TESTIMONIOS EN PRIMERA PERSONA

Historias de juninenses que decidieron dejar todo y hacer su vida en el exterior

Gustavo Chaves, Néstor Delfino, Raúl Muscariello y el matrimonio Almeida -Pardini cuentan cómo son sus vidas en el extranjero y qué extrañan de Junín.

Irse al exterior y dejar el país de origen no es una tarea sencilla, ya que implica perder contactos con amigos, familia y las costumbres propias del lugar de origen para adaptarse a un mundo nuevo.
Algunos soñaron toda su vida con cómo sería vivir en otro país, otros se fueron en búsqueda de un mejor destino laboral y otros quisieron buscar “una vida más segura” alejada de los hechos de inseguridad que suceden en Argentina.
Pero hay algo que los une a todos y que es irremplazable: la nostalgia de extrañar a los amigos, los abrazos, el fútbol, el mate y los momentos compartidos, costumbres argentinas.

La historia de Gustavo Chaves
Gustavo Chaves tiene 48 años y vive en Los Ángeles, California. Actualmente trabaja en la ciudad de Santa Mónica como chef ejecutivo en un restaurant llamado Obica.
“Desde los 14 años siempre soñé con la cocina y, en especial, con viajar. Vengo de una familia italiana donde las abuelas cocinaban muy bien. Una de ellas, Catalina, le enseñó las pastas a mi tía abuela Lippi -de la familia Pomarico- las mejores pastas de Junín”, recuerda Gustavo con nostalgia.
Con sus objetivos bien claros, su primera partida de Junín fue a Buenos Aires. “Decidido por mi pasión de viajar y por cocinar, decidí estudiar gastronomía en el IAG (Instituto Argentino de Gastronomía) con el chef Ariel Rodríguez Palacios”, rememora.
Así comenzó a trabajar en restaurantes de Argentina con cadenas internacionales que lo llevaron a recorrer diferentes países. “Comencé en el restaurant Bice (Puerto Madero) y luego pasé a Bice San Pablo, México y Miami, trabajé para Dolce & Gabanna en Milán. Siempre con la cadena Bice, seguí por New York, Naples (Florida), Sedona (Arizona) y actualmente estoy en Los Ángeles (California)”, continúa relatando.
Pero lo más importante para Gustavo es que pudo realizar sus sueños y formar una familia desde el año 2001. “Pude realizar más que mis sueños, tenemos una familia: mi señora Samantha, mi hijo Matteo (14) , mi hija Karis (12) y Noah (8), parte de la familia también la componen mis mascotas, Frizay, Nutela, Dozer, Kobi y Olivia”.

Mucha nostalgia
Néstor Delfino partió en 1999 a Estados Unidos y hace 17 años que está radicado en la ciudad de Miami.
Después de varios años de residencia en Villa Carlos Paz, donde formó parte de un proyecto periodístico que se constituyó en el ciclo con mayor audiencia del lugar, decidió hacer las maletas y volar al norte del continente.
 “Ya radicado en Estados Unidos, comenzó para mí una aventura ideal para un joven, pero yo ya tenía 48 años. No tenía mucho margen para fracasar. Con la llegada de un primo mío de Junín con intenciones de radicarse aquí también fue que adquirimos el restaurant que mi amigo había cerrado hacÍa unos meses. Por esas cosas de la vida mi primo y su familia retornaron a Junín para hacerse cargo de un negocio familiar. Mi esposa, Marta Jali, mis dos hijos, Georgina y Carlos y yo continuamos con el proyecto. El 26 de mayo del 2001 inauguramos la parrilla Liberty, un restaurant argentino que tiene 15 años en el área y desde septiembre de 2015 abrimos una sucursal en la parte norte de Miami Beach”, continúa.
Néstor cuenta que se acostumbró a su nueva forma de vida y que adora Miami porque es una ciudad cosmopolita. Sin embargo, expresa: “Hay algo que realmente me causa nostalgia y es recordar las mañanas en la confitería 9 de Julio o en algunas otras y compartir charlas con amigos café por medio, o las reuniones familiares, con cualquier excusa. Por más que uno se aleje de su terruño, siempre se evalúa lo bueno y lo malo de nuestra vida y por suerte son muchos más los momentos que generan nostalgia que los que son preferible olvidar”, finaliza Néstor.

