La historia del basural

Uno de los déficits más notorios en la gestión de Mario Meoni fue la actuación sobre el relleno sanitario. Tal vez haya sido éste su talón de Aquiles.
En efecto, la situación de lo que es considerado un basural a cielo abierto que implica un importante riesgo sanitario para la población local, no fue solucionada.
Es cierto que se buscaron alternativas, pero sin respuestas satisfactorias. Una de ellas fue la firma del contrato con la empresa Girs SA que, además de hacerse cargo del relleno sanitario, implementaría diferentes iniciativas ambientales que abarcarían “desde la recuperación y el reciclado de materiales residuales hasta la concientización e inclusión social”.
El resultado de esta experiencia estuvo lejos de ser positivo y el contrato con la empresa fue rescindido en 2014. “Volveremos a realizar una nueva licitación” que “no sólo contemplará la obligación de separación y reciclaje sino también la generación de energía”, prometió Meoni en la apertura de sesiones ordinarias del año 2015.
El contrato con Girs SA motivó una denuncia penal del ex concejal José María Banfi y distintas presentaciones en el Concejo Deliberante. Desde entonces, el municipio es el que tiene a su cargo la administración del predio, aunque la situación también se encuentra judicializada por un recurso de amparo que presentó Adrián Feldman, actual secretario de Legal y Técnica del municipio. Esta causa, que tramita en el juzgado en lo contencioso y administrativo del juez Juan Bazzani, tiene como objeto determinar las responsabilidades que le competen a la Provincia y al municipio en la reparación del lugar y la puesta en marcha de un plan integral de residuos sólidos urbanos.
Mientras tanto, el basural siguió creciendo y acumulando problemas.
Como un tema subsidiario a éste, los programas ambientales como “Reciclar ayudando”, o el reciclado institucional de papeles, de tecnología, de pilas y de tapitas también tuvieron destino de fracaso.

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