Sudán volvió a ser escenario ayer de ataques aéreos y explosiones, tras un mes de guerra por el poder entre dos generales rivales que amenaza con agravarse aún más y que pone en riesgo la estabilidad de los países vecinos en esa región de África.
Los enfrentamientos que estallaron el 15 de abril entre el jefe del Ejército, el general Abdel Fatah al-Burhan, y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido del general Mohamed Hamdan Daglo dejaron cientos de muertos y cerca de 1 millón de desplazados.
El general Daglo divulgó una grabación de audio en la que promete a su oponente que será "juzgado pronto y ahorcado en público". Poco antes, el general Al Burhan había ordenado que se congelen todas las cuentas bancarias de las FAR, conocidas por su poder financiero.
Los combates tienen principalmente lugar en Jartum, la capital de 5 millones de habitantes, y en la región de Darfur, en el oeste del país árabe del noreste de África. En un suburbio al este de Jartum, testigos informaron de ataques aéreos y explosiones.
En Yeda, Arabia Saudita, emisarios de ambos bandos acordaron la creación de “pasos seguros” para evacuar a civiles y facilitar la entrada de ayuda humanitaria, pero el tema de una tregua fue dejado para posteriores “discusiones más amplias”. Tras la muerte de 18 trabajadores humanitarios y múltiples saqueos se interrumpió gran parte de la ayuda humanitaria internacional de la que incluso en tiempo de paz depende gran parte de los 45 millones de sudaneses.
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