La fiscalía de Larisa imputó al jefe de la estación de trenes de esta ciudad griega por “homicidio negligente” y otros delitos penados con entre 10 años de cárcel y cadena perpetua.
Al acusado, de 59 años, se le imputa la presunta comisión de “homicidio negligente” en serie y provocar lesiones corporales, además de un delito grave por la perturbación de la seguridad del tráfico de transporte con el resultado de la muerte de varias personas.
Según los medios griegos, el empleado ferroviario admitió ya el miércoles, después de ser detenido, su responsabilidad en el error que situó un tren de pasajeros con 342 pasajeros y 10 tripulantes en la misma vía en la que venía de frente un tren de carga con dos maquinistas.
El sector público ferroviario griego está en el punto de mira y el portavoz del Gobierno, Yannis Oikonomou, admitió “debilidades crónicas”. “Los retrasos (en la modernización de los ferrocarriles) se deben a las patologías crónicas del sector público griego, a décadas de debilidad”, declaró en rueda de prensa.
Decenas de bomberos han continuado los trabajos para buscar sobrevivientes, mientras que la última cifra de fallecidos ha aumentado ya a 57. Otras 57 personas siguen hospitalizadas, seis de ellas en cuidados intensivos. Mientras aumenta el enfado de la población que salió a las calles. La mayoría de las víctimas eran jóvenes universitarios que regresaban a Salónica tras un puente festivo.
Las autoridades han pedido a familiares de los viajeros que den pruebas de ADN ya que muchos de los cuerpos recuperados se encuentran tan calcinados que no pueden ser identificados de otra forma.
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