En los últimos meses se incrementó la demanda de ayuda social en Junín
El municipio, que en junio auxiliaba a unas 600 familias, hoy asiste a casi mil de manera sistemática. Los comedores y merenderos reciben cada vez más comensales. Algunos apuntan a abrirlos más días a la semana. Muchos clubes les dan una copa de leche y ropa a los chicos que allí concurren.
La demanda de ayuda social creció marcadamente en el último tiempo en Junín. Una muestra de ello es cómo se multiplicó la asistencia sistemática que brinda la Secretaría de Desarrollo Social del municipio.
En efecto, este diario publicó en junio del año pasado datos oficiales que daban cuenta de que eran algo más de 600 familias las que recibían ayuda periódica por parte de la comuna; mientras que, en la actualidad, de acuerdo a la información brindada por la secretaria de Desarrollo Social, Marisa Ferrari, el auxilio se extiende a más de 980 familias.
Esto implica que la ayuda se debió incrementar en más del 50% y hoy alcanza a unas cinco mil personas en nuestra ciudad, si se tiene en cuenta que “una pareja con tres chicos es la media de Junín” entre las familias asistidas, de acuerdo a lo expresado por Ferrari.
Además, referentes sociales locales dan cuenta de un crecimiento en la cantidad de asistentes a merenderos, comedores y centros comunitarios.
Ayuda del municipio
Ferrari explica que las casi mil familias referidas reciben ayudas “periódicas y mensuales”, mientras que, además, se realizan “asistencias coyunturales frente a situaciones críticas, ya sea por una cuestión de violencia familiar, por un incendio, por un desalojo, por un evento climático”, u otras.
Las familias necesitadas llegan a pedir ayuda a través de las quince trabajadoras sociales que están distribuidas en diferentes sectores de la ciudad. “Nosotros implementamos con mucha fortaleza el trabajo en los barrios, por un lado, por la cercanía a la familia, pero también porque necesitamos una evaluación técnica que hacen las trabajadoras sociales con determinados parámetros: quién está en situación de indigencia, quién en situación de pobreza, si hay alguien con vulneración de derechos, como falta de acceso al agua, a la tierra o a los servicios básicos”, señala Ferrari.
Las entregas de bolsones o cajas de alimentos se realizan a través de Cáritas, una estrategia que apunta a involucrar a esta entidad para darle mayor transparencia a la distribución. En tal sentido, hay versiones que indican que se triplicó la ayuda alimentaria, un dato que no pudo ser corroborado de manera oficial.
Con todo, Ferrari destaca que en Desarrollo Social se está apuntando a la optimización de las estadísticas y la sistematización del trabajo: “Estamos cargando todo lo que hacemos y tratando de entrecruzar datos porque lo cuantitativo es lo que nos permite trabajar, y pudimos avanzar en eso. No es sencillo porque eso necesita una infraestructura y equipamiento, y encontramos bastante descalabrado todo. También trabajamos en los informes cualitativos, es decir, registrar la información de las familias con las que trabajamos porque cuando llegamos no había legajos ni nada”.
Trabajar con las urgencias
El concejal Luciano Polo, ex secretario de Bienestar Social y referente en esta materia en el Frente Renovador, se muestra preocupado por el panorama actual: “Yo noto muy complicado el asunto. Veo que hay una falta de sensibilidad del gobierno nacional y, a partir de ahí, eso se cristaliza en la provincia y Junín no está ajeno a eso. Estamos en una situación límite y los que más sufren las medidas que se han tomado son los pobres”.
Respecto del trabajo del municipio en esta materia, considera positivo que se hagan los informes correspondientes, aunque eso no debería retrasar la asistencia a los necesitados.
“Yo no digo que sea una mala idea la intención que tienen –explica Polo–, pero la gente necesita lo inmediato. Por ejemplo, para dar una bolsa de alimentos o leche se tiene que hacer una encuesta socioeconómica, por ahí pasan varios días hasta que la asistente social va a la casa, otros días más hasta que se hace la evaluación, y cuando entregan las provisiones pasaron dos o tres semanas, pero gente las necesita hoy. Creo que hacer esos registros está muy bien, pero si uno va a buscar una bolsa de alimentos es porque la necesita ahora. Estamos hablando de situaciones de urgencia”.
De acuerdo a su análisis, “hace mucho tiempo que no se veía lo que se está viviendo hoy”, y sentencia: “Estamos en una situación complicada y difícil. Y más allá de que uno ve la tristeza de quien pasa necesidades, lo que se nota es que la gente está resignada”.
