inserté en este mundo por Luis, un amigo que conocí en Junín, ya que él estaba trabajando aquí y me preguntó si quería venirme por una suplencia de una chica que trabajaba en un velero”, expresó Coluccio en diálogo con Democracia. Y agregó: “Desde un principio me vine por un mes y medio, por lo que dejé en Argentina el trabajo, departamento y mi familia”.
Luego de ese sorpresivo giro en su vida, actualmente vive en la ciudad de Cartagena, en donde trabaja en un barco a vela de marinero y como cocinero, recorriendo distintas islas en el Mar Caribe, entre Colombia y Panamá. “Tengo cinco días libres en Cartagena, me subo al barco, estoy 15 días afuera, ya que nuestro trabajo consiste en llevar mochileros a los cayos”, explicó. Y agregó: “El capitán del barco me tomó fijo por lo que nunca volví a la Argentina y hace dos años que estoy acá haciendo esto”.

“Es un trabajo alucinante” 
Su trabajo puntualmente consiste en el traslado de pasajeros “backpacker” (mochileros) en el cual “se les hace un servicio de cinco días desde Cartagena al cayo San Blas o a la inversa, dependiendo del viento y la marea, ya que trabajamos con veleros, por lo que dependemos de las condiciones climáticas en un 100% y los días pueden variar”, afirmó.
“Trabajo puntualmente de chef y ahora estoy de marinero porque volvió la hermana del capitán que cocina y somos tres en el equipo”, contó. “En mar abierto siempre avistamos delfines, ballenas y algún entretenimiento, es un trabajo alucinante”, expresó.
“Ya en la isla le damos tres días completos a los turistas mochileros con comidas de la zona como langostas y pulpo; los llevamos a hacer snorkel, hay canchas de vóley. Son 360 cayos en ese sector del mar”, señaló. 
En relación a la gastronomía en países caribeños, el chef explicó que “acá se encuentra muy diferente la comida: se come mucho frito pero también encontré frutas exóticas increíbles con sabores que probás y te alucinan las papilas gustativas como el maracuyá, la papaya, mango que son bien tropicales y realmente hay una variedad muy grande”.
“Te vas haciendo de a poco, para el mar o servís o no servís, lo amás o lo odiás, ya que mucha gente no se acostumbra”, afirmó.
“Todo el mundo piensa que es todo lindo con la arena, el agua celeste y las palmeras, pero realmente hay que bancarse muchas cosas como estar navegando de noche con lluvia”, afirmó.

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