Desde hace mucho tiempo veo como funciones, capacidades, responsabilidades o destrezas se van mezclando conformando un híbrido. En esta columna apuro una metáfora del “pasamanos” de roles que se percibe en distintos sectores para luego llegar a la esfera política.
De lo superficial a lo profundo, recuerdo como muchos actores se quejaban del avance de músicos, conductores o deportistas a la escena televisiva o teatral: “somos actores y queremos actuar” rezaban los carteles que se viralizaban por la red. Son ellos mismos quienes hoy ocupan la conducción de programas, ofician como panelistas o jurado. La rotación se potenciaba ante la explosión de los reality shows donde se exhibe la vida de “la gente” (¿qué gente?) como protagonista. En este párrafo un claro ejemplo de la pérdida de calidad, por ejemplo: la vida de las personas y sus miserias como ficción, periodistas como malos actores y actores como malos periodistas. (con algunas buenas excepciones).
El suceso bizarro como contenido, la marginalidad como show televisivo y la violencia en prime time. El advenimiento de infinidad de formatos televisivos con contenidos policiales o artísticos donde “la gente” es protagonista llega también a la política que se apoya en la misma herramienta como si se tratase de una productora con pocos recursos para desarrollar argumentos. La necesidad de relevancia los obliga a llevarnos de los pelos a un lugar donde no queremos estar.
¿Cuáles son los contenidos políticos?
“Que se vayan todos” gritamos con fuerza; olvidamos que si todos se iban sin darle lugar a los que tenían que quedar, el lugar quedaría vacante y ése es el eje de la columna. Hoy nos quieren hacer creer que los protagonistas somos nosotros en frases como “Estamos con vos”, “estamos cerca tuyo”, “vos sos el futuro”, “el país lo hacés vos” y no sé cuántas otras frases vacías utilizando pronombres. Nadie nos preguntó si realmente queríamos ser “los protagonistas” y en todo caso quien quiera serlo que presente un plan y se postule.
Cuando el plan es de “todos” es de nadie ante el error y de quien lo verbaliza ante el éxito ¿Cómo sería un plan “de todos” donde “todos” somos protagonistas? Ya lo sé, no faltará quien diga, eso es propaganda y justamente ahí es donde refuerzo el mensaje. Acaso sería ideal que, al margen de buscar las formas para llegar al electorado, nos muestren algo más que mates, perros, besos en la frente y pies en el barro: ¿eso es diferenciación?
No estoy en contra de la construcción del estímulo comunicacional, por el contrario de eso vivo. Sólo entiendo que detrás de dicho mensaje tiene que haber algo más que imágenes sin profundidad, historias de superación personal, caras de buena gente y demás yerbas. Creo que estamos en medio de un gran “Truman Show” donde nosotros somos el decorado de muchos (no todos) políticos que construyen su poder apoyándose en la gente con sus historias conmovedoras. Háganse cargo, nosotros sólo somos protagonistas de nuestra propia vida. ¿Cuál es el plan? ¿Cómo lo van a llevar adelante?
MARKETING APLICADO
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El vacío de contenidos políticos.
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