Héctor “Ciego” López, en el campito de la esquina de su casa, al que arregla cotidianamente.
EX FUTBOLISTA Y ÁRBITRO

Héctor López: “Lo que uno sabe lo aprende en el campito”

Se inició en Jorge Newbery y pasó por una decena de equipos. Además, fue réferi de Primera de varias ligas y desde hace unos lo hace en las divisiones inferiores a nivel local. Afirma que la práctica deportiva lo “hizo crecer”.

Cada vez que tiene un rato, Héctor López se va hasta el terreno que está en la esquina de su casa, en Sanabria y General Paz, y hace algún arreglo en la cancha de fútbol improvisada que hay allí: acomoda los arcos, tapa pozos, rellena con tierra, corta el pasto, limpia.
Es un cable a tierra, una forma de mantenerse en contacto con sus orígenes, aquellos que lo llevaron a transitar por el camino del fútbol, en donde jugó en una decena de equipos y hoy se destaca como un referente del arbitraje.
Una carrera cuyo puntapié inicial fueron los partidos de barrio en otro potrero, donde se formó también para la vida. “Lo que uno sabe, lo aprende en el campito”, sentencia.

Formación
Nacido en la zona de la alcantarilla de calle Chile, López es el menor de siete hermanos. Hizo la primaria en diferentes escuelas, pero a los 13 años debió dejar el estudio para salir a trabajar. Empezó repartiendo viandas, pasó por una tintorería, realizó otras actividades, hasta que ingresó en los talleres de la Municipalidad.
Permaneció un tiempo allí y en 1980 tuvo la oportunidad de entrar en el ferrocarril. A principios de los 90, cuando el sistema ferroviario fue arrasado por las políticas económicas de entonces, fue dejado cesante e indemnizado.
“Fue difícil porque tenía a mis hijos chicos, pero yo me crié en la calle y me acostumbré a ese ritmo, a hacer changas, nunca le saqué el cuerpo a nada”, comenta.
Pasó por una distribuidora de gaseosas, una confitería, y desde hasta 1997 se dedica a la gomería, un oficio que había aprendido en la Municipalidad.

Fútbol
Desde siempre el fútbol fue su pasión, pero no ingresó a un club hasta los 17 años. Su formación fue, por supuesto, el campito de su barrio. Allí lo vio una tarde el recordado ex técnico de Newbery, Jorge García, y lo invitó a ir al club: “Yo le contesté que no porque a mí me gustaba el campito y, además, le dije que no tenía zapatillas ni cómo ir hasta allá. A los dos días apareció con el viejito Galante y me trajeron una bicicleta, zapatillas, pantalones, así que me quedé sin excusas”.
Arrancó como marcador de punta derecho y pasó por todos los puestos de la defensa. Jugó en reserva y solía ocupar un lugar en el banco de suplentes del recordado equipo del ‘Tingo’ López, ‘Pity’ Pondal, Sergio Lippi, Juan Carlos Vilches, y otras glorias del Aviador.
Cuando se quedó sin lugar, pasó por otros clubes: fue a Independiente primero, y después a BAP, Ambos Mundos, Defensa Argentina, Rivadavia, Villa Belgrano y Origone.
“Yo lo pasé muy bien en todos lados –cuenta– pero si tengo que elegir, creo que el mejor equipo que integré fue el de Villa, con el que salimos un año campeón y al siguiente subcampeón del Nocturno. Y también en Newbery, donde me inicié.
Además, jugó afuera: en Yrigoyen de Alem, donde salió campeón, en Belgrano de Morse y en Viamonte.
Se retiró a los 37 años, jugando para Defensa Argentina.

Árbitro
Un año después del retiro y de manera casual, López se inició en el referato. Todo empezó un día en el que el ex árbitro Darío Vinella fue a su casa y le pidió que fuera su juez de línea en un partido que se jugaría esa misma tarde, porque le faltaba uno. Ante la negativa de Héctor, Vinella insistió y lo terminó convenciendo. Y así empezó.
“Me gustó porque era una manera de seguir involucrado con el fútbol y estar dentro de una cancha”, dice López.
Arrancó como juez de línea y después pasó a ser árbitro, donde hizo toda la carrera en las diferentes divisiones, desde los más chicos hasta la Primera.
“Como árbitro soy de carácter, porque tengo una responsabilidad –señala– y si tengo que expulsar a alguien, lo hago. Con los chicos hago más docencia y trato de hablarles, pero con los grandes es diferente”.
Según dice, “hay que tener una personalidad muy especial para ser árbitro, hay 22 jugadores, más todos los que están afuera, todos pendientes de lo que uno hace y esperando el error. Es complicado porque en el momento te ajustician, no hay perdón posible; en el arbitraje no te podés equivocar porque la gente te juzga enseguida, es implacable”.
Dirigió en Primera División en diferentes ligas de la zona y desde hace algunos años pasó a la Liga Deportiva del Oeste donde arbitra en inferiores.

Balance
Al hacer un repaso de su trayectoria, López se muestra satisfecho por haber elegido el camino del arbitraje, ya que el fútbol estuve presente siempre en su vida y esta actividad le permitió seguir involucrado en el deporte.
Y a modo de balance, sentencia: “Nunca hice nada de esto por plata. Yo siento el fútbol desde siempre, no tuve otro juguete que no fuera una pelota, mi primera bicicleta me la dio Newbery, pero fue el fútbol el que me hizo crecer. Por eso también arreglo esta canchita, porque ya no hay más potreros, y lo que uno sabe lo aprende en el campito”.