Haciendo una breve reseña del año que dejamos atrás, podemos ver que 2016 trajo consigo grandes dificultades, pero es justo decir que fueron problemas y obstáculos propios del país en el que estábamos viviendo. Era imposible que fuese un camino simple el que nos tocó recorrer, dado que veníamos de años de corrupción indiscriminada y de un proyecto que llevó a la ruina la infraestructura del país.
Más allá de la historia, de la coyuntura y de los eventuales delitos –que deberán ser determinados por la Justicia– es fundamental mirar hacia adelante, pensar en lo que viene y, sobre todo, trabajar en un futuro que sea una oportunidad de mejorar la calidad de vida para todos los que habitamos la Argentina. Los tiempos del “sálvese quien pueda” quedaron atrás y sólo si entendemos esto tendremos la oportunidad de seguir con el cambio que se eligió en las pasadas elecciones.
Es por ello que la sociedad tiene el derecho de exigir a toda la clase dirigente que termine con los egos, el individualismo y la hipocresía, que se deje de pensar en cuestiones electorales para poder pensar en un futuro próspero y realmente inclusivo, y que no tenga fecha de vencimiento en el próximo periodo eleccionario.
La Argentina tiene inmensas posibilidades de ser líder en la generación de alimentos. En este 2017 se cosechará un 30% más de maíz y un 35% más de trigo. La retención de vientres ya es un hecho y aportará una mayor oferta de carne vacuna permitiendo, no solo abastecer el mercado local, sino también recuperar los mercados externos perdidos. Las carnes llamadas alternativas (cerdo y pollo) jugarán un rol fundamental en la dieta de los argentinos y también en los mercados internacionales que cada día demandan más y mejores alimentos. Todo esto producirá importantes inversiones en la industria y en el campo, generando empleo genuino y de mayor calidad.
La obra pública planificada para los territorios nacional, provincial y local será clave en la puesta en marcha del país. Estas obras generarán recuperación en la infraestructura, dando trabajo y también abriendo las puertas a las inversiones privadas locales y extranjeras que requieren un país moderno y en marcha para poder desarrollarse.
La transparencia, la buena administración, el Estado presente y cerca, sin clientelismo y despojado de favoritismos políticos, serán también protagonistas principales de la Argentina, no sólo para el año que comienza, sino para todas las generaciones futuras.
Sin dudas, 2017 nos encontrará unidos como sociedad, trabajando para el bien común, pensando en estrategias de largo plazo y en algo tan dicho pero poco aplicado como las políticas de Estado, no desde el PRO, el FR o el PJ, sino a partir de acciones y políticas de los argentinos y para los argentinos que nos permitan seguir planificando el 2017 y los próximos 20 años.
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