El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en Ottawa.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en Ottawa.
TRAS CASI 10 AÑOS DE GOBIERNO

Fin de una era en Canadá: Trudeau renuncia como primer ministro

Llevaba semanas bajo presión ante la cercanía de las elecciones generales. El gobernante Partido Liberal deberá elegir un nuevo líder.

El primer ministro canadiense Justin Trudeau anunció ayer su renuncia ante el creciente descontento sobre su liderazgo, y luego que la abrupta salida de su ministra de Finanzas pusiera en evidencia un tumulto cada vez mayor dentro de su gobierno.

Trudeau, con los ojos llorosos, señaló que le resulta evidente que no puede “ser el líder durante las próximas elecciones debido a las batallas internas”. Planea permanecer como primer ministro hasta que se elija un nuevo líder del Partido Liberal.

“No me rindo fácilmente ante una pelea, especialmente una muy importante para nuestro partido y el país. Pero hago este trabajo porque los intereses de los canadienses y el bienestar de la democracia es algo que tengo muy en cuenta”, afirmó en un anuncio frente a su residencia oficial.

Indicó que las actividades del Parlamento, que debían reanudarse el 27 de enero, quedan suspendidas hasta el 24 de marzo. La pausa dará tiempo para una contienda por el liderazgo del Partido Liberal.

Los tres principales partidos de la oposición han indicado que planean derrocar al Partido Liberal en una votación de no confianza cuando se reanuden las actividades del Parlamento, por lo que una elección en la primavera boreal para elegir un reemplazo permanente está prácticamente asegurada.

“El Partido Liberal de Canadá es una institución importante en la historia de nuestro gran país y la democracia. Un nuevo primer ministro y líder del Partido Liberal llevarán sus valores e ideales a esa próxima elección”, dijo Trudeau. “Estoy emocionado de ver ese proceso desarrollarse en los meses venideros”.

Trudeau llegó al poder en noviembre de 2015 después de 10 años de gobierno del Partido Conservador, e inicialmente fue aclamado por devolver al país a su pasado liberal. Hoy a los 53 años, el hijo de uno de los primeros ministros más famosos de Canadá -el carismático Pierre Trudeau- se volvió profundamente impopular entre los votantes en los últimos años por una serie de cuestiones, incluyendo el aumento del costo de los alimentos y la vivienda, y el aumento de la inmigración.

El trastorno político llega en un momento difícil para Canadá a nivel internacional. El presidente electo de Estado Unidos, Donald Trump, ha amenazado con imponer aranceles del 25% a todos los productos canadienses si el gobierno no detiene lo que Trump llama un flujo de migrantes y drogas hacia territorio estadounidense, aunque mucho menos de ambos cruza hacia Estados Unidos desde Canadá que desde México, país al que Trump también ha amenazado.

Canadá es un importante exportador de petróleo y gas natural a Estados Unidos, que también depende de su vecino del norte para el acero, aluminio y autos.

Trudeau se mantuvo públicamente callado en las últimas semanas, a pesar de la creciente presión para que renunciara.

“Su largo silencio tras este drama político dice mucho sobre la debilidad de su posición actual”, subrayó Daniel Béland, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad McGill en Montreal.

La exministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, anunció su renuncia del gabinete de Trudeau el 16 de diciembre, criticando algunas de las prioridades económicas de Trudeau frente a las amenazas de Trump. La dimisión, que ocurrió poco después que el ministro de Vivienda renunciara, sorprendió al país y planteó preguntas sobre cuánto tiempo más podría permanecer el cada vez más impopular Trudeau en su cargo.

Freeland y Trudeau habían discrepado sobre dos políticas recientemente anunciadas: un feriado fiscal temporal en bienes que van desde ropa para niños hasta cerveza, y planes para enviar a cada ciudadano un cheque de 250 dólares canadienses (174 dólares). Freeland, quien también era viceprimera ministra, dijo que Canadá no podía permitirse “trucos políticos costosos” frente a la amenaza de aranceles.

“Nuestro país enfrenta un grave desafío”, escribió Freeland en su carta de renuncia. “Eso significa mantener nuestra pólvora fiscal seca hoy, para que tengamos las reservas que podríamos necesitar para una próxima guerra arancelaria”.

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