Tiró la toalla: Trump no quiere más debates
Tras el cara a cara que mantuvo el martes con Kamala Harris, el exmandatario decidió no aceptar la propuesta de otro duelo televisivo. Lo anunció en su red social
El candidato republicano a la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump, anunció ayer que rechaza otro debate con su rival demócrata Kamala Harris, en una publicación en su plataforma Truth Social. “¡No habrá tercer debate!”, escribió Trump, que incluye el de junio contra el presidente Joe Biden y el del pasado martes con la vicepresidenta Harris.
El polémico magnate está buscando recuperarse después de su turbulento duelo televisado con Harris cuando faltan poco más de 50 días para las elecciones y con las primeras boletas ya en el correo para las votaciones anticipadas en Alabama y otros estados.
No hace ni tres meses, Trump bajaba del escenario de un debate en Atlanta después de ver al presidente Biden brindar un desempeño errático que resultó en el fin de la campaña de reelección del mandatario de 81 años de edad, quien terminó por expresar su apoyo a Harris, su vice.
Pero, al caer la noche del martes, era Trump, de 78 años, quien estaba a la defensiva después de que Harris, de 59, tomó las riendas de buena parte del debate, provocando en reiteradas ocasiones al republicano para que diera airadas respuestas repletas de exageraciones y falsedades.
La actuación de Trump obligó a que muchos republicanos salieran a criticar el desempeño de Harris, insistiendo en que Trump aún tiene tiempo para volver a enfocarse en la economía, la inmigración y otras cuestiones que podrían influir en un electorado sumamente dividido.
“Creo que se pudo haber marcado un contraste más claro en lo que han hecho sus políticas durante los últimos tres años y medio”, dijo la senadora republicana Shelley Moore Capito al criticar el enfoque del expresidente. “Yo me hubiera enfocado en eso”.
El equipo de campaña de Harris propuso de inmediato un segundo debate, algo que Trump rechazó ayer de manera rotunda.
DE NUEVO EN CAMPAÑA
En tanto, ambos candidatos regresaron ayer a los estados más disputados de Estados Unidos, donde se decidirá el resultado de las elecciones, con la demócrata esperando aprovechar el impulso de su actuación en su primer debate presidencial.
La vicepresidenta realizó mitines consecutivos en Carolina del Norte mientras que Trump viajó a Arizona.
Pero aún no está claro si la contundente actuación de Harris en el debate del martes, visto por 67 millones de espectadores en Estados Unidos, cambiará el rumbo en una carrera que todavía está reñida a menos de dos meses del final.
La campaña de Harris sostuvo que la candidata entra ahora en una fase “más agresiva” en su carrera por la Casa Blanca, “buscando capitalizar su victoria decisiva en el debate y aprovechar el impulso”. Agregó que Harris también se involucraría más con los medios: solo ha concedido una entrevista televisiva desde la decisión de Biden en julio de abandonar su candidatura.
Los mítines de Harris en Charlotte y Greensboro, Carolina del Norte, redoblaron su mensaje de que el país debe pasar página de Trump.
El debate de ABC News en Filadelfia fue un bienvenido espaldarazo para Harris, ya que el impulso inicial de entusiasmo que la ayudó a borrar la ventaja de Trump en las encuestas parecía estar estabilizándose.
Trump subió al escenario en Tucson, Arizona, en medio de informes de los medios sobre la agitación en su bando por la forma en que Harris logró desafiarlo en temas como el aborto y la política exterior.
El republicano se centró en “la economía en dificultades y el creciente costo de la vivienda”, lo que indica un intento de lograr que la campaña se ciña a las preocupaciones electorales dominantes, en lugar de a su afición por las teorías conspirativas y los insultos. En ambos casos, la elección de los estados indecisos para sus primeros mitines luego del debate refleja la necesidad de ganarse a grupos clave de votantes.
Harris pretende animar a los electores negros y jóvenes de Carolina del Norte a respaldar su intento de convertirse en la primera mujer comandante en jefe de Estados Unidos, en un estado donde ha borrado una ventaja de seis puntos sobre Trump el último mes. Por su parte, Trump busca “cazar” votantes hispanos en Arizona, donde Biden ganó por apenas unos 10.000 votos en las elecciones de 2020.