Oscar Gómez siempre se sintió parte de la clase trabajadora y por eso el socialismo fue el espacio en donde encontró la forma de defender sus ideales.
Aunque pasó por otras fuerzas políticas, fue en la Casa del Pueblo donde puso toda su energía y militancia, en pos de lograr una sociedad más justa e igualitaria.
En reconocimiento a esa dedicación, días pasados, sus compañeros le rindieron un homenaje por su aporte al partido y su defensa de los valores e ideales del socialismo.
Quién es Oscar
Gómez nació en Pampa Bandera, un pequeño paraje ubicado al lado de El Impenetrable chaqueño. Pasó su infancia entre Chaco y Junín, donde tenía familia su madre.
Aunque su padre quería que fuese militar o abogado, Oscar empezó a trabajar siendo muy chico: cuando terminó el primario arrancó como cadete en una tintorería y al tiempo se pasó a una carpintería en donde, a los cuatro meses, ya había conseguido un aumento. Desde chico peleó por sus derechos laborales.
Luego pasó por otra carpintería y fue hachero, hasta que le tocó hacer el servicio militar. Más adelante fue taxista, peón en el campo, trabajador municipal y empleado en la delegación de Alberdi de DEBA.
Estuvo seis años en la empresa de energía eléctrica, para luego regresar a Junín y hacer el curso de maestro mayor de obras. Una vez recibido, se dedicó a esa actividad, que mantuvo hasta el momento en que se jubiló. “Hice infinidad de planos, proyectos y direcciones de obras”, resume.
“Me gustaría seguir acompañando y apoyando”.
Acercamiento a la UCR
Gómez tenía unos quince años cuando Arturo Frondizi llegaba a la presidencia y esa nueva apertura democrática, después de un período de tres años de dictadura, hizo que Oscar se interesara en la política.
Pasó por comités y unidades básicas. “Los únicos que no me dieron bolilla fueron los de la Casa del Pueblo”, recuerda entre risas.
Su padre era radical y tal vez por eso su primer acercamiento fue en ese partido, donde permaneció un tiempo en la juventud de la UCR Intransigente.
El servicio militar y su traslado a Alberdi lo alejaron de la militancia política.
Socialista
Fue en los primeros años de la década del 80 cuando sintió la necesidad de volver a militar, pero en otro espacio. “El socialismo fue siempre un partido dedicado a la clase obrera”, dice Gómez, y por eso se acercó a la Casa del Pueblo.
“Yo recuerdo que era chico y veía entrar a la municipalidad a don Enrique Mirambell y me parecía que era Sarmiento”, cuenta. En la época en que Oscar se sumó al partido, Mirambell había sido, hasta entonces, el último concejal del socialismo que había tenido Junín. “Era un gran referente”, asegura, como también lo era Athos Aguiar y otros.
“Hay muchas cosas que podría aportar, sobre todo a los jóvenes”.
Candidato
En todos estos años dentro del socialismo fue candidato a concejal en dos oportunidades. “Se sacaban 600 votos y en la primera oportunidad lo llevé a 1600 votos y la gente vio que se podía. Pero era Gómez el que podía”, dice refiriéndose a sí mismo.
“Después todo el mundo quería ser candidato –continúa– y yo no lo fui. Otra vez se sacaron 600 votos y entonces volví a ser candidato, y saqué 2000”. Sin embargo, esta vez tampoco pudo ingresar porque le faltaron muy pocos sufragios.
“Antes era otra cosa”, dice recordando las campañas, para luego ampliar: “En aquel momento yo tenía un Ford Fairlane, al que pintamos de rojo con antióxido, porque no teníamos otra pintura, y le escribimos ‘Partido Socialista, Oscar Gómez concejal’. Y le habíamos puesto unos parlantes en el que pasábamos la marcha que teníamos grabada. Yo paraba el auto en una esquina y tocaba timbre en cada una de las casas de las cuatro manzanas que estaban alrededor. Y después me iba a otra esquina y hacía lo mismo. Así hacía toda la campaña”.
Según dice, “el problema ahora es que hay medios de comunicación que se dedican a hacerle campañas a uno u otro. Entonces no se les marcan los errores, sino que los tapan”.
“Paraba en una esquina y tocaba timbre en cada una de las casas de las cuatro manzanas. Y después me iba a otra esquina. Así hacía toda la campaña”.
Balance
Hace trece años que un ACV lo obligó a bajar un poco los decibeles, por lo que Gómez ya no puede tener la participación que tenía antes dentro de la estructura partidaria.
“Me gustaría hacer un poco más, quisiera seguir acompañando y apoyando, hay muchas cosas que podría aportar, sobre todo a los jóvenes”, afirma.
Más allá de algunas dificultades, su sentido de pertenencia está intacto: “Yo siempre fui trabajador y el socialismo siempre estuvo con los trabajadores en serio, al lado del obrero”.
Con todo, al momento de hacer un balance, señala: “Estoy muy conforme. Yo intenté levantar el partido en Junín, traté salvar el Hogar Obrero, hice todo lo que pude. No siento que tenga cuentas pendientes. Por ahí hubiese necesitado un poco más de acompañamiento, pero estoy satisfecho. Nunca ocupé un puesto rentado, siempre me pagué los pasajes, la nafta del auto y mis gastos. Así entendí siempre la militancia. Y siempre llevé conmigo algún joven como para ir preparándolo”.
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