En la Dirección de Bromatología municipal recuerdan cuando, en medio de un operativo en un autoservicio de origen oriental, uno de los propietarios tomó un sachet de yogurt que estaba separado para ser secuestrado porque su temperatura era de unos 20 grados –cuando el máximo es 8–, le cortó una punta con una tijera y se lo bebió casi todo, intentando demostrar que no hacía mal ingerirlo aún con esa temperatura, al tiempo que decía “¡Está bueno, está bueno!”.
O lo sucedido en otro súper chino, al que estaban clausurando por haber encontrado excremento de roedores, mientras dos de los encargados del local cortaban el pan contaminado y lo comían ellos, afirmando que el producto no estaba en mal estado.
Escenas como estas –a veces no tan grotescas, otras más conflictivas– son moneda corriente entre los encargados de controlar estos establecimientos, que no paran de reproducirse. Hoy ya hay 39 supermercados y autoservicios de origen oriental en Junín, lo que plantea un escenario complejo habida cuenta de las denuncias públicas sobre competencia desigual respecto del resto de comercios locales.
Entre los reclamos, las irregularidades más recurrentes son por deficiencias bromatológicas y de higiene, y por la presencia de empleados no registrados.
Operativos de Bromatología
En la Dirección de Bromatología y Zoonosis se reciben alrededor de 20 denuncias por mes referidas a posibles irregularidades en materia de alimentos. Un porcentaje importante de ellas tiene que ver con lo que sucede en los locales de origen oriental.
El doctor Hernán Ceci, director de Bromatología y encargado de encabezar los operativos, explica que las faltas más comunes de dan “en los lácteos y los fiambres”. Es por ello que, en las inspecciones, una vez que se identifican, los agentes de la Dirección se centran en los “puntos estratégicos” donde es más probable que se encuentren anomalías: la cámara de los fiambres, la de la carnicería y la heladera de lácteos.
“Una de las primeras cosas que hacemos –comenta Ceci– es ir a los lácteos y corroborar la temperatura de los productos, porque es un punto crítico por la peligrosidad y por las denuncias que recibimos. También miramos con detenimiento los fiambres, ahí uno de los inconvenientes es que muchas veces lo fetean y no lo rotulan, y con eso ganan días, porque el rótulo dice la fecha de envasado y la de vencimiento. En un operativo, lo que está feteado sin etiquetar, automáticamente se secuestra”.
El funcionario comunal remarca que en numerosas oportunidades hay “mucha resistencia” por parte de los propietarios de los súper chinos, por lo que es común que deban realizar su trabajo con el apoyo de la policía: “Hay veces que se enojan, no quieren dar la mercadería, la sacan del carro donde la estamos poniendo, entonces se hace difícil”.
Lejos del ideal
El director general de Bromatología y Zoonosis, Julio Ferrero, afirma que desde comienzo de su gestión el intendente le ordenó “que la prioridad uno son las denuncias de los vecinos”. Entonces, cuando ingresa una se cumplimentan todas las acciones que corresponden y una vez que se cierra, el mismo Ferrero llama al denunciante y le comunica cuáles fueron las consecuencias de su reclamo y qué medidas se tomaron. “Al principio no podíamos salir de los supermercados de origen oriental porque llovían las denuncias contra esos locales”, grafica el funcionario.
Fue a raíz de esa situación que en septiembre del año pasado se puso en práctica un manual escrito en castellano y en chino, en el que se dan instrucciones sobre la manipulación de alimentos y cómo se deben manejar con respecto a la higiene. “Los convocamos –recuerda Ferrero– y vinieron todos, con el abogado y el contador. Se les entregó el manual, se les pasó un PowerPoint con una capacitación sobre las buenas prácticas del manejo de alimentos y se les puso un traductor que les iba explicando”.
En Bromatología consideran que a partir de estas medidas de capacitación y control hubo adelantos. En tal sentido, Ceci señala: “Han mejorado en cuanto a orden, limpieza, pero hay algunos puntos en los que sigue costando que haya un cambio. Por ejemplo, productos vencidos en góndola, mercadería guardada en las cámaras en donde están las medias reses, es decir, que hay ciertas cosas que son difíciles de manejar. Todavía estamos lejos del ideal”.
