Venezuela atraviesa un momento de alta tensión tras las elecciones presidenciales de este domingo. La autoridad electoral, dominada por el chavismo, proclamó a Nicolás Maduro como ganador en la madrugada del lunes, un resultado que ha desatado acusaciones de fraude y dudas internacionales. Estados Unidos, Europa y el presidente chileno Gabriel Boric han expresado serias reservas sobre la legitimidad del proceso.
Este domingo estaba en juego la continuidad de 25 años de revolución bolivariana. La oposición, liderada por María Corina Machado, representaba una amenaza real para Maduro, cuyo gobierno ha sido criticado por una crisis económica devastadora y violaciones a los derechos humanos. Machado, inhabilitada por los tribunales chavistas, delegó su candidatura en Edmundo González, un diplomático jubilado que, a pesar de su perfil bajo, empezó a superar a Maduro en las encuestas. El chavismo vio esta amenaza como inminente.
La oposición enfrentaba una desventaja evidente, con el chavismo controlando todo el aparato estatal y el Consejo Nacional Electoral (CNE). Sin embargo, Machado confiaba en que la magnitud de su ventaja haría imposible ocultarla, especialmente frente a la comunidad internacional. Las negociaciones entre Washington y el chavismo en Qatar buscaban garantizar unas elecciones libres y transparentes, pero los resultados anunciados han puesto en entredicho este objetivo.
Las primeras horas tras el anuncio de resultados están marcadas por el desconcierto. El CNE, dirigido por un aliado cercano de Maduro, afirmó que el presidente obtuvo el 51,2% de los votos, frente al 44,2% de González. Este resultado ha sido calificado como “irreversible” por el presidente del CNE, a pesar de las denuncias de la oposición sobre la falta de transparencia y la manipulación de actas.
El equipo de campaña de González y Machado denunciaron que solo se les mostró el 40% de las actas y que hubo una interrupción en la transmisión de resultados. La preocupación creció cuando Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello, figuras clave del chavismo, proclamaron la victoria antes de que se completara el escrutinio.
Estados Unidos y Chile han sido rápidos en cuestionar la validez de los resultados. Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU., expresó desde Tokio sus “serias preocupaciones” sobre la veracidad de los resultados, mientras que Gabriel Boric describió las cifras del CNE como “difíciles de creer”. La comunidad internacional, y especialmente el pueblo venezolano, exigen una auditoría independiente de los resultados y el acceso total a las actas.
El bloqueo político se cierne nuevamente sobre Venezuela. Las elecciones, acordadas en secreto entre EE. UU. y el chavismo, buscaban restaurar la normalidad democrática a cambio de la eliminación de sanciones y la liberación de presos. El pacto, ratificado en Barbados, pretendía una contienda justa y aceptada internacionalmente, pero el resultado actual ha puesto en duda estos acuerdos.
El domingo, los venezolanos acudieron en masa a las urnas, muchos pasando la noche en los centros de votación. La jornada electoral transcurrió sin violencia significativa, a pesar de las advertencias del chavismo sobre supuestos planes de caos. La tensión se mantuvo alta, con medios chavistas publicando encuestas que favorecían a Maduro, algunas de las cuales resultaron ser falsificaciones recién creadas.
Maduro, tras ser proclamado vencedor, apareció en el Palacio de Miraflores y justificó el retraso en los resultados con un supuesto ataque al sistema del CNE. La oposición, por su parte, ha declarado a Edmundo González como el verdadero ganador, basándose en sus propios conteos y encuestas que le otorgan una victoria aplastante.
María Corina Machado afirmó que el verdadero resultado es una victoria de González con el 70% de los votos. Asegura que la participación fue histórica y que los resultados de las encuestas independientes confirman su afirmación. Anunció que tomará medidas para “defender la verdad” y que en los próximos días se revelarán acciones para contrarrestar lo que considera un fraude electoral.
La situación en Venezuela sigue en vilo, con una creciente demanda de transparencia y una crisis política que podría intensificarse en las próximas horas.
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