OPIINIONES

Espero el inicio del 2017 lleno de espíritu optimista y esperanzador

Luego de un arduo 2016 donde el gobierno nacional puso el empeño en su primer año de gestión en “normalizar” las variables de la macroeconomía heredadas del gobierno anterior (inflación, desempleo, crecimiento de PBI y de la actividad industrial, pobreza, salida del default con el consecuente regreso al mercado financiero internacional), muchas veces con medidas que tendieron a “enfriar la economía”, desestimulando el consumo y así, retrayendo el mercado interno, espero el inicio del 2017 lleno de espíritu optimista y esperanzador.
Quizás se trate de una característica propia de aquellas personas que nos dedicamos por años a la actividad pública o a la propia conformación de mi persona, lo cierto es que (y, a pesar de ello) luego de un 2016 lleno de sacrificios para la totalidad del pueblo pero, en especial de aquellos que menos tienen y de la clase trabajadora, no puedo dejar de pensar que lo más difícil ya se ejecutó este año que despedimos y que el 2017 será un año para cosechar los beneficios prometidos.
El panorama económico nos permite pensar en un año 2017 donde los índices de inflación consoliden las señales de desaceleración que vienen insinuando y ello será muy positivo para aquellas personas que tienen una relación laboral en dependencia y cuentan mes a mes con un salario fijo pues verán el poder adquisitivo de su esfuerzo respetado y protegido. Esa, a mi entender, es la mejor señal que se pueda dar desde un gobierno a sus ciudadanos pues estos son los que con sus consumos movilizaran el mercado interno y así impulsar la producción y la inversión.
Asimismo, estas dos (producción e inversión) prometen desarrollar empleo de calidad, vinculado con la actividad privada y no aquella ficción que ya hemos visto en otras oportunidades de un Estado generando trabajo (público) a costa de un mayor déficit por emisión monetaria (y su indefectible inflación). Todo esto permitiría proyectar un círculo virtuoso que, de la mano del empleo (salario) y la estabilidad monetaria, desarrolle el país de manera equitativa. Creo que este deseo de igualdad es una de las demandas más importantes de los ciudadanos y uno de los pilares fundamentales para la evolución de cualquier sociedad contemporánea.
Respecto del panorama político (actividad desde la cual se previsiona la economía), ingresamos en un año electoral. Ello planteará nuevas demandas a todos los sectores políticos, ya sea al oficialismo como a la oposición. Desde el primero, acentuará la exigencia de un gobierno mejor y, sobretodo, más incluyente. Desde la oposición, les planteará la exigencia de proponer (actitud propositiva tan difícil para toda “oposición” en general que muchas veces se limita a la mera crítica) un modelo superador al aun tímidamente proyectado por el gobierno nacional.
En definitiva, creo que este año que dejamos ha sido muy productivo en lo que hace a abandonar y desandar un camino transitado por años que llevaba a un desfase cada vez mayor. Ello fue posible gracias a un enorme sacrificio, en especial, en cabeza de los sectores populares que vivieron un año difícil. Y nos permite proyectar con esperanza un 2017 donde se comience a cosechar parte del trabajo realizado este año.<


(*) Senador y diputado provincial MC. Partido
Justicialista

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