Eso se ve plasmado en que, en muchos casos, “saben perfectamente dónde tienen las cosas vencidas”, porque cuando llega la inspección al comercio “enseguida salen corriendo al lugar para retirar los productos” que están en falta. “Eso da la pauta de que no es que quedó algo vencido en góndola sin que se dieran cuenta, sino que es deliberado, saben que está vencido y lo ponen a la venta igual”, concluye Ceci.
Irregularidades laborales
Otro punto sobre el que se pone el acento en esta área es en referencia a las irregularidades en sus planteles de empleados.
Federico Melo, subsecretario general del Sindicato de Empleados de Comercio, remarca que en los controles periódicos que realizan en conjunto con el Ministerio de Trabajo se advierte que “al supermercado oriental le es más fácil pagar la multa que regularizar la situación de precarización que tienen sus trabajadores”.
Según el relato del joven dirigente sindical, “es una constante lucha, tanto en la regularización de los empleados como también lo de seguridad, higiene y bromatología”. De hecho, hace pocos días se hizo un operativo conjunto llevado a cabo en un súper chino en el que se secuestraron varios changuitos de mercadería y se labraron actas por empleados no registrados.
“La multa por empleo no registrado ronda los 10.000 pesos –explica Melo– pero el tema es que el Ministerio le da una posibilidad de regularizar a ese empleado y si lo hace antes de la audiencia, esa multa se reduce a 500 pesos, que es un monto ínfimo. Lo que se repite muchas veces es que el supermercadista blanquea al empleado, paga $ 500 y después lo da de baja y el trabajador pierde los beneficios obtenidos”.
En referencia a esto, Melo relata que, en general, no hay denuncias ya que el empleado está en una situación de necesidad que hace que deba aceptar su precarización, por lo que los controles son de rutina. “Nosotros todas las semanas inspeccionamos uno o dos supermercados orientales, entonces el control está, pero debería haber otras sanciones”, agrega.
Otro de los ardides que detectaron en reiteradas ocasiones es que se habilitan comercios de estas características con una razón social y luego, a los pocos meses, la cambian sin informarlo. De esta manera, se terminan haciendo reclamos e intimaciones a razones sociales que ya no existen. “Es una desprolijidad muy grande y sobre eso se debería actuar”, dice Melo.
En la actualidad, solamente el 50 por ciento de los súper chinos están empadronado en el Sindicato de Empleados de Comercio. “Eso no quiere decir que todos ellos hagan los aportes como se debe, sino que la mitad entregó los papeles correspondientes”, aclara Melo, para luego añadir: “Los otros ni siquiera hicieron eso, más allá de las intimaciones que les hemos hecho. Pero ahí es cuando nosotros notificamos a alguien y al tiempo nos damos cuenta de que esa razón social no existe más porque está a nombre de otro. Entonces es muy difícil llevar algún control”.
Capacitación y control
A partir de este escenario tan complejo, a idea de las autoridades es la de capacitar a los comerciantes para que sepan las buenas prácticas en materia de manejo de alimentos. “Nosotros queremos que todos estén dentro de los marcos normativos, no solo los supermercados de origen oriental”, asevera Ferrero.
Por tal motivo, el proceso que se está llevando a cabo es el de generar encuentros y charlas de capacitación para luego ejercer un control más estricto y sancionatorio sobre lo que se hace –ya sean grandes comercios como pequeños emprendedores– “para proteger la salud del ciudadano”.
Por su parte, Melo subraya que Junín es una de las ciudades en donde “la presencia de supermercados orientales es masiva”, por lo que apunta a la prevención: “Si se pide una habilitación y se cumple con todos los requisitos, no podemos negar su instalación, al contrario, bienvenido cualquiera que venga a instalar un emprendimiento que dé trabajo a mucha gente. Pero lo que estamos viendo es que el trabajo que brindan es muy poco y encima es precarizado”.
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