Un matrimonio en Canarias
Lilian Almeida y Abel Pardini están radicados en las Islas Canarias desde el año 2003. Se fueron luego de que sus hijos, Juan Pablo y Carolina, se radicaran en dicha ciudad.
“Mis hijos estuvieron cinco años allá e intentaron emprender cosas por su cuenta, que allá es difícil, y decidieron volver. Nosotros, los más grandes, priorizamos otras cosas, principalmente la seguridad. No queremos volver a pasar por lo que ya pasamos, vivir encerrados, con rejas. Allá esas cosas no existen. Venimos casi todos los años, pero nos hemos acostumbrado a ese estilo de vida y es difícil desapegarse ahora”, explica Lilian.
Lilian trabaja como profesora de música en diferentes colegios de España. Si bien aclara que “la crisis 2001” no la empujó a irse, tenía bastantes dificultades. En Canarias consiguió mejores trabajos en los que su experiencia docente en Argentina fue muy valorada. “Presenté los papeles antes de irnos. Cuando vieron la carga horaria que teníamos acá se dieron cuenta de que estaba muy bien preparada. Aquí en Argentina se trabaja mucho y eso asegura un buen entrenamiento. Empecé trabajando en actividades extraescolares en colegio y luego presenté el currículum en el colegio que estoy ahora, pero sin demasiadas expectativas porque ingresar en el sistema estatal como docente lleva mucho tiempo, pero parece que justo había una vacante. Tuve que rendir algunas materias, como por ejemplo, geografía de Canarias, porque el maestro allá es universitario. Se valora mucho la experiencia en Argentina.
Lilian destaca que lo mejor de Canarias es la calidad de vida y la tranquilidad. “La ciudad es bellísima y tiene 400 mil habitantes, pero la isla tiene un millón. Hay playa todo el año, la temperatura oscila entre los 18 y 25 grados todo el año. Se disfruta mucho el tiempo libre. Todo el mundo va a la playa después de salir del trabajo. La única limitación es que si querés conocer otros lugares, la única forma de salir es en avión”,detalla.
Sin embargo, Lilian y Abel extrañan mucho a sus familiares y amigos, aunque no se imaginan volver porque se acostumbraron a vivir a un ritmo diferente. “A veces pienso en que si nos volvemos qué voy a hacer cuando me jubile. Ya tenemos un ritmo de vida incorporado”, se cuestiona.

“Me fui por el desacuerdo con la política argentina”
Raúl Muscariello tiene 34 años y en 2012 partió de Junín en búsqueda de mejorar su calidad de vida.
“Partí de Junín en el 2012. Fui a trabajar a Nueva Zelanda y luego a recorrer el sudeste asiático. Volví a Argentina y me fui para España donde ya estoy hace 4 años viviendo. Arranqué en Málaga, luego Madrid, gran Canarias y ya estoy instalado en Ibiza desde hace casi 3 años”, explica Raúl.
“Me fui por el desacuerdo que tengo con la política argentina. Una lástima que un país tan lindo y siendo el sexto más rico del mundo tenga bastante pobreza”, afirma
“Estoy viviendo en Ibiza hace casi tres años y trabajo de bañero, cocinero y en una empresa de mudanzas. Los aspectos que resalto son la calidad de vida, la seguridad y porque todo el mundo más allá de la crisis tiene alcance para casi todo. Es muy lindo ver en un mismo restaurante un albañil con un empresario sin mirarse el uno al otro”, relata.
“Lo que extraño, obviamente, es la familia, mis amigos e ir a la cancha a ver a River”, cierra Raúl.

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