El presidente francés, Emmanuel Macron, rompió ayer el silencio público de varios días y afirmó que la reforma jubilatoria que aprobó por decreto debe estar vigente para fin de año, pese a que es resistida por sindicatos, la oposición y gran parte de la población y que derivó en masivas protestas y en un recurso para anularla aún por resolverse.
A su vez, calificó de “sediciosos” a los manifestantes que cometieron desmanes en las protestas que se suceden contra la reforma desde mediados de enero, y que recrudecieron luego de que el mandatario liberal decidiera sacarla por decreto y no que fuera votada por el Parlamento.
Macron insistió en que elevar la edad jubilatoria a 64 años es una medida "necesaria", aunque admitió que no lo hace "feliz, y hubiera preferido no hacerlo", en una entrevista en las principales cadenas de televisión, la privada TF1 y la pública France 2, asumiendo la "impopularidad" de la reforma.
El Consejo Constitucional de Francia debe revisar la ley en las próximas semanas en respuesta a recursos presentados por partidos opositores, y el Presidente sólo podrá promulgarla después de que el organismo dé su aprobación.
La entrevista, los primeros comentarios en público de Macron sobre la reforma tras cuatro días de silencio desde que la aprobó por decreto, la noche del jueves pasado, no pareció que vaya a calmar los ánimos, justo en vísperas de otra jornada de movilización. Las declaraciones del presidente fueron "un desprecio para los millones de personas que se manifiestan" contra su reforma, dijo el secretario general de la central obrera Confederación General de Trabajo (CGT), Philippe Martínez.
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