Su relación con la danza comenzó desde muy chico, de la mano de Nené Gralatto, en el Instituto de Arte Junín. Es egresado de la Escuela de Ballet del Teatro Colón y se enorgullece de una carrera de 23 años como bailarín del Ballet del Teatro Argentino. Hace algunos años, más exactamente en el 2009, un viaje a Italia le planteó un desafío que se animó a abrazar sin miedos: la fotografía. Pero específicamente, la fotografía de la danza.
Actualmente no sólo lo requieren ex colegas sino grandes estrellas de la danza, coterráneas como Marianela Núñez, primera bailarina del Royal Ballet de Londres o Ludmila Pagliero, figura del Ballet de la Ópera Nacional de París. Además, desde el año pasado Carlos se encarga de tomar las fotografías de la Compañía del Ballet del Sodre en Uruguay, a pedido de su director, el ex bailarín argentino Julio Bocca.
El fotógrafo dialogó con Democracia sobre sus dos pasiones -la danza y la fotografía- y el orgullo que le representa poder fotografiar a los mejores bailarines como pocos pueden: en su momento perfecto.
- ¿Cómo se fusionan en su vida la danza y la fotografía?
- Me estaba por retirar del Ballet del Teatro Argentino en 2009. En ese año, viajé a Italia y mi primo, un aficionado de la fotografía me prestó unas cámaras con las que me dediqué a tomar fotos de paisajes y arquitectura de la ciudad. Me entusiasmó tanto que cuando volví a Argentina me compré una cámara y comencé a sacarles fotos a mis compañeros del Ballet. Empecé a subir algunas cositas a mi página de Facebook con cierto temor porque la fotografía de danza es muy complicada. Pero tuvieron buena recepción, gustaron. Y cuando había algún evento del Ballet yo sacaba las fotos.
“Tengo la ventaja que muchos bailarines me conocen de cuando yo estudiaba en la Escuela de Ballet del Colón y bailaba, entonces conocen mi trabajo”.
- ¿Complicada en qué sentido? ¿Es diferente de la fotografía en general?
- Es una discusión que tengo con otros fotógrafos. Un fotógrafo que no sabe de danza se va a fijar mucho en la luz, el encuadre, pero en mi caso especial, siempre digo que la cámara mía está al servicio del bailarín. Eso lo destaco siempre. Se tiene que ver desde el primero al último perfectamente bien. Al margen de la luz buena y el encuadre perfecto. El bailarín es primordial, sus líneas tienen que ser perfectas para la fotografía. Tenés que saber no solo manejar el equipo fotográfico sino entender de danza, de las líneas del bailarín…
- Sin dudas es un plus y lo pudo pensar más allá de ser un hobby.
- Claro, empecé a pensar qué hacer con todo eso, si bien al principio no me vi como fotógrafo de danza, al menos no al nivel de hoy.
Y en 2011, luego de publicar varios trabajos en Facebook, me llamaron para la Primera Gala Internacional de Ballet que se hizo en Buenos Aires. Llegaban a mí por recomendaciones así que a partir de ahí pensé que había algo bueno y que tenía que aprovecharlo.
Tengo la ventaja que muchos bailarines me conocen de cuando yo estudiaba en la Escuela de Ballet del Colón y bailaba, entonces conocen mi trabajo.
- ¿Cómo es trabajar con Julio Bocca?
- Bueno, Julio (Bocca) me convocó el año pasado para hacer las fotos del Ballet del Sodre, de Uruguay, donde desde el 2010 es director artístico. Es muy exigente en todo, muy celoso con el trabajo de la fotografía. La compañía está creciendo a pasos agigantados, cada vez más.
Que me convoque para hacer las fotos de la compañía, sabiendo cómo es él con ese tema, es un placer y un orgullo.
No permite otro fotógrafo y el material que yo le entrego es revisado porque él quiere que los bailarines se luzcan. Especialmente cuando se logran líneas y técnicas, es muy importante una buena fotografía. Imaginate que cuando yo bailaba, Julio era uno de mis ídolos y he llegado a bailar con él en alguna oportunidad así que estoy muy feliz.
“Tenés que saber no solo manejar el equipo fotográfico, sino entender de danza”.
- ¿A qué bailarines fotografió?
- Paloma Herrera, Hernán Piquín, Cecilia Figaredo y Maximiliano Guerra son algunos de los bailarines que fotografié. También a Marianela Núñez, primera bailarina del Royal Ballet de Londres, que esta semana hizo una gala donde las fotos de la danza fueron exclusivamente mías. No se permitía otro fotógrafo.
También fotografié a Ludmila Pagliero, figura del Ballet de la Ópera Nacional de París en el Coliseo, que ha ganado el premio Benois de la danza como mejor bailarina del mundo. Igualmente con Herman Cornejo que también lo ganó el anteaño pasado.
Para mí es sumamente importante. Convertirme en un fotógrafo de ballet importante y que las figuras de la danza argentina o extranjeros que vienen al país confíen en mí para que haga sus fotografías es un orgullo.
- ¿Qué proyectos tiene para lo que queda del año?
- Seguir trabajando con los compromisos actuales pero además estoy diagramando una exposición para el año próximo y pensando en un libro propio. Si bien algunas fotografías mías figuran en algún libro, quiero hacer uno propio con todo mi material. Ese es un proyecto a futuro.
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