SE ENCUENTRA EN EL BARRIO VILLA TALLERES

La Espiga de Oro, una tradicional panadería fundada por Ángel Mauricio Rojo

Hizo hincapié en todo lo que debe trabajar el panadero para sacar alguna ganancia, ganancia que a veces no alcanza siquiera para renovar las maquinarias. Sin embargo Diego no reniega de su quehacer, puesto que considera que el suyo es un lindo oficio.

La Panadería La Espiga de Oro, ubicada en  Siria 775, es una panadería tradicional del barrio Villa Talleres, fundada por Angel Mauricio Rojo.
Su hijo, Diego Rojo, continuó con este emprendimiento familiar, poniendo todo su empeño en un oficio que no es nada fácil, en los tiempos que corren.
En diálogo con DEMOCRACIA, Diego explicó: “ser panadero es un lindo oficio, pero bastante sacrificado. Al contrario de lo que mucha gente cree, que dice que es muy redituable, en realidad no lo es. Reditúa pero no en la misma proporción a otros trabajos. En este oficio en el que hay que esforzarse mucho, es un sacrificio”.
“Por eso digo que nosotros de industriales no tenemos nada, trabajamos muchísimo todo el día para tratar de ganar algo. Son 15 a 16 horas por día de trabajo y no podemos cambiar ni una máquina, por eso digo que no me considero un industrial, trabajamos en la mayor parte con máquinas que tienen 30 años o más”, manifestó.
Como casi todas las panaderías, La Espiga de Oro ofrece a sus clientes panes, facturas, masas, sándwiches, masas secas, alfajores, “de todo un poco”, dice Diego.
Al hablar de precios, señaló que en general se mantienen estables, al igual que la harina.
“Es un producto barato, generalmente, en lo que a pan se refiere. Muy bajo con respecto a otros alimentos. Un kilo de pan ronda los 15 pesos, mientras que un kilo de carne, los 80. Los subsidios estabilizaron el precio de la harina, bajó y está igual desde hace bastante tiempo. El del pan quedó  al mismo valor”, afirmó.
Cabe mencionar que el pan, es uno de los alimentos básicos de la canasta familiar, que forma parte de la dieta tradicional en nuestro país  y el más vendido aunque no como en décadas anteriores, cuando se consumía mucho pan.

Competencia desleal

“Lo que molesta – dijo el entrevistado- es la competencia desleal, la que aquellos que fabrican pan en cualquier parte, sin habilitaciones. O la de aquellos que tienen trabajadores en negro, que los hacen trabajar mucho y generalmente están mal pagos. Y esto se da en muchas panaderías, sabemos que es así”.
“Por otra parte –acotó Rojo- el sindicato presiona constantemente al industrial panadero, que se ve superado por la competencia desleal, porque cualquiera en cualquier sucuchito hace pan y vende. La AFIP o el Ministerio de Trabajo controla, pero a nosotros, no a los que hacen pan en cualquier lugar”.
Finalmente, respecto a las ventas, aseguró que estaban “flojas”, que no había el consumo de otras épocas. “Esto se da en las panaderías y en otros rubros también”, opinó.