El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, volvió sobre el tema del Canal de Panamá en su mensaje navideño e involucró a China.
“Feliz Navidad a todos, incluyendo a los maravillosos soldados de China que están operando de manera amorosa pero ilegal el canal de Panamá (donde perdimos 38.000 personas en su construcción hace 110 años), siempre asegurándose de que EE.UU. ponga miles de millones de dólares en dinero de reparación, pero que no tenga absolutamente nada que decir sobre nada”, escribió en su cuenta de la red Truth Social. El magnate volvió a involucrar en su discurso a Canadá y Groenlandia, situación esta última que afecta a Dinamarca.
Asimismo, volvió a referirse al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como “gobernador” y destacó que sus “impuestos a los ciudadanos son demasiado altos”.
“Si Canadá se convirtiera en nuestro estado número 51, sus impuestos se reducirían en más del 60%, sus negocios duplicarían inmediatamente su tamaño, y estarían protegidos militarmente como ningún otro país en cualquier parte del mundo”, explicó.
Finalmente, Trump declaró que Groenlandia, la isla más grande del mundo que pertenece a Dinamarca, pero que disfruta de amplios derechos de autonomía, podría formar parte de su país.
“Del mismo modo, a la gente de Groenlandia, que es necesaria para Estados Unidos por razones de seguridad nacional y que quiere que EE.UU. esté allí, ¡lo haremos!”, concluyó. Además, anunció que nominará como embajador en Panamá a Kevin Marino Cabrera, actual comisionado del condado de Miami-Dade.
“Nada que hablar”
En este marco, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, descartó ayer cualquier negociación con Estados Unidos sobre su canal interoceánico y las tarifas para embarcaciones de ese país, luego de que Trump amenazara con recuperar el paso marítimo. “No existe ninguna posibilidad por este presidente de hablar nada que busque replantear la realidad jurídico-política del canal de Panamá de manos panameñas. Si por ahí viene la intención de hablar, pues no hay nada que hablar”, dijo Mulino en rueda de prensa. “El canal es panameño y de los panameños, ahí no hay la posibilidad de abrir ningún tipo de conversación en torno a esa realidad, que ha costado lágrimas, sudor y sangre al país”, agregó.
El Canal de Panamá, construido por Estados Unidos e inaugurado en 1914, pasó a manos panameñas el 31 de diciembre de 1999 en virtud de unos tratados firmados en 1977 por el entonces presidente estadounidense, Jimmy Carter, y el líder nacionalista panameño, Omar Torrijos.
Trump amenazó con recuperar el control del canal si no se reduce el precio de los pesos a los barcos estadounidenses, pese a que la tarifa que pagan los buques no se determina por el país de procedencia. “Las tasas que cobra Panamá son ridículas (...) esta completa estafa a nuestro país cesará inmediatamente”, dijo Trump.
EE.UU. pagaba “una miseria”
Pero Mulino descartó disminuir el precio de los pesos a los buques estadounidenses en el canal. “En el canal, los pesajes no se hacen al antojo del presidente ni del administrador [de la vía interoceánica]. Hay un proceso establecido para fijar los pesajes del canal que se ha respetado desde el día uno hasta la fecha, es un proceso público y abierto”, afirmó el mandatario.
El canal, de 80 kilómetros de longitud, conecta el Océano Pacífico con el Atlántico. Estados Unidos, con el 74% de la carga, y China, con el 21%, son sus principales usuarios. Les siguen Japón, Corea del Sur y Chile. Las tarifas que pagan las embarcaciones por usar la vía son establecidas por la Autoridad del Canal de Panamá, un ente público panameño autónomo, en base a las necesidades del cauce y la demanda del comercio internacional.
El sistema de aduanas “se diferencia por segmento de mercado, no importa ni el país de procedencia ni de destino ni del registro del buque”, explicó el exjefe del canal Jorge Quijano.
“Toda alza de pesos y tarifas por el tránsito de buques debe ser analizada en base a nuestra competitividad como país”, agregó.
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