VENDE Y ARREGLA MÁQUINAS ELÉCTRICAS Y A EXPLOSIÓN

Carlos Báez: “Este oficio se está perdiendo”

Trabajó en el área de mantenimiento eléctrico en el ferrocarril. Luego abrió su negocio de comercialización, service oficial y reparación. Considera que los cambios económicos y de mercado hacen que su actividad esté desapareciendo.

El camino que siguió Carlos Báez como técnico electromecánico tiene mucho que ver con lo que vivió de chico, en su casa de Villa Belgrano.
Además de trabajar en el ferrocarril y en Transportes Spacapan, su padre hacía todo tipo de labores manuales. Eso le llamaba la atención y, cuando podía y lo dejaban, intentaba aprender o le daba una mano.
“Los fierros siempre me gustaron”, dice Báez hoy al recordar aquellos años en los que, además, desarmaba los juguetes y todo lo que tenía a mano para ver qué encontraba adentro y para tratar de descubrir los mecanismos que hacían que funcionaran. “Eso me quedó”, dice.
Entonces, después de hacer su escolaridad primaria en el Padre Respuela, su destino iba a ser el Colegio Industrial.
Allí iba a poder desarmar, observar, reparar y realizar esas actividades que tanto lo apasionaban de chico. Y así lo hizo. Tanto que desarrolló esa actividad hasta hoy, reparando y haciendo el service oficial de máquinas eléctricas y a explosión. Un oficio que, según dice, “se está perdiendo”.

“Antes las máquinas duraban 25 o 30 años y hoy no”.

El ferrocarril
Cuando terminó la secundaria hizo el servicio militar: había pedido prórroga para terminar el colegio, porque en el Industrial era un año más.
A su regreso entró al ferrocarril, en el área de mantenimiento eléctrico, en donde se realizaban reparaciones de todas las maquinarias que estaban en las plantas de los talleres, desde las fresadoras hasta los tornos y los guinches.
Eran los años 80 y el ferrocarril ya no era lo que había sido: había empezado su decadencia y eso se advertía.
Al mismo tiempo, Báez empezó a dar clases en quinto y sexto años del Colegio Industrial, en el Taller de Electricidad.
Además, comenzó a trabajar por su cuenta en los momentos libres, haciendo services o arreglos de algunas máquinas.
“Yo soy técnico electromecánico, pero a mí siempre me gustó más la parte de electricidad”, comenta.
Entonces supo que, apenas pudiera, iba a irse del ferrocarril para hacer su propio camino. Y así lo hizo. De hecho, fue el primer trabajador ferroviario de Junín que se acogió al retiro voluntario.

“Si no hay trabajo, no hay herramientas para reparar”.

Su propio camino
Lo primero que hizo fue abrir un pequeño local en Benito de Miguel 362. Como le fue bien, debió mudarse a uno más grande, en la misma cuadra. Pero hace seis años volvió a trasladar el local de su negocio, Dismatel, a Comandante Ruiz 30, porque las avenidas como Benito de Miguel dan visibilidad pero también tienen sus complicaciones, como las dificultades para estacionar, entre otras.
“Fuimos avanzando y creciendo –cuenta Báez–, y hacíamos muchos services en marcas que inclusive ya no están más. Había muchas nacionales que hoy no existen”.
Agujereadoras, amoladoras, taladros, hidrolavadoras, aspiradoras, ingletadora, compresores, generadores, bordeadoras, cortadoras de césped eléctricas y a explosión son algunas de las máquinas que se reparan. Y es service oficial de una decena de marcas.
Además, allí se vende al público y se distribuyen los productos en ferreterías. Y es proveedor en varias ciudades de la zona.
Según dice, “el trabajo fue cambiando mucho y eso requiere capacitación continua”, porque “por más que el principio de funcionamiento sea el mismo, no es igual una máquina china que una europea”. Y los repuestos también son distintos.
Pero también hay que tener en cuenta que es un cambio de época que obliga a repensar ciertas actividades, como esta: “Antes las máquinas duraban 25 o 30 años y hoy no. Su vida útil tiene que ver con lo que sucede en el mercado, que es de descarte. Nosotros no lo podemos aplicar porque el bolsillo no nos lo permite, pero en otros países tiran lo que se rompe para comprar uno nuevo. Acá se repara”.

“La vida útil de las máquinas tiene que ver con lo que sucede en el mercado, que es de descarte. En otros países tiran lo que se rompe. Acá se repara”.

Vaivenes
Como en muchos otros, en este rubro los cambios en la economía influyen en su desarrollo.
Para Báez hay que adaptarse a las políticas económicas que aplique el gobierno de turno, porque hay momentos de importación irrestricta, otros en los que se bloquea el ingreso de productos extranjeros, y “uno se tiene que acomodar a eso”.
En tal sentido, recuerda que solía trabajar con numerosas fábricas nacionales, “y en los 90 cerraron prácticamente todas”.
Y añade: “Lo que sucede en lo económico, repercute acá: en el 2001 no venía nadie porque las máquinas se les rompen a los que trabajan, y si no hay empleo, no hay herramientas para reparar. Es una cadena”.

Su oficio
Aunque tuvo algunos aprendices, hoy trabaja solo porque, dice, cuesta encontrar gente con ganas de poner esfuerzo y horas en formarse en un trabajo como este. “Por eso este oficio se está perdiendo”, afirma.
Y en ese contexto, analiza el mercado de cara al futuro: “Si las máquinas son cada vez más descartables, se va a perder del todo. Tal vez siga de una manera que tenga que ver más con el asesoramiento o con el mantenimiento, pero no con la reparación. Pero es algo que sucede en todos los rubros, no solamente acá”. 

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