MARKETING APLICADO

Comer, comer y comer

La literalidad de algunos negocios gastronómicos.

La cuestión es que, según datos estadísticos, muchos de los negocioshabilitados recientemente en nuestra ciudad corresponden al rubro gastronómico. A partir de este dato, se me ocurre que la oferta creciente puede captar demanda en función de algunas situaciones a saber: de pronto la ciudad recibe un aluvión de personas hambrientas; los juninenses dejamos de comer en nuestras casas para volcarnos a las calles o sufrimos un ataque de gula colectiva. Dejando el absurdo de lado, la interpretación más seria es “leer” un aumento de la competitividad en el sector.

¿Cómo se desarrollará esta nueva oferta?
Si bien no se especifica que tipo de oferta promueven los nuevos negocios, que se suman a los ya existentes, es probable que refieran a rotiserías, comidas al paso, bares y restaurantes. Todas opciones que se nutren de un genérico, la comida. El punto es qué tipo de alimento, en qué momento y dónde se propone. Cada uno con su lógica, es decir si te ofrezco algo simple para el mediodía tendré que dotarme de velocidad y entrega a domicilio pero si mi promesa refiere a una noche agradable tendré que trabajar para que así sea y no se trata solo de comida, comida y comida. Si bien el desembarco de nuevas ideas está sucediendo en algunos negocios puntuales, aún queda mucho por desarrollar en la denominada “experiencia de marca”. Me refiero a esa situación por la cual el bife de chorizo cede su protagonismo a pasar un buen rato, en un lugar agradable con una propuesta integral.

¿Se trata de marketing?
Sí, claramente sí. Pero no solo del que ustedes imaginan y para eso les voy a poner un ejemplo simple. Quizá quien más clara tiene su propuesta son los clubes de barrio, ellos son fieles a lo que ofrecen. Televisión de 30 pulgadas colgado a kilómetros de una mesa redonda y dos buenos huevos fritos sobre papas con aceite de semanas. Eso es una propuesta clara y coherente: las peñas agradecidas, te dan lo que vas a buscar. En otro extremo están los que se quedan a mitad de camino, es decir que se proponen como alternativa de un sábado a la noche en pareja pero desconocen la importancia de la experiencia. Ambientación incoherente, musicalización azarosa y la comida como única protagonista, y convengamos que no hablamos de maravillas.

¿Vamos a comer afuera?
¿A qué vamos cuando dejamos el comedor de nuestra casa? El círculo vicioso se presenta de esta forma. Comerciantes dicen que los clientes no pagan un mango de más y los clientes no quieren pagar porque dicen que no lo vale. La idea de que el juninense quiere pagar poco y comer mucho y de que “no hay novedades” está instalada desde hace rato. Desconozco quien tiene razón, lo que si percibo es que en algún momento este sistema se romperá en pedazos y sólo van a subsistir los que entiendan que amamos comer, comer y comer pero de a poco empezamos a ver otras cosas, esos detalles que en el marco de pequeñas diferencias entre un bife u otro, definirán la elección en un rubro que inicia el camino hacia la clonación de ideas: para mí, a punto por favor.