La derrota demócrata: críticas severas e incertidumbre
El senador progresista Bernie Sanders acusó al partido de abandonar a la clase trabajadora. Las mujeres no dieron el apoyo esperado a Harris. Culpas a Biden.
Tras la arrolladora victoria de Donald Trump, el senador independiente Bernie Sanders, símbolo del movimiento progresista en EE UU, embistió contra el partido demócrata al que acusó de “abandonar a la clase trabajadora”, lo que a su juicio, justifica que estos no hayan votado el martes a la vicepresidenta, Kamala Harris.
Sanders, de 83 años, que intentó en dos ocasiones obtener la nominación del Partido Demócrata para candidato a presidente sin éxito, fue elegido para un cuarto mandato como senador del estado de Vermont.
El político progresista se unió a la campaña de la candidata presidencial Kamala Harris para presionar a los demócratas a mirar hacia la “clase trabajadora”, según expresó, y lamenta no haberlo logrado. Según dijo, mientras que los líderes del partido defienden el status quo, los estadounidenses están “enojados y quieren un cambio”. “Y tienen razón”, apuntó.
El senador señaló las desigualdades salariales y que EE.UU. sea “el único país rico que no garantiza un sistema de salud”, entre los principales motivos por los que los demócratas perdieron las elecciones.
“¿Habrán aprendido alguna lección de esta campaña desastrosa, los grandes intereses económicos y los consultores bien pagados que controlan el partido demócrata?”, se preguntó. “Probablemente no”, aseguró.
Tampoco las mujeres fueron entusiastas votantes de Harris. La demócrata no logró movilizarlas tanto como esperaba, a pesar de una campaña muy centrada en el derecho al aborto y a un adversario con una retórica machista. Trump, por su parte, amplió su ventaja entre los hombres, con 13 puntos de ventaja sobre su rival, frente a los 8 de 2020.
Las mujeres no son un electorado “monolítico”, señala Sabrina Karim, profesora de la Universidad de Cornell. Las cifras de una encuesta de boca de urna de la CNN mostró que Harris sacó una gran ventaja entre las mujeres negras, mientras que su rival republicano lideró entre las blancas.
“Las preocupaciones (de las votantes) son multifacéticas”, insiste la experta. “El fuerte énfasis de la campaña de Harris en el aborto animó a algunas mujeres a votar, pero ese tema por sí solo no fue suficiente para reunir a un grupo diverso” de mujeres votantes.
Inmigración y economía
Nathalie Feldgun, una abogada radicada en Nueva York, cree que ya era hora de que Trump volviera a la Casa Blanca. “El país ya no tiene fronteras. Ya no es un país”, dijo este votante, sensible a la virulenta retórica antiinmigración del republicano.
Los aspectos económicos, obviamente, influyeron: en muchos hogares son las mujeres las que hacen las compras y las que, por tanto, han notado el repunte de los precios de los productos de uso cotidiano.
“Tengo cinco hijos y la economía va mal desde hace tres años y medio. Estoy aquí porque quiero un cambio”, dijo el 27 de octubre Tessa Bonet, de 51 años y partidaria de Trump, antes de un importante mitin republicano. “Trump quiere lo mejor para nosotros, los estadounidenses de a pie”, añadió.
La vicepresidenta, que no utilizó el género ni el color de su piel como argumentos de campaña, se apoyó en partidarios como la ex primera dama Michelle Obama, la republicana Liz Cheney y celebridades como la icónica Beyoncé.
Pero ni las vibrantes llamadas feministas de la ex primera dama ni el apoyo de la cantante Taylor Swift impidieron la contundente victoria del candidato republicano, cuya campaña estuvo salpicada de comentarios a veces insultantes sobre su rival.
Otro culpable de la derrota al que señalan expertos es el mandatario saliente Joe Biden. Su nombre no estaba en la boleta, pero es probable que la historia recuerde la rotunda derrota de Harris como un fracaso también para él. Mientras los demócratas se recomponen tras el triunfo de Trump, algunos simpatizantes de la vicepresidenta expresan su frustración porque la decisión de Biden de buscar la reelección hasta este verano boreal -pese a las dudas de los votantes sobre su edad y a la inquietud por la inflación posterior a la pandemia, así como por la frontera entre EE.UU. y México- prácticamente garantizó que su partido perdiera la Casa Blanca.