Miles de personas salieron el sábado a las calles de Lisboa y otras ciudades portuguesas para protestar contra los crecientes precios de los alquileres y de las viviendas, en un momento en que la elevada inflación hace aún más difícil llegar a fin de mes. "Hay una tremenda crisis de la vivienda hoy", dijo Rita Silva, del grupo Habita, en la protesta de Lisboa. "Es una emergencia social", agregó.
Portugal es uno de los países más pobres de Europa Occidental, con datos gubernamentales que muestran que más del 50% de los trabajadores ganaron menos de 1.000 euros (1.084 dólares) al mes el año pasado. El salario mínimo mensual es de 760 euros.
Los alquileres en Lisboa, un punto turístico, han escalado un 65% desde 2015 y los precios de venta se han disparado un 137% en ese periodo, según muestran las cifras de Confidencial Inmobiliario, que recopila datos sobre la vivienda. Los alquileres subieron un 37% sólo el año pasado, más que en Barcelona o París, según otra empresa de datos inmobiliarios, Casafari.
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