Ayer comenzó el juicio oral y público a Gastón Aníbal Díaz y Soledad Álvarez, por la muerte de Olga Acedo, de 71 años de edad, ocurrido el 15 de marzo de 2013, cuando estaba cuidando a su sobrina nieta de 2 años de edad, en el domicilio ubicado en República 170.
El próximo lunes, 3 de abril, a las 12, los jueces darán a conocer, por secretaría, el veredicto y eventual sentencia en los Tribunales de Junín.
Tras las declaraciones de pocos testigos se dieron a conocer los alegatos de las partes intervinientes, ante una sala con bastante público, en su mayoría familiares de la víctima y de los imputados.
El Tribunal interviniente estuvo compuesto por los doctores Jorge Cóppola (juez correccional), Laura Morando (jueza civil) y Rodolfo Luna (juez de paz), que subrogaron a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N° 1, Miguel Angel Vilaseca, Esteban Melilli y Karina Piegari, por ser estos quienes juzgaron años atrás, a otro de los imputados, Jonathan Castro, que fuera condenado a 9 años de prisión por este mismo hecho, pero resultó imputado solo del robo a Acedo y no de su muerte.
Pocos testigos
Ayer el proceso judicial se llevó a cabo en la sala de audiencia del cuarto piso de los Tribunales del Junín. Durante el mismo, las partes desistieron de la gran mayoría de los testigos: de 65 declararon cuatro o cinco, entre ellos Néstor Roldán, vecino de Acedo, que aquel mediodía del hecho que se ventila, acudió a la casa de la tragedia, tras el pedido de ayuda de la sobrina de Acedo, quien había encontrado a su tía muerta y a su pequeña hija, por fortuna viva.
Según lo que relatara el testigo, la mujer estaba en la cama, boca abajo y vio un cuchillo tirado al costado de la cama, manchado en sangre.
Luego declaró Luciano Barrio, pareja de la sobrina de Acedo, de nombre Florencia Danunzio. Ambos vivían en un inmueble secundario a la casa principal de República 170, donde residía Acedo, que era docente jubilada.
Vale aclarar que el robo y crimen fue en este departamento secundario lindero a la casa de la mujer jubilada y en el mismo terreno.
Barrio dijo que en aquella oportunidad se encontró con que habían roto la claraboya del baño de su casa, donde había una soga colgada, que las cosas estaban desordenadas, rotas y que había faltantes. Aseguró que habían robado alrededor de 600 pesos y dos alcancías. Dijo que en la casa de Acedo, la más antigua en este domicilio de República 170, también había cosas tiradas, pero no rotas.
La cuestión es que de un número importante de testigos previstos, solo una vecina declaró en este juicio, diciendo finalmente que no podía asegurar haber visto a los imputados Díaz y Álvarez por los alrededores de la vivienda de la tragedia.
Las partes acordaron que no estaba en discusión el hecho en sí, es decir, el asesinato de Olga Acedo, mientras estaba cuidando a su sobrina nieta, aquel trágico 15 de marzo, en el departamento que ocupaba su sobrina Florencia Danunzio junto a su pareja.
Alegatos
El fiscal José Alvite Galante solicitó la pena de 25 años de prisión para los imputados Gastón Aníbal Díaz y Soledad Álvarez,
Los acusó de ser coautores del delito de homicidio en ocasión de robo, agravado por la intervención de menor de edad.
En grado de alternativa, pidió al tribunal que sean condenados a la pena máxima como coautores de robo calificado, calificado por escalamiento, agravado por la intervención de un menor de edad, estimada en una pena de 13 años y 8 meses de prisión.
El fiscal dijo creer los dichos de Jonatan Castro, imputado que habría acusado a un menor de edad (cuyo juicio sería en abril próximo) y también a otros conocidos por él de haber participado del robo y asesinato de Olga Acedo. Castro acusó a Gastón Díaz de haber ingresado a la casa junto al menor, siendo este último el que habría matado a la septuagenaria, según los dichos de Castro. En tanto dijo que Soledad Álvarez habría oficiado de “campana”, en la calle, para que se pudiera hacer el robo, que finalmente derivó en una muerte.
Según Castro, el menor había cortado a Acedo y habría dicho que se le había ido la mano, en tanto que a la menor la dejó viva porque le dio lástima.
Quienes no creen lo dicho por Castro son los que defienden a los imputados, aludiendo que no habría ninguna prueba en contra de ellos y que la única que se encontró fue una de ADN del mismo Castro, tanto en una cúter, usada para sacar un vidrio de la claraboya del baño, como de la soga donde se habría colgado para entrar a la casa.
El doctor Gerardo Doyle, defensor oficial de Díaz, pidió la libre absolución, por considerar que no estaba probada la autoría de su defendido, de 23 años de edad, radicado en la ciudad de Rojas y actualmente preso por otro delito en una cárcel de Junín. Lo mismo solicitó el doctor Mauricio Muñoz, abogado defensor de la imputada Soledad Álvarez, de 28 años de edad, radicada en Junín y en libertad, alegando que ella no tuvo ningún grado de participación en el delito por el cual se la acusa.
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