Cuando los agentes de policía se le acercaron, le pidieron que se baje el barbijo. Ya entonces había pocas dudas de que ese joven de tez blanca, morocho y de cejas gruesas era el mismo que todas las fuerzas de seguridad estaban buscando y cuya fotografía había inundado los medios de Estados Unidos. Pero cuando le preguntaron si había estado recientemente en Nueva York, el joven comenzó a temblar intensamente.
Era la más señal clara, dijeron las autoridades, de que estaba por terminar la feroz cacería humana que barrió todo el país desde el asesinato a balazos de Brian Thompson, el CEO de la aseguradora de riesgo, el miércoles en Nueva York. En la noche del lunes fue acusado por la fiscalía de Manhattan, entre varios cargos, de homicidio en segundo grado.
Cuando lo encontraron eran las 9.15 de la mañana. El joven estaba sentado, comiendo, en una mesa de un McDonald's en Altoona, una localidad de Pennsylvania. Sobre la mesa tenía abierta una laptop. Un empleado del local lo había reconocido por las fotos distribuidas por los medios y llamó a la policía.
Los agentes le pidieron que se identifique y él, tembloroso, les extendió una licencia de conducir falsa de New Jersey a nombre de Mike Rosario, la misma que el hombre que buscaban había presentado en el hostel de Manhattan donde supuestamente se había alojado el asesino.
En el acto chequearon que era falsificada y así se lo hicieron saber y presentó su identificación verdadera a nombre de Luigi Mangione. Le registraron la mochila y tenía un arma “fantasma”, de esas que se compran las piezas por internet y que se fabrican con impresoras 3-D, un silenciador y balas. Igual que el arma que había liquidado a Thompson por la espalda. Y había más: tenía un manifiesto de tres páginas escrito a mano en el que condenaba a la industria de la salud por priorizar las ganancias por encima de la cobertura de los pacientes. "Estos parásitos se lo merecían", decía el documento, según un alto funcionario policial que lo leyó. Y agregaba: "Pido disculpas por cualquier conflicto y trauma, pero tenía que hacerse".
El documento mencionaba específicamente a UnitedHealthcare, el gigante de seguros donde Thompson fue ejecutivo.
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