El barrio Las Marías es uno de los últimos sectores semiurbanizados, en donde hasta no hace mucho predominaban las quintas y en la actualidad prevalecen las viviendas permanentes.
Delimitado por las calles Benito de Miguel, Los Olmos, Canavesio y Los Muérdagos, este vecindario cuenta con agua corriente en un 70 por ciento, aunque hay todavía hay muchas carencias por las que reclaman una solución.
En el medio, un conflicto judicial por parte de las tierras que están ocupando hace más difícil la llegada de servicios a esta zona, según lo que dicen los lugareños.
“Queremos que el barrio tenga obras por eso le exigimos al intendente o a quien corresponda que nos preste atención y que no seamos tan olvidados, como en épocas o gestiones anteriores”, reclama el referente barrial Lucas Salas.
Infraestructura
Los residentes destacan la importancia de la llegada del agua corriente a una importante porción de este barrio. Sin embargo, esto no fue incorporado a las manzanas que fueron tomadas.
Lo mismo sucede con el servicio de electricidad domiciliaria, como explica Salas: “El señor Cicoria, de EdEn, en su momento nos daba la posibilidad de que la gente tenga su electricidad normal y pagarla, pero se desistió de hacerlo por el conflicto que tienen con estas tierras. Ahora los vecinos quieren tener su luz propia y pagar, así que esperamos reunirnos en los próximos días para ver qué solución se les puede dar porque están conectados de forma clandestina, lo que es muy peligroso para ellos y los niños”.
Asimismo, esperan poder incorporar el servicio de cloacas en el sector.
Las calles
Por tratarse de una zona que históricamente fue de quintas, en Las Marías no hay calles pavimentadas ni mejoradas.
“Tanto la gestión anterior como la actual saben que acá, cuando llueve, no se puede salir”, señala Salas, para luego ampliar: “Cuando las calles se rompen con las lluvias, nosotros pedimos las máquinas y vienen. Pero la solución sería otra, una base estabilizada sobre todo en Benito de Miguel, lo que sería una algo importante, principalmente para los chicos, que van a la Escuela N° 48, que está a diez cuadras”.
Los vecinos insisten en que son “barrio olvidado”, por lo que solicitan “al intendente y a los concejales de todos los partidos que se acerquen al barrio para que vean en qué situación” se encuentran.
Cancha de fútbol
Los lugareños improvisaron una cancha de fútbol en el barrio “para que los pibes se dediquen al deporte para poder sacarlos de la calle”.
En la actualidad, el municipio dispuso que dos veces por semana venga un profesor a darles fútbol a los chicos del barrio.
Tierras en conflicto
A mediados del año pasado, un fallo del juez Jorge Cóppola obligó a 40 familias que están ocupando dos manzanas que son reclamadas por la cooperativa de la Unión Ferroviaria a que dejen el lugar, luego de condenarlas por el delito de usurpación.
“Desde el primer día que la gente empezó a ocupar este lugar, en forma pacífica, nosotros conocemos mejor que nadie la historia de estas tierras, pero hay gente de poder que quiere apropiarse de ellas”, sostiene Salas.
Es que, en su defensa, los vecinos dicen que, al momento de instalarse, esos lotes estaban abandonados. No obstante, la cooperativa Unión Ferroviaria reclama la propiedad de las tierras.
Actualmente, la sentencia del doctor Cóppola fue apelada y deberá resolver la Cámara de Apelaciones de Pergamino. Sin embargo, para los vecinos la solución es más política que judicial, como afirma Salas: “Nosotros siempre sostuvimos que estas tierras no tienen dueño, son del Estado, y como hay alineación del municipio con Provincia y Nación, creemos que la solución podría venir por ahí. Seguimos esperando novedades por parte del municipio. Mantuvimos contacto con Marisa Ferrari, de Desarrollo Social, pero hasta ahora son solo palabras, no vemos hechos”.
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