Familiares de víctimas de accidentes viales: “Nos sentimos morir en vida”
Aseveran que, al sufrimiento de la pérdida de un ser querido, deben agregarle la circunstancia de tener que “mendigar justicia”. No obstante, aseguran que ese dolor es el combustible que los impulsa a seguir adelante. Piden cárcel para los responsables de las muertes de sus hijos. En lo que va de este año ya se contabilizan nueve víctimas fatales en siniestros en nuestra ciudad.
Recién ahora, y de a poco, Alicia Oliva se está recuperando de los ataques de pánico recurrentes que empezó a sufrir hace más de dos años.
Silvia Santillán está bajo tratamiento psiquiátrico y psicológico que, apoyado en la prescripción de alguna medicación, le ayuda a sobrellevar su dolor, aunque admite que todavía “algunos días son tensos, muy difíciles”.
La problemática vial no se agota en la irreparable pérdida de vidas, sino que continúa en las secuelas de los seres queridos que sufren las ausencias y –como si esto no fuera suficiente– que deben penar en tribunales en búsqueda de una justicia que parece que nunca llega.
En ese marco, el incremento de las muertes en accidentes de tránsito durante este año, llegando a las nueve víctimas fatales en cinco meses en Junín, enciende una luz de alarma cada vez más potente en nuestra sociedad.
Justicia
Periódicamente, los familiares de las víctimas de accidentes se reúnen para exigir justicia, que es lo único que les queda después de haber sufrido una pérdida en esas circunstancias.
El hecho de salir a la calle y mostrar su reclamo se basa en que se sienten desamparados por el poder judicial.
En este sentido, Silvia, que perdió a su hija Sol Medialdea en un siniestro en la Ruta 7, es contundente: “Tenemos que mendigar justicia. No vamos a parar. Hemos sido recibidos por los fiscales, por el intendente, por el fiscal general, pero es todo muy lento ¿Por qué los que son culpables no van presos? La justicia es un desastre, tenemos que salir nosotros, con nuestro dolor, y nos sentimos morir en vida. Sol era una chica sana, estaba estudiando su carrera y quería recibirse para ir a trabajar al norte del país y ayudar a los pobres”.
Para Alicia, madre de Manuel Hernández, que murió en otro accidente en la Ruta 7, el camino que se inicia en tribunales para llevar adelante la causa “es horrible, es angustiante”, porque es el propio damnificado el que “tiene que avanzando, tiene que estar en contacto todo el tiempo con los abogados”, con todo lo que eso implica.
Betina, cuyo hijo Demián Hermann falleció en un choque en la Laguna de Gómez, tiene la misma sensación: “Nosotros tenemos que estar todo el tiempo golpeando las puertas a los señores fiscales para pedir un poquito de justicia, aunque sea. Y si uno no les lleva las cosas, nadie insta a que esas causas sigan”.
El papá de Sol, Norberto Medialdea, puntualiza que “uno quiere ver que haya justicia y que sea rápida, pero es imposible”. Y se pregunta: “Si uno tiene que hacer todo, ¿para qué sirve la justicia?”
Presos
La respuesta que esperan de la justicia es la cárcel para los que provocaron la muerte de estas víctimas, porque consideran que se produjeron por la imprudencia de los conductores acusados.
“Yo quiero que vaya preso, no sé cuánto, pero que sea condenado”, dice Alicia.
Lo mismo opinan Silvia y Norberto en su caso, y Betina en el suyo: “Aunque sea tres o cuatro años presos para que se den cuenta de las oportunidades que les quitaron a nuestros seres queridos. Lamentablemente en nuestra Argentina no hay una ley de delitos viales, son solo delitos culposos”.
Drama
Es un lugar común, pero está claro que “cambia la vida” el hecho de perder un hijo en un accidente.
“Yo era un tipo trabajador, de mi familia, y me quitaron las ganas de vivir –relata Norberto–. Cuando te quitan una hija o un hijo, te matan”.
Por su parte, Betina sostiene que “hasta que no te pasa uno no tiene conciencia de lo que significa que alguien te arrebate la vida de un ser querido en un siniestro vial, como nos pasó a nosotros”.
Colosi ve que hay una “falta de conciencia” en la ciudadanía a la hora de respetar las leyes de tránsito. “Si todos pusiéramos un poquito –agrega–, tal vez hoy tendríamos a nuestros hijos con nosotros, porque todos fueron víctimas de personas inconscientes al volante”.
Alicia coincide en que este hecho le hizo ver la problemática vial de otra manera: “Yo siempre he tenido cierto reparo al manejar en la ruta, porque uno, con sentido común, sabe a qué velocidad hay que ir o que no debe pasar a otro auto cuando hay doble línea amarilla, y la muerte de Manuel hizo que yo vea más aún todo eso, lo veo todo el tiempo. No hay un día que no vea una infracción en el tránsito. Yo vivo en el campo, hago ruta todo el tiempo, y se ve a diario”.
Tránsito
Betina también advierte sobre el tránsito y señala que “es caótico” porque “la inconciencia se ve a diario y está cada vez peor”.
Tanto que en los primeros cinco meses ya hubo nueve víctimas fatales en Junín por accidentes de tránsito.
“Creo que si hubiera justicia, educación vial en las escuelas desde el nivel inicial, y controles de tránsito como se deben hacer, ahí habrá un poco de conciencia, porque hoy quien atropella con un auto sabe que no pasa nada”, afirma Colosi, que también se lamenta porque actualmente “no hay estadísticas reales de las personas que quedan con secuelas por los accidentes de tránsito, ni números reales de fallecidos”.
Para Alicia, ni siquiera estos casos ayudan a que se tome conciencia y cambien las cosas porque “las leyes están mal hechas”, y puntualiza: “No tenemos una ley que ampare a la víctima. Siempre salen ganando los que matan y los que ya perdieron la vida o a un ser querido, vuelven a perder en la justicia”.
Cómo siguen adelante
Recomponer la propia vida y seguir adelante es el desafío para estas personas que han perdido a un ser querido de esta manera. Para Alicia, “es la familia, mi hijo, y la gente que te quiere” la que le da fuerzas: “Y tratar de hacer que se haga justicia, eso también te empuja”.
Por su parte, Betina comenta que “uno busca fuerzas de adentro, que a veces no tiene, y en la contención de otros padres, de la familia y de la gente que te rodea, si no sería imposible, porque uno se siente morir de a poquito, día a día”.
Finalmente, Silvia cree que en la sociedad también hay argumentos como para sostenerlos en su dolor: “Pido a la gente de Junín que nos apoye. Estuvimos en la esquina de la plaza 25 de Mayo, en Rivadavia y Benito de Miguel, hemos levantado firmas, mucha gente nos daba aliento, pero también hay gente que ni siquiera nos mira a la cara cuando le damos un folleto con nuestro pedido de justicia. Les digo que nadie está exento de que le pase esto con un ser querido. Por eso pido que nos acompañen en nuestras marchas porque eso nos da fuerzas, más allá del dolor irreparable. Nosotros no queremos que nadie sienta nuestro dolor, pero sí que nos apoyen”.