Mientras desde la Unión Industrial Argentina vienen advirtiendo sobre la desaparición de pequeñas y medianas empresas (ver recuadro), el presidente de la Sociedad Comercio e Industria de Junín (SCIJ), Diego Ruiz, afirmó ayer en diálogo con Democracia que las Pymes locales “están atravesando por una etapa muy compleja, con una inflación elevada y una caída en las ventas”.
No obstante ello, el dirigente afirmó que comienzan a observarse algunos brotes verdes, especialmente en el humor de los empresarios e industriales, que ven “una esperanza” de futuro fundamentada, en rigor, en la “estabilidad” del dólar y la “previsibilidad”.
Asimismo, afirmó que en las últimas semanas el comercio, en líneas generales, experimentó un “incremento en las ventas”, pero aclaró que “el comercio minorista la está pasando mal, especialmente el que tiene costos fijos muy altos”.
En esta línea, señaló que los negocios en los que más impacta el enfriamiento del consumo interno son los de indumentaria y tecnología, y aquellos consumos que se pueden aplazar en el tiempo, por no ser de primera necesidad, como por ejemplo los alimentos.
En el plano de la industria, afirmó que se necesita “más colaboración de los industriales para que presenten sus demandas”. Y dijo que el objetivo es que la entidad esté integrada en un cincuenta por ciento por comerciantes e industriales.
Referentes locales del rubro aseguran que una gran presión impositiva como la que experimentan, junto a un costo laboral al que consideran excesivo, sumado a una economía que está –al menos– estancada, forman un cóctel que hace muy difícil el sostenimiento de cualquier proyecto productivo pequeño o mediano.
Por su parte, el contador Guillermo Vega, titular de la Cámara Pyme del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Capynoba), advirtió que la actualidad de este sector, que es uno de los motores fundamentales de la economía, se siente en jaque por la incertidumbre en que se encuentra envuelto.
“Bajar la inflación”
“Venimos de un 2016 que fue un año de ajustes en los servicios, con aumento de los combustibles, lo que generó una suba en los costos fijos tanto para la empresa como para los consumidores. La consecuencia de eso fue una baja en el poder adquisitivo y una contracción en la economía en general”, explicó Vega.
Para el referente de Capynoba, una de las claves es que baje la inflación, que debería rondar los 20 puntos, aunque las posibilidades de alcanzar esos números parecen lejanas, habida cuenta de que solamente en el primer trimestre del año ya hubo un 6,3% de incremento de precios.
“Las inversiones que se están esperando no van a llegar este año –agregó Vega– porque hay una cuestión de tiempo para que el interesado venga, genere un negocio y demás. Mientras tanto, lo único que te queda es apostar a las pymes que son las más fáciles de generar, porque son negocios más rápidos y que generan muchas fuentes de trabajo”.
Sin embargo, en el sector pyme aún no se ven los incentivos, porque “la Ley de Emprendedores no está reglamentada, como tampoco lo está la Ley de Pymes”, iniciativa que tienen algunos beneficios impositivos pero que “no alcanza para reactivar la economía”.
Otro aspecto que se destaca entre los que tienen proyectos productivos pequeños y medianos es “la falta de inversión que hubo en los últimos diez años”, lo que implica que “si alguien quiere poner una empresa mediana o grande en Junín, tiene que analizar el tema de la energía, como la electricidad o el gas, porque tal vez no se lo puedan proveer”. Es por ello que insisten en que, a raíz de esta cuestión coyuntural, habría que apuntalar a las pymes “hasta que las inversiones en energía, que llevan tiempo, tengan sus resultados”.
Presión impositiva y costos laborales
Desde Capynoba afirmaron que están atravesando un tiempo “muy difícil” para las pymes. “Hay muchas que se han endeudado, les ha costado mucho sostener la parte impositiva, los aportes y el costo laboral”, señaló Vega.
En el mismo sentido, el empresario Alfredo Martínez, uno de los propietarios de Industrias Plásticas Martínez, aseveró que “el mayor problema” que tienen es impositivo: “De todo lo que trabajamos nosotros nos vemos obligados a pagar el 64% de impuestos sobre los salarios, más allá de que por supuesto hay que pagar IVA, Ingresos Brutos y Ganancias. Esos tres impuestos hay que afrontarlos. Pero, pagar impuestos por cometer el delito de trabajar, me parece que no es justo. No sólo estamos en desacuerdo, sino que nos lleva la ganancia”.
A modo de ejemplo, Martínez afirmó que por un operario que cobra 15 mil pesos de bolsillo, debe abonar otros $ 9.600 de impuestos salariales. Es decir que eso se suma al sueldo. “Entonces, si un operario o un oficial, te cuesta 25 mil pesos, es más de lo que una Pyme puede pagar”, sentencia.
Esto, a su vez, lleva a la necesidad de tener que aumentar el precio del producto lo que, consiguientemente, deja a esa empresa fuera del mercado internacional. Para Martínez, con estos números “una pyme no puede salir a vender su mercadería a otros países”.
“Algo que se puede hacer es bajar las cargas sociales a las pymes, aunque sea por uno o dos años, para que puedan tomar más empleados”, opinó Vega.
La Ley de Pymes prevé algunas reducciones impositivas, pero no sobre lo laboral. También hay planes, como Mi Primer Empleo, para reducir las cargas sociales, pero para Vega son insuficientes: “Hoy en las pymes se piensa mucho la decisión de tomar un empleado por los costos que tiene, que son los mismos que tiene cualquier empresa de cualquier tamaño. Lo único que hay hoy es que las empresas de hasta cinco empleados reciben un pequeño beneficio por un tiempo determinado, pero no es representativo en el volumen. Hoy una pyme de diez empleados está pagando costo muy alto de cargas sociales que, en un escenario de contracción de la economía, le requiere un esfuerzo bastante importante”.
Menos expectativas en el campo
Con respecto a la inyección de la cosecha gruesa en el mercado interno local, Ruiz admitió que si bien existían altas expectativas de consumo, las últimas inundaciones generaron un “desaliento en muchos productores rurales que aún no pudieron levantar la cosecha”, por lo que hay sectores que siguen esperando que el campo se recupere para incrementar las ventas, como por ejemplo las concesionarias de venta de automóviles, camionetas y maquinaria agrícola.
Es que los especialistas coinciden en que el sector agropecuario, a partir de las medidas que se tomaron de la baja de retenciones y de algunas barreras arancelarias aduaneras, puede derramar un poco en la economía y se puede traducir en la compra de maquinarias, vehículos, inversiones.
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