Desde hace tiempo, nutricionistas y especialistas de la salud vienen promoviendo la importancia de un buen desayuno. De hecho, en los planes alimenticios para bajar de peso suelen hacer especial hincapié en esta ingesta que, por otra parte, muchos tienden a saltear. Ya lo anunciaba el viejo refrán popular, la clave para un cuerpo en forma descansaría sobre la siguiente premisa: “Desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo”.
La nutricionista Ximena Barcia explica que la importancia de desayunar radica en que el cuerpo, para funcionar, necesita de energía, y ésta es extraída de la comida. “Cuando nos despertamos venimos de unas ocho horas de ayuno. Ingerir alimentos a la mañana sería como cargar combustible al cuerpo para que empiece a funcionar en óptimas condiciones”, explica.
Si salteamos esta comida pueden bajar los niveles de azúcar en la sangre, que es lo que frecuentemente causa desmayos, o las personas pueden sentirse sin energía y entonces les cuesta más arrancar el día. “También las neuronas se alimentan de glucosa, por lo que es muy importante un desayuno con nutrientes. Tomar mate no equivale a desayunar”, señala.
Aunque la especialista desmiente el mito de que saltearse el desayuno tenga una relación directa con el aumento de peso, explica que lo que suele ocurrir es que las personas llegan con mucho más hambre a la hora del almuerzo y entonces comen alimentos hipercalóricos en porciones abundantes.
En varias oportunidades se realizaron estudios que intentaron vincular al sobrepeso con la ausencia de desayuno. Y aunque los investigadores siempre arribaron a conclusiones favorables a esta hipótesis, las pruebas no resultaron concluyentes.
De hecho, el comité del Center for Nutrition Policy and Promotion del Departamento de Agricultura de Estados Unidos eliminó de su Guía Alimentaria 2015 la recomendación que figuraba desde 2010 y que aconsejaba desayunar para prevenir el sobrepeso. Consideraron que los estudios observacionales de nutrición fueron deficientes en las investigaciones que realizaron en este sentido.
Si bien Barcia plantea que en casi todos los casos suele ser recomendable desayunar (no ocurre lo mismo en las personas con hipotiroidea, a quienes se recomienda no hacerlo para absorber el medicamento), dice que tampoco es obligatorio: “A algunos les cae mal o manifiestan que realmente no tienen tiempo. En esos casos yo les recomiendo una ingesta a media mañana. Sí es importante no pasar directamente de la cena al almuerzo”.
El desayuno ideal
Un desayuno ideal, que garantice energías suficientes para arrancar el día, debería contar, según explica la especialista, de una infusión, una o dos rodajas de pan (para incorporar hidratos de carbono), una porción de queso en trozo (el queso crema no cumple la misma función) o yogur (para incorporar calcio), cereales y una fruta (puede ser en jugo).
En el sentido inverso, los alimentos que se deberían evitar a la mañana son las facturas, bizcochos de grasa, los jugos artificiales y las gaseosas.
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