La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, llegó ayer a Montevideo en busca de cerrar hoy con los presidentes del Mercosur las negociaciones hacia un acuerdo comercial entre los dos bloques, al que se oponen ferozmente Francia e Italia.
“Aterrizamos en América Latina. La meta del acuerdo UE-Mercosur ya está a la vista. Trabajemos, crucemos la meta. Tenemos la oportunidad de crear un mercado de 700 millones de personas”, escribió Von der Leyen en X. Su optimismo contrasta con los mensajes enviados por París y Roma el mismo día de su llegada a la capital uruguaya, donde hoy tendrá lugar una Cumbre del Mercosur.
El presidente francés Emmanuel Macron le reiteró que el proyecto de acuerdo comercial es “inaceptable en su estado actual”. En la misma línea, Italia pareció que “no se dan las condiciones” para firmar un acuerdo. Ambos insisten en proteger el sector agrícola.
En Montevideo, Von der Leyen fue recibida por el mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou, en una reunión “muy positiva”, según el canciller del país anfitrión, Omar Paganini quien adelantó que restan “detalles mínimos” para un texto de consenso que permita avanzar hacia un futuro acuerdo de libre comercio.
La Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, es la instancia negociadora de acuerdos comerciales del bloque. Pero los tratados deben ser ratificados por los países para entrar en vigor.
Los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, miembros fundadores del Mercosur que buscan un acuerdo con la UE, darán hoy una rueda de prensa conjunta con Von der Leyen. “Se espera poder dar la buena noticia” del documento finalizado, expresó el canciller uruguayo.
25 años de conversaciones
Desde hace casi 25 años, el Mercosur negocia un TLC con el bloque europeo demorado en innumerables ocasiones, en medio de tensiones por cuestiones sensibles como la protección del medio ambiente o las compras gubernamentales.
Ya en 2019, la UE y el Mercosur habían anunciado la conclusión de un pacto, pero el proceso se estancó sin que se ratificara. Ahora, según fuentes conocedoras de la negociación, las partes llegaron a un acuerdo técnico que ha evolucionado en los últimos cinco años, con modificaciones en “varios capítulos”.
España, Alemania y la mayoría de los países europeos presionan para cerrar estas dilatadas negociaciones, a pocos meses de que asuma el republicano Donald Trump en EE UU y disponga, según prometió, un aumento generalizado de aranceles aduaneros.
Europa espera exportar más automóviles, maquinaria y medicamentos al bloque sureño, inserto en una región bajo fuerte influencia de China, en tanto el Mercosur espera colocar más alimentos como soja, carne o miel en Europa.
Pero el sector agropecuario europeo rechaza al unísono un acuerdo con el Mercosur por considerar que competirían en inferioridad de condiciones.
ONGs y militantes de izquierda europea consideran que el proyecto apuraría la deforestación de la Amazonia y agravaría la crisis climática. Greenpeace denuncia un texto “desastroso” para el medio ambiente.
Dudas
Más allá de la voluntad de la Comisión Europea y el Mercosur de cerrar una etapa en este largo proceso, nada asegura que un entendimiento en Montevideo termine en un TLC.
“Hay un mensaje de apoyo irrestricto de la Comisión al Pacto Verde (europeo) ya los temas ambientales ya los acuerdos comerciales. Y para (el presidente brasileño, Luiz Inácio) Lula (da Silva) es súper importante (el TLC) para contener un (Javier) Milei”, el presidente ultraliberal argentino que no es precisamente un fanático del Mercosur, explicó Ignacio Bartesaghi, profesor de la Universidad Católica del Uruguay experto en la historia del Mercosur.
Un acuerdo permitiría a Lula “mostrar cierto éxito en el Mercosur y apaciguar los ánimos con la flexibilización”, señaló el analista, en alusión a las demandas de Uruguay de negociar acuerdos con terceros sin la anuencia del bloque.
COMENTARIOS