Tener un desayuno equilibrado. Controlar las cantidades de azúcar Realizar una hora de actividad física a diario. Beber abundante agua. Reducir el tiempo delante del televisor. Preparar un menú saludable adecuado a los requerimientos de la edad.
Estos son algunos consejos prácticos para combatir “desde casa” la obesidad de los niños durante su etapa de crecimiento que proporcionan expertos en nutrición y psicólogos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).
“La obesidad infantil, que antes era considerada algo propio de los países desarrollados, cobra cada vez más fuerza en los países de ingresos bajos y medianos, debido al sedentarismo y la mala alimentación que acompañan los procesos de globalización”, apunta Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto. “Una de las claves para reducir este problema es “predicar con el buen ejemplo y hacer las cosas bien en casa, para asentar las bases de una saludable relación con la comida a lo largo de nuestra vida”, apunta.
Bravo señala que “desde los 2 a los 12 años los niños aprenden los hábitos alimentarios que les influenciarán, de forma consciente e inconsciente, el resto de su vida, estableciendo unos complejos puentes neurales que les hará profundizar en sus gustos hacia unos u otros alimentos que, a partir de la adolescencia, será más complicado cambiar. Una educación activa alimentaria en la infancia es fundamental, al igual que lo es el inculcar hábitos hacia la actividad física y la práctica del deporte”.
Según Bravo, los estudios indican que el 60 por ciento de los niños obesos mantendrán su obesidad en su edad adulta, por lo que “es importante que esta etapa de la niñez los padres se centren en el aprendizaje a través de la práctica repetida y a través del ejemplo por parte de los adultos, para formar a la larga unos hábitos saludables instaurados en el niño”.
Para “combatir la obesidad infantil desde casa” la nutricionista del IMEO, Andrea Marqués, recomienda tomar un desayuno equilibrado, que priorice alimentos de absorción lenta y asegure flujo de energía suficiente para el rendimiento escolar durante toda la mañana, en vez de uno rico en azúcares y grasas y escaso de nutrientes, que proporciona energía rápida pero poco duradera, seguida por un bajón en el estado de ánimo.
“Respecto del azúcar, un niño con una dieta de 1750 calorías, no debería sobrepasar los 37 gramos de esta sustancia al día (unas 9 cucharitas de café), aunque lo ideal es que esta cantidad se redujera a la mitad. Pasear al perro, ayudar con la compra, jugar en la plaza o andar en ‘bici’, son hábitos que ayudan a combatir al sedentarismo, pero no suficientes para estar en buena forma física”, agrega la experta.
“Hace falta que el niño realice actividad física deportiva al menos una hora a diario, unas cuatro veces a la semana, enseñándole que puede entrenar por diversión. El ejercicio físico requiere de buenos niveles de hidratación y abundantes cantidades de agua, así como dormir entre 9 y 10 horas al día para la reparación celular”, advierte.
La especialista destaca que “enseñar a un niño por qué le conviene más un alimento que otro y en qué momento del día, le dará claves para gestionar su estado físico”.
“Se debe enseñar a degustar las cantidades justas en casa y fuera, así como nunca emplear alimentos como premio o castigo, porque podrían asociar los dulces como alimentos buenos y las frutas o verduras como alimentos malos”, señala.
5 comidas diarias
Andrea Marqués recomienda para los niños 5 comidas al día distribuidas en las 3 principales (desayuno, comida y cena) y 2 secundarias (media mañana y merienda).
La dieta debe tener 5 raciones diarias de frutas y verduras; 4 de carbohidratos (pan, papas); 3 de proteínas y lácteos.
También recomienda que los chicos coman pescado, huevos, carnes y lácteos, ricos en calcio y vitamina D que participan en la formación de estructuras óseas durante el crecimiento.
Aconseja además ingerir dos raciones diarias de grasas saludables y frutos secos y aceite de oliva.
Por otra parte, la nutricionista enfatiza que “el consumo de bollería, dulces, refrescos y chips, debe limitarse a una a dos raciones semanales, por su poder adictivo y elevadas dosis de azúcar”.
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PREVENCIÓN
El problema de la obesidad infantil: cuando la solución se encuentra en casa
A partir de los dos años se debe crear en los chicos una conciencia alimentaria sana e inculcarles los beneficios que tiene el realizar diariamente actividad física durante una hora.
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