OPINIÓN

Dominar la coyuntura: pensar el largo plazo

Raúl Alfonsín, en alguno de sus históricos discursos, allá por los años duros de la recuperación de la democracia en la Argentina, cuando la crisis económica ponía en jaque el estado de derecho conseguido unas horas antes, decía ,el pueblo no ve el trazo fino de la política sino el trazo grueso y nos pedía a todos los argentinos un esfuerzo individual en esa hora crucial de la historia, donde la inflación se llevaba puesta la democracia recuperada  a la dictadura, donde los derechos humanos ya no aparecían como una prioridad del pueblo, y nos convocaba a que hiciéramos un esfuerzo, que realizáramos sacrificios individuales en pos de los beneficios colectivos, en síntesis apelaba a lo que el definía como la ética de la solidaridad. Desde un balcón  de la Casa Rosada proclamo la economía de guerra. Nadie lo entendió. Dejo el gobierno seis meses antes.
Este gran estadista, grande en el verdadero sentido de la palabra, aposto a la conciencia nacional, al objetivo común sobre el individual, al sacrificio particular en pos del beneficio general, para lograr a partir allí, desde nuestro propio esfuerzo  realizar definitivamente el proyecto nacional que mejoraría las condiciones de vida de todos. Y fracaso.
La historia de nuestro país nos demuestra que no estamos preparados para los grandes sacrificios. El éxodo Jujeño fue un oasis patriótico en la línea de tiempo de nuestra joven nación. No hay sacrificios de unos para beneficios de otros.
Por eso, en estos días de ajustes económicos, de necesidad de terminar con el déficit fiscal, de aumentos de tarifas, de devaluar para hacer competitivos a algunos sectores de la economía, de liberación de importaciones, de salir de la lista roja de países deudores, de generar ingreso de divisas, de lograr inversión productiva, de marcar en definitiva el camino hacia la inversión genuina que genere puestos de trabajo en el sector privado, es que el gobierno debe tener más en cuenta que nunca el sacrificio de los que menos tienen.
Porque el largo plazo en las políticas de estado lo garantiza el control de la coyuntura.
 No tiene sustentabilidad política el más bien intencionado proyecto de país sino se garantizan las necesidades básicas de los sectores más pobres durante el tiempo que dure ese proceso.
No comprender esto es no saber nada de política. Es galopar antes de correr, poner el carro delante de los caballos o los patos tirándole a la escopeta. Es de una irresponsabilidad política imperdonable, que da la posibilidad de la vuelta de la demagogia, la vuelta del facilismo, de la magia, de los que se fueron y no queremos que vuelvan.
Debe entender ya, este gobierno, que el logro de los objetivos macro políticos dependen de la micro política, que a pesar de lo que los Ceos de las multinacionales le sugieran al oído al Presidente, la macroeconomía en un país de trabajadores y clase media como este la determina la microeconomía.
Que al trabajador de la ciudad o de el campo no le mejora inmediatamente la vida el pago a los holdauts o la colocación de deuda al 7,5%, que en la vuelta a los mercados internacionales o a los organismos multilaterales de crédito no está el joven empleado que necesita un crédito hipotecario para construir su vivienda familiar, que en la devaluación de la moneda o en la liberación de las importaciones no se mejoran las condiciones económicas de un pequeño textil o de un comercio de barrio y que si no se beneficia la calidad de vida de esos argentinos la sustentabilidad política de este modelo es menos solidas que una castillo de naipes en medio de una tormenta.
A los que les toca gobernar en esta hora, por el respeto al voto que los eligió, porque los prefirió sobre los otros, por los esfuerzos en el sostenimiento de este proceso democrático les pido, no mal gasten el tiempo, no rifen la voluntad del pueblo, no debiliten la democracia. Denle sustentabilidad, háganla perdurable, planifiquen el largo plazo sin olvidar la coyuntura.
Hay cosas que no pueden esperar.<

(*) Dirigente de la UCR de Junín. 

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