Los ecuatorianos acudirán este domingo a las urnas para elegir nuevo presidente en una crucial segunda vuelta marcada por la polarización política y la incertidumbre sobre el futuro del país, coincidieron en señalar analistas. En el balotaje se enfrentarán el presidente ecuatoriano y candidato a la reelección, Daniel Noboa, quien pertenece a la tercera generación de una familia de empresarios millonarios, y la candidata de izquierda Luisa González, quien emerge como una figura del progresismo ecuatoriano.
El sociólogo y analista político Agustín Burbano de Lara explicó que el país asistirá a una elección compleja con un escenario político polarizado. "Tenemos un escenario polarizado porque la estrategia en la primera vuelta de ambas candidaturas fue la de maximizar su rendimiento electoral y tratar de ganar. Eso hizo que el electorado reste importancia a las otras opciones y concentraron casi el 90 por ciento de la votación", indicó. Agregó que quien gane la elección enfrentará desafíos para la gobernabilidad como el de "reconstruir una comunidad política".
El escenario de polarización tiene como eje electoral el "correísmo" que encarna la candidata González, heredera política del expresidente Rafael Correa (2007-2017), y el "anticorreísmo", que según analistas lidera Noboa, lo que marca una división entre el electorado ecuatoriano.
Esta división, que se instauró en la sociedad ecuatoriana, permitió la aparición de dos corrientes que representan dos modelos de país en disputa. A ello se suma un sector de la población desesperanzado con el futuro del país, que enfrenta múltiples crisis, entre ellas, económica y de seguridad, esta última un tema crítico que demanda soluciones inmediatas.
Para el analista Nicolás Oliva, miembro del consejo ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), "el país está divido en estos tres clivajes : correísmo, anticorreísmo y los desesperanzados. Eso marca todo, define el escenario electoral y un poco las expectativas de la gente. En este clima de desesperanza, no va a ganar el mejor, sino el que les parece el menos malo, esa es la percepción de la gente”.
A su vez, el consultor político y sociólogo Decio Machado coincidió en que Ecuador está fracturado ideológicamente desde hace mucho tiempo y hay "una enorme brecha entre la sociedad y el establishment político ecuatoriano". En esa línea apuntó que “el electorado lleva votando por el candidato menos malo, sin ninguna duda, desde hace años. Esa es una realidad". Añadió que, independientemente de las elecciones venideras, el pesimismo obedece a la "decepción", ya que tradicionalmente los candidatos no cumplieron con sus promesas de campaña y el país "está cada vez peor".
Machado dijo que, en este escenario de polarización, Noboa y González se enfrentan a un balotaje reñido en el que está en disputa una pequeña fracción de votos para definir la crucial elección. "En la primera vuelta los dos candidatos sumaron el 88 por ciento de los votos. Lo que queda es un 12 por ciento, como muy ajustado, y esto hace que la competencia sea muy grande", expuso.
Noboa y González sellaron una primera vuelta ajustada el pasado 9 de febrero, con una diferencia de 16.746 votos a favor del mandatario. Al cierre público de las encuestas de intención de voto, el 3 de abril pasado, varias empresas reflejaron estrechos márgenes entre los candidatos y sin un claro favorito, lo que deja ver una segunda vuelta cerrada.
Independientemente de quién resulte vencedor, el próximo presidente deberá encarar una serie de desafíos en un periodo de Gobierno de cuatro años como la crisis económica, el desempleo y la inseguridad, principales problemas que requieren atención. La violencia criminal e inseguridad que azotan al país desde hace un par de años, recrudeció este 2025 y solo en enero y febrero se contabilizaron 1.529 homicidios intencionales, según cifras del Ministerio del Interior.
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