Más gente en los comedores
Lo que sucede en los comedores comunitarios y los merenderos funciona, en muchas oportunidades, como un termómetro de la actualidad socioeconómica de un lugar: cuando peor es el escenario, mayor es la cantidad de personas asistidas.
Polo, que colabora con tres merenderos, afirma que hoy en día “se está incrementando la cantidad de chicos” que asisten, y que “en algunos lugares también va gente grande”.
Por tal motivo, “en los comedores, que suelen trabajar miércoles y sábados, ahora están empezando a pensar en agregar otro día, lo que da la pauta de que por ahí no llegan a satisfacer a las familias con la comida”. En tal sentido, el edil renovador remarca: “Yo ya he dicho en otro momento que hay mucha gente que come una sola vez por día y es lo que está pasando: son muchos los que comen algo al mediodía y a la noche solo pueden tomar un mate cocido o un té”.
Daniel Carballo, responsable del Comedor Nariguetas, ubicado en la calle Larrory 1220, en donde se les da de comer a entre 70 y 90 chicos todos los sábados, relata: “Se ve que hay mucha necesidad, más que años anteriores. Las madres nos dicen que van a seguir viniendo y también vienen a buscar ropa, porque está brava la mano. Nosotros damos el almuerzo solamente los sábados y estamos viendo cómo hacemos para darlo también los miércoles. Ellos lo saben y nos preguntan todo el tiempo cuándo vamos a sumar otro día”.
En tanto, Betty Melcon, referente y alma mater del Comedor Hermana Concepción, del barrio Camino del Resero Norte, advierte que “están yendo muchos chicos” a merendar. Si bien en la actualidad no están dando los tradicionales almuerzos de todos los sábados porque están en obra, sí continúan dando una copa de leche por las tardes y ahí se ve que “los chicos van con una bolsa para llevarse algo de pan o lo que se les pueda dar”. También “están desesperados buscando útiles escolares, ropa y demás, porque realmente lo necesitan”.
Por su parte, Juan Catania coordina, junto con su esposa, su hija y algunos colaboradores, el Centro Comunitario Amcipa, ubicado en Villa del Parque, en donde no hay un comedor pero sí se les da la merienda a varios chicos del barrio, a los que también se les ofrece apoyo escolar y diferentes actividades para hacer.
“Se nota que muchos de los chicos que asisten al centro comunitario vienen con hambre, por decirlo claramente, son insaciables a la hora de tomar la leche y comer lo que les damos. Eso sí se ve y se marca una diferencia respecto de años anteriores”, describe Catania.
Según dice, esto se empezó a notar con más elocuencia hacia finales del año pasado: “Esto es producto de que muchos de los papás de los chicos que vienen acá han trabajado históricamente en la construcción y hoy están sin trabajo o les han mermado muchísimo los ingresos, por lo que se les hace muy difícil”.
En los clubes
Además de lo deportivo, los clubes cumplen una función social muy importante y, en ese marco, se destaca que cada vez son más los que ofrecen una merienda a los chicos que allí concurren.
Ambos Mundos, Defensa Argentina, Independiente, River Plate, Villa Belgrano y BAP son algunas de las instituciones que prestan este servicio. Y allí también se puede ver un aumento de las necesidades.
En Ambos Mundos, por ejemplo, se da la merienda los martes y jueves y el último día concurrieron 72 chicos. “Vemos que hay más demanda, arrancamos con unos 40 chicos y ahora no bajamos de 70”, señala Daniel Barcos, presidente del ‘Tricolor’, para luego ampliar: “Cada vez que hacemos la copa de leche vienen todos los chicos a practicar y si hay hermanitos, se quedan a merendar. Eso es algo que antes por ahí no se veía tanto”.
Algo similar ocurre en Defensa Argentina, de acuerdo a lo que explica su presidente, Gastón Freda: “En el merendero atendemos a unos cien chicos y acá la copa de leche es indispensable. Las necesidades están a la vista. Yo este año pude empezar el campeonato gracias a la Liga, que me dio algunas facilidades, porque los chicos necesitan agarraderas y ropa que se las tenemos que dar nosotros, porque no tienen, es tremendo, vienen los chicos descalzos. Es la primera vez que nos pasa de estar a punto de no arrancar el campeonato. El panorama está complicadísimo”.
Los merenderos que funcionan en estos y otros clubes reciben un apoyo importante de la Municipalidad para su funcionamiento.