Crecimiento que desafía los pronósticos de recesión, sólida generación de empleo, consumo fuerte: la economía estadounidense sigue sorprendiendo a pesar de las altas tasas de interés.
Durante la crisis del coronavirus, las empresas tenían incluso dificultades para contratar, formar y retener a sus talentos. Con ese trasfondo, muchas firmas lo piensan dos veces antes de despedir personal y prefieren reducir contrataciones, explica Gregory Daco, economista jefe de EY.
La consecuencia: “Una mayor resiliencia del mercado de trabajo”, destaca el especialista. También, empleadores que valoran más a su personal: “Una faceta única de este ciclo económico es que el valor del talento cambió”.
Los salarios, de tanto subir, terminaron creciendo por encima de la inflación, que se modera poco a poco. “Un descenso de la inflación y el aumento del poder adquisitivo alimentan fuertes gastos de consumo”, resumió Julia Pollak, economista jefe del sitio de anuncios de empleo ZipRecruiter.
El erario público devengó 2,2 billones de dólares para enfrentar la crisis del Covid en marzo de 2020; luego 1,9 billones un año después. Tanto el expresidente Donald Trump como su sucesor Joe Biden usaron artillería pesada para sostener la economía ante una crisis sin precedentes. Estos paquetes de ayuda ciertamente contribuyeron con las “presiones inflacionistas”, destacó Dan North, economista de Allianz Trade América del Norte.
Biden firmó acto seguido un plan de 1,2 billones de dólares destinado a transporte e infraestructura en noviembre de 2021, y luego su plan de acción climática en agosto de 2022, por 750.000 millones de dólares.
Resultado: cuando la Reserva Federal (Fed, banco central) trataba de enfriar la economía subiendo las tasas de interés -un movimiento que al encarecer el crédito desalienta el consumo y la inversión-, “la política fiscal hizo exactamente lo contrario”, señala North